El Fantasma de Tomás: Cómo un Crimen sin Culpables Redefine los Futuros de la Justicia, la Verdad y la Confianza Rota en Chile

El Fantasma de Tomás: Cómo un Crimen sin Culpables Redefine los Futuros de la Justicia, la Verdad y la Confianza Rota en Chile
2025-07-16
  • Un crimen sin resolver se convierte en el síntoma de una crisis sistémica de la justicia chilena.
  • La absolución del único imputado y los errores investigativos aceleran la erosión de la confianza ciudadana.
  • Tres futuros posibles: la normalización de la impunidad, el colapso que fuerza un nuevo pacto social, o la fragmentación de la justicia.

La Sombra de la Impunidad: Un Diagnóstico del Presente

El caso de Tomás Bravo ha dejado de ser una crónica policial para convertirse en un espejo incómodo para la sociedad chilena. Iniciado en febrero de 2021 con la desaparición y posterior hallazgo sin vida del niño de tres años en Caripilún, el proceso judicial ha sido una sucesión de tropiezos que culminaron, por ahora, en la absolución de su tío abuelo, Jorge Escobar, el único imputado formal por abandono con resultado de muerte. El tribunal no solo desestimó la acusación por falta de pruebas, sino que validó la "duda razonable" sobre la intervención de terceros y criticó abiertamente las irregularidades en la investigación, como la deficiente protección del sitio del suceso.

Este veredicto, más que cerrar un capítulo, abre una herida más profunda. Deja una pregunta suspendida en el aire: si no fue él, ¿quién fue? Y, más importante aún, ¿es el sistema de justicia chileno capaz de encontrar la respuesta? El caso de Tomás no es un hecho aislado. Se inscribe en una secuencia de fallas que han sacudido la confianza pública: desde la liberación por error de un sicario debido a una cadena de fallos administrativos, hasta la persistente tensión entre la justicia militar y civil, que revela la resistencia de las Fuerzas Armadas a ser investigadas por tribunales ordinarios, incluso en delitos comunes como el narcotráfico.

Estos eventos son las señales emergentes de una tendencia preocupante: la erosión acelerada de la legitimidad institucional. La percepción de impunidad no es solo una sensación, sino una experiencia validada por fallos judiciales que exponen la incompetencia investigativa y la fragilidad procesal. El fantasma de Tomás es, en realidad, el fantasma de una justicia que no llega, alimentando un futuro incierto para el contrato social chileno.

Escenarios de Futuro: Entre la Inercia y la Ruptura

A partir de las señales actuales, podemos proyectar tres grandes escenarios para el futuro de la justicia en Chile a mediano y largo plazo. Estos no son predicciones, sino exploraciones de futuros plausibles que dependerán de decisiones críticas y puntos de inflexión.

Escenario 1: La Inercia Crónica (El Futuro Probable)

En este escenario, el sistema no colapsa, pero se normaliza la ineficiencia. Los casos emblemáticos como el de Tomás Bravo se estancan en un limbo judicial, con investigaciones que se reabren sin resultados concluyentes y responsabilidades administrativas que se diluyen en sumarios interminables. La confianza ciudadana sigue una trayectoria descendente, pero sin provocar una crisis aguda. La sociedad se acostumbra a un cierto nivel de impunidad, generando una apatía cívica y un cinismo generalizado hacia las instituciones.

  • Factores clave: Ausencia de voluntad política para reformas estructurales; el poder judicial y la fiscalía se enfocan en autoprotección y reformas cosméticas; la ciudadanía, fatigada, canaliza su frustración hacia la polarización política en lugar de la reforma institucional.
  • Punto de inflexión que podría alterarlo: La infiltración del crimen organizado en altas esferas del poder judicial o político se hace tan evidente que genera un escándalo de proporciones, obligando a una intervención drástica.

Escenario 2: El Colapso y el Nuevo Pacto (El Futuro Deseable, pero Doloroso)

La acumulación de fallos de alto impacto social provoca una crisis de legitimidad insostenible. La presión ciudadana, articulada por movimientos de víctimas y organizaciones de la sociedad civil, escala a un nivel que ninguna fuerza política puede ignorar. Se abre un debate nacional sobre la necesidad de un nuevo pacto de justicia.

  • Factores clave: Un liderazgo político capaz de capitalizar el descontento para construir un consenso transversal. La convergencia de diversas crisis (seguridad, corrupción, justicia) que hacen insostenible el statu quo.
  • Manifestaciones probables: Una reforma constitucional que rediseñe el Ministerio Público, establezca nuevos mecanismos de nombramiento y remoción de jueces, y limite drásticamente la competencia de la justicia militar a delitos estrictamente castrenses. Se podrían implementar jurados ciudadanos para ciertos delitos graves o tribunales con mayor participación de la comunidad.
  • Punto de inflexión: Una elección presidencial o parlamentaria donde la reforma a la justicia se convierte en el tema central y definitorio, otorgando un mandato claro para el cambio.

Escenario 3: La Fragmentación de la Justicia (El Futuro Distópico)

Ante la incapacidad del Estado para proveer justicia, la sociedad comienza a buscarla por otros medios. Este escenario se caracteriza por la pérdida del monopolio estatal de la justicia. En su versión más benigna, proliferan mecanismos de justicia restaurativa y mediación comunitaria al margen del sistema formal. En su versión más peligrosa, se normaliza el vigilantismo y la "justicia por mano propia". Grupos criminales podrían incluso ofrecer "servicios de resolución de conflictos" en territorios donde el Estado está ausente, consolidando su poder.

  • Factores clave: El aumento de la percepción de que el sistema solo protege a las élites o a los propios criminales. La desarticulación del tejido social y la desconfianza en el prójimo.
  • Manifestaciones probables: Linchamientos o "detenciones ciudadanas" que terminan en violencia y son validadas en redes sociales. El surgimiento de "zonas de no derecho" donde imperan códigos impuestos por bandas locales.
  • Punto de inflexión: Un caso de vigilantismo que reciba un apoyo público masivo y desafíe abiertamente la autoridad del Estado, creando un precedente peligroso.

Las Visiones en Pugna: ¿Reformar, Refundar o Resistir?

El camino hacia uno de estos futuros será moldeado por la tensión entre diferentes actores con intereses y visiones contrapuestas.

  • El mundo político se debate entre la tentación populista de ofrecer soluciones punitivas y de "mano dura" —que suelen ser ineficaces para los problemas de fondo— y la difícil tarea de impulsar reformas estructurales que requieren acuerdos amplios y tiempo para madurar.
  • Los actores del sistema judicial (jueces, fiscales, defensores) están divididos. Un sector reformista aboga por mayor transparencia, rendición de cuentas y modernización tecnológica y procesal. Otro, más conservador, se resiste al cambio, defendiendo la autonomía corporativa y minimizando las fallas como hechos aislados.
  • Las Fuerzas Armadas y de Orden, como se observa en la disputa por la competencia judicial, buscarán preservar sus fueros y su capacidad de autoinvestigación, argumentando la especificidad de la función militar. Esto choca frontalmente con los estándares internacionales y la demanda ciudadana de un trato igualitario ante la ley.
  • La ciudadanía y la sociedad civil son el motor del cambio potencial. La familia de Tomás Bravo, junto a otras víctimas, encarna la demanda moral de verdad y justicia. Su persistencia puede mantener la presión sobre el sistema, pero su energía no es infinita y corre el riesgo de agotarse frente a la inercia institucional.

Conclusión: La Encrucijada de la Confianza

El caso de Tomás Bravo es mucho más que la tragedia de un niño y su familia. Es un punto de inflexión sistémico. La forma en que Chile procese este y otros fracasos determinará si la confianza rota puede comenzar a repararse. El futuro no está escrito, pero el presente exige una reflexión crítica. Continuar por la senda de la inercia no solo garantiza la impunidad en casos pasados, sino que siembra la semilla de futuras injusticias, debilitando el pilar fundamental de cualquier democracia: la promesa de que, ante la ley, todos somos iguales y nadie está por encima de ella. La pregunta que queda abierta es si la sociedad chilena será capaz de transformar el dolor y la frustración en la energía necesaria para construir un nuevo acuerdo sobre qué significa la justicia en el siglo XXI.

La absolución en un caso de alto impacto social, tras años de investigación fallida, marca un punto de inflexión narrativo. Obliga a desplazar el foco del crimen individual a la crisis sistémica de las instituciones encargadas de impartir justicia. La historia ha madurado lo suficiente para analizar las consecuencias a largo plazo sobre la confianza pública, la demanda por reformas estructurales y el rol de los medios en la construcción de la verdad, ofreciendo un terreno fértil para proyectar escenarios sobre el futuro del contrato social.