La Guerra Silenciosa en la Pantalla: Cómo la Llegada de Russia Today a Chile Redefine los Futuros de la Soberanía Mediática y la Batalla por la Verdad

La Guerra Silenciosa en la Pantalla: Cómo la Llegada de Russia Today a Chile Redefine los Futuros de la Soberanía Mediática y la Batalla por la Verdad
2025-07-17

- La llegada de RT a la TV abierta no es un hecho aislado, sino un test de estrés para la soberanía mediática y regulatoria de Chile.

- Se abren tres escenarios futuros: la normalización de la propaganda estatal, un endurecimiento regulatorio en defensa del espacio informativo nacional, o la fragmentación definitiva de la realidad pública.

- El caso expone la fragilidad de los medios tradicionales y la estrategia de actores globales para capitalizarla, redefiniendo la "guerra fría" informativa en el siglo XXI.

El tablero se reconfigura en silencio

La irrupción de la señal del canal estatal ruso Russia Today (RT) en la parrilla de Telecanal, un actor hasta ahora marginal en la televisión abierta chilena, es mucho más que una anécdota en el cambiante ecosistema mediático. Ocurrido a mediados de junio de 2025, este evento no debe leerse como un simple acuerdo comercial entre un canal en apuros económicos y un proveedor de contenidos. Por el contrario, representa una señal de alta intensidad sobre las dinámicas de poder global que hoy se disputan en los espacios informativos nacionales. La llegada de RT a Chile es un punto de inflexión que obliga a proyectar los futuros posibles de la soberanía mediática, la confianza pública y la propia naturaleza de la verdad en una sociedad democrática.

El fenómeno no surge en el vacío. Se enmarca en una estrategia global del Kremlin para expandir su influencia a través de RT, especialmente en América Latina, tras ver restringido su acceso en Europa y Norteamérica a raíz de la guerra en Ucrania. La defensa de la Embajada rusa, que enmarca la emisión como un aporte a la “pluralidad de voces” y un ejercicio de “diálogo sin censura”, choca con la visión de actores políticos y analistas que lo identifican como un sofisticado instrumento de ‘soft power’ y desinformación. Este aterrizaje, facilitado por una aparente laguna en la regulación del Consejo Nacional de Televisión (CNTV) —que no requiere autorización previa para arriendos de programación—, ha puesto sobre la mesa una pregunta fundamental: ¿está Chile preparado para una nueva era de guerra fría informativa que ya no se libra con ondas de radio clandestinas, sino a través de concesiones televisivas de libre recepción?

Escenario 1: La Normalización del Caballo de Troya

A mediano plazo, uno de los escenarios más plausibles es la normalización progresiva de la presencia de RT. Si la controversia inicial se diluye sin acciones regulatorias contundentes, se sentaría un precedente de facto. En este futuro, la indignación inicial da paso a la apatía o a la aceptación de un nicho. RT podría, con el tiempo, “localizar” parte de su contenido, incluyendo a analistas y temas chilenos para aumentar su relevancia y legitimidad, tal como ya ha comenzado a hacer.

El factor crítico para que este escenario se materialice es la inacción o impotencia regulatoria. Si la investigación del CNTV sobre la presunta propiedad cruzada de Telecanal y La Red por parte del conglomerado Albavisión se estanca en la complejidad de las estructuras societarias offshore, el modelo de “arriendo de soberanía” podría ser replicado. Otros canales con dificultades financieras podrían ver en actores estatales —no solo de Rusia, sino también de China u otras potencias— una fuente de ingresos viable. El resultado sería una fragmentación acelerada del ecosistema mediático, donde la ciudadanía se refugiaría en burbujas informativas alineadas no solo con ideologías locales, sino con bloques geopolíticos globales. La confianza en “los medios” como un todo se desplomaría, consolidando la era de la post-verdad.

Escenario 2: El Despertar Regulatorio y la Defensa de la Soberanía

Un futuro alternativo se dibuja a partir de una reacción institucional robusta. La presión política, impulsada por sectores que ven en RT una amenaza a la seguridad democrática, podría catalizar un cambio. Este escenario no depende solo de sancionar un contenido específico, sino de abordar las vulnerabilidades estructurales que permitieron esta situación.

El punto de inflexión podría ser doble. Primero, que la investigación del CNTV logre desenredar la madeja propietaria de Telecanal y La Red, demostrando una infracción a la ley y forzando una reestructuración que envíe una señal potente al mercado. Segundo, y más profundamente, el caso podría impulsar una actualización de la Ley de Televisión, creando nuevos mecanismos para regular la cesión de espectro radioeléctrico a entidades controladas por gobiernos extranjeros. Esto no implicaría una censura de contenidos, sino un debate sobre las condiciones de operación para actores que no responden a lógicas periodísticas o comerciales tradicionales, sino a intereses estratégicos de un Estado. En este futuro, Chile no se aísla, pero sí redefine las reglas del juego para proteger su espacio deliberativo, generando jurisprudencia que podría ser observada en otras partes de la región.

Escenario 3: La Balkanización de la Realidad en un Empate Perpetuo

Existe un tercer camino, quizás el más entrópico: el del estancamiento y la polarización crónica. En este escenario, las investigaciones no llegan a conclusiones definitivas, las fuerzas políticas se neutralizan mutuamente y RT continúa emitiendo en un limbo de semi-legalidad y controversia permanente. No se convierte en un actor masivo, pero sí en un símbolo que aglutina a un segmento de la población profundamente desconfiado de los medios tradicionales y las instituciones occidentales.

El mayor riesgo de este futuro es la “balkanización de la realidad”. El debate público no se fractura, sino que se pulveriza. La existencia de RT en la TV abierta se convierte en una prueba de lealtad ideológica: para unos, es la prueba de la manipulación extranjera; para otros, la evidencia de la censura de un establishment temeroso. La conversación nacional se vuelve imposible porque desaparece un terreno fáctico común. Este escenario no requiere una victoria de ninguna de las partes, solo que el conflicto se mantenga activo, corroyendo lentamente la cohesión social y la capacidad del país para enfrentar desafíos colectivos.

Los Futuros en Juego

La llegada de RT a Chile no es la causa, sino el síntoma más visible de tendencias globales que chocan con las realidades locales. Expone la fragilidad de un modelo de medios que lucha por su sostenibilidad económica, la astucia de actores geopolíticos que saben explotar las zonas grises de la regulación y la creciente dificultad de las democracias para gestionar un espacio público sin fronteras.

Las decisiones que tomen el CNTV, el Congreso y el gobierno en los próximos meses serán determinantes. Pero más allá de las instituciones, la respuesta de la ciudadanía será clave. El futuro no está escrito. Podría ser uno de mayor conciencia crítica y fortalecimiento de la soberanía informativa, o uno de fragmentación irreversible y desconfianza endémica. La pantalla se ha encendido, y lo que se proyecta en ella es un reflejo de las tensiones que definirán no solo el futuro de los medios, sino el de la propia democracia chilena.

La historia encapsula la creciente tensión global entre la libertad de información y la guerra de propaganda, manifestada en un caso local con profundas implicaciones geopolíticas. Permite analizar la evolución de un debate sobre soberanía mediática, la fragilidad de la confianza pública y los futuros de la regulación en un ecosistema informativo fragmentado y polarizado. El tema ha madurado lo suficiente para observar las reacciones de actores clave (gobierno, diplomacia, analistas) y proyectar escenarios sobre el rol de los estados en la batalla por la narrativa.