A más de dos meses de las primarias presidenciales del oficialismo, el escenario político se ha decantado. Jeannette Jara, la candidata del Partido Comunista, se alza como la carta única del sector para noviembre, mientras el Socialismo Democrático, la coalición de la exministra Carolina Tohá, procesa aún las réplicas de una derrota tan inesperada como contundente. Con la distancia del tiempo, emerge una pregunta clave: ¿Qué rol jugó realmente la revelación de su relación sentimental con el Ministro de Hacienda, Mario Marcel, en el desenlace de una de las carreras políticas más observadas del último tiempo?
A principios de mayo, en una entrevista con La Tercera, Carolina Tohá confirmaba lo que era un secreto a voces en los pasillos de La Moneda: su relación de pareja con Mario Marcel. La noticia, que buscaba transparentar una situación personal ante la exposición de una campaña presidencial, detonó de inmediato un debate que excedió la esfera privada.
Desde el comando de Tohá, la postura fue clara y consistente: era un asunto del ámbito privado sin implicancias legales ni éticas. "Hemos buscado mantener esto en un plano privado", afirmó la entonces candidata, asegurando que no existía incompatibilidad alguna. El propio Marcel, días después, defendió su trayectoria y su actuar como jefe de la billetera fiscal, desestimando cualquier conflicto de interés. "¿Restarle recursos a la seguridad ciudadana por una relación sentimental? Imagínense lo que eso le diría al país", cuestionó enérgicamente.
Sin embargo, la oposición leyó el hecho en una clave distinta. Chile Vamos y el Partido Republicano, aunque declararon respetar la vida privada, instalaron un marco de sospecha sobre la prescindencia del ministro. La estrategia fue explícita: vigilar cada movimiento de Marcel y vincular sus críticas a las propuestas económicas de Evelyn Matthei con un interés personal en la campaña de su pareja. "Quizá esto sirve para poder ejemplificar o entender los virulentos ataques de Mario Marcel", declaró el diputado UDI Juan Antonio Coloma, fijando el tono de la ofensiva.
Con el resultado de la primaria ya escrito, el análisis retrospectivo sugiere que el "Factor Marcel" no fue la causa de la derrota, sino un potente distractor y un símbolo de las vulnerabilidades subyacentes en la postulación de Tohá. La campaña del Socialismo Democrático enfrentó dificultades que iban mucho más allá de la vida personal de su abanderada.
Los análisis post-derrota, recogidos por diversos medios, apuntan a una serie de errores estratégicos. Hubo un exceso de confianza inicial, basado en la alta valoración pública con la que Tohá dejó el Ministerio del Interior. Esto derivó en una campaña que tardó en definir un perfil propio y en diferenciarse de sus contendores. Mientras el comando de Tohá centraba sus fuegos en el candidato del Frente Amplio, Gonzalo Winter, la postulación de Jeannette Jara avanzaba sin contrapesos, capitalizando un discurso más directo y un carisma que contrastaba con el estilo, a ratos percibido como frío y tecnocrático, de la exminista.
A esto se sumaron las fracturas internas de su propia coalición. El Partido Socialista, un pilar fundamental del Socialismo Democrático, nunca demostró un entusiasmo desbordante por la candidatura, tras el fallido intento de levantar una carta propia. La lealtad fue institucional, pero careció del fervor militante necesario en una primaria competitiva. La propia Tohá generó anticuerpos en sectores de su base al sincerar que no era partidaria de un gobierno del PC, una declaración que, si bien buscaba atraer al centro, incomodó a sus socios más a la izquierda.
La derrota de Carolina Tohá el 29 de junio no fue solo un fracaso electoral; fue el clímax de un proceso de reconfiguración de poder en la izquierda chilena. Hoy, las consecuencias son palpables:
En definitiva, la historia de la caída de Carolina Tohá es menos la crónica de un romance inoportuno y más un estudio de caso sobre estrategia política, cohesión de coaliciones y la cambiante identidad de la izquierda en Chile. El "Factor Marcel" no fue el arma que la derrotó, sino el espejo que reflejó las grietas que ya existían en su proyecto.