El Contrato Roto: De los Fraudes en Cascada a los Futuros de la Confianza en un Chile Fragmentado

El Contrato Roto: De los Fraudes en Cascada a los Futuros de la Confianza en un Chile Fragmentado
2025-07-18

- La cascada de fraudes (Convenios, Hermosilla, SII) no son casos aislados, sino síntomas de una fractura sistémica en la confianza institucional de Chile.

- El futuro oscila entre un Estado de Sospecha permanente, una soberanía algorítmica que reemplaza la corrupción humana por la opacidad tecnológica, y el surgimiento de pactos de confianza descentralizados.

- La respuesta de la justicia y la capacidad de la ciudadanía para organizarse en nuevas redes de confianza definirán si Chile avanza hacia una mayor fragmentación o hacia una reconstrucción del pacto social.

El Estado de la Sospecha como Nuevo Normal

Durante los últimos meses, una serie de escándalos de corrupción y fraude han sacudido los cimientos institucionales de Chile. Desde el desvío de fondos públicos en el "Caso Convenios" y las millonarias "clases de zumba" del Gobierno Regional Metropolitano, hasta la red de sobornos y filtraciones expuesta por el "Caso Hermosilla/Factop", que corroe al Poder Judicial, al Servicio de Impuestos Internos (SII) y al mercado financiero. Estos eventos, lejos de ser anomalías aisladas, son las señales dominantes de una tendencia profunda: la erosión sistémica de la confianza y la consolidación de un Estado de Sospecha.

La cronología es abrumadora. En junio, la Corte Suprema validaba escuchas telefónicas en la investigación de ProCultura, mientras CIPER revelaba cómo un exfiscal de alta jerarquía, Manuel Guerra, admitía haber recibido información reservada de un fiscal en ejercicio sobre el caso del exalcalde Torrealba para luego compartirla con el abogado Luis Hermosilla. En julio, mientras se detenía a implicados en fraudes al GORE, la justicia ampliaba el círculo de imputados en el caso Factop, abarcando desde empresarios hasta funcionarios públicos. Simultáneamente, el propio SII denunciaba a sus funcionarios por estafas internas. El mensaje para la ciudadanía es inequívoco: las instituciones diseñadas para proteger el bien común parecen permeables, politizadas y, en algunos casos, capturadas por intereses privados. Este fenómeno, como advierten estudios de mercado, ya trasciende lo público, instalando una crisis de confianza generalizada que afecta incluso las relaciones entre consumidores y marcas.

Escenario 1: La Institucionalidad Acorralada y la Fragmentación Social

A mediano plazo, un escenario probable es la cronificación de la desconfianza. Si los procesos judiciales en curso no culminan con sanciones ejemplares y reformas estructurales, la percepción de impunidad se solidificará. En esta trayectoria, la ciudadanía podría optar por un repliegue cívico, aumentando la abstención electoral y el desinterés por la política formal, vista como un juego de elites corruptas.

Políticamente, esto abona el terreno para liderazgos populistas y anti-sistema que capitalizan el descontento prometiendo “mano dura” y “limpieza”, pero que a menudo carecen de proyectos institucionales sólidos. Socialmente, la fragmentación se acelera. La desconfianza en el "otro" se vuelve la norma, debilitando el tejido social y la capacidad de acción colectiva. Las instituciones, en modo defensivo, se vuelven más burocráticas y opacas, generando un círculo vicioso de sospecha y control que paraliza la gestión pública y privada.

Escenario 2: La Utopía Tecnocrática y la Soberanía Algorítmica

Como respuesta a la corrupción humana, emerge con fuerza una narrativa de salvación tecnológica. Este escenario proyecta una fuerte inversión estatal y privada en sistemas de gobierno algorítmico. Se propondrán soluciones basadas en blockchain para licitaciones públicas, garantizando trazabilidad y transparencia. La inteligencia artificial se aplicaría para auditar declaraciones de impuestos en tiempo real, detectar patrones de fraude en el gasto público o incluso para analizar evidencia judicial de forma imparcial.

El atractivo de esta solución es su promesa de eficiencia y neutralidad. Sin embargo, introduce un nuevo tipo de poder y un nuevo conjunto de riesgos. La pregunta crítica ya no será quién toma la decisión, sino qué sesgos contiene el algoritmo que la ejecuta. Esto nos conduce al concepto de soberanía algorítmica: el poder residirá en quienes diseñan, controlan y auditan estos sistemas. ¿Serán empresas tecnológicas globales? ¿Una élite tecnocrática local? La lucha por la transparencia se desplazaría del funcionario corrupto al código fuente opaco. Sin una gobernanza democrática de estas tecnologías, podríamos estar cambiando una forma de corrupción visible por una forma de control invisible y potencialmente más profunda.

Escenario 3: La Reconstrucción desde Abajo y los Nuevos Pactos de Confianza

Un tercer futuro, quizás el más transformador, no depende de la reforma de las viejas estructuras, sino de la creación de nuevas. Ante el colapso de la confianza en las instituciones centralizadas (Estado, grandes empresas, medios tradicionales), los ciudadanos comienzan a construir pactos de confianza descentralizados.

Este movimiento se manifiesta de varias formas:

- Hiperlocalismo: La confianza se reconstruye a escala humana. Las juntas de vecinos, las cooperativas locales y las redes de comercio de barrio adquieren un nuevo protagonismo como espacios de cooperación verificable y directa.

- Economías de Reputación: Surgen plataformas digitales donde la confianza no se presume, se construye y se califica. La reputación de un profesional, un servicio o un político se convierte en un activo verificable por la comunidad, basado en un historial de acciones concretas y no en credenciales formales.

- Organizaciones Autónomas Descentralizadas (DAOs): Grupos de ciudadanos se organizan en torno a proyectos específicos (desde la fiscalización de un municipio hasta la gestión de un fondo comunitario) utilizando tecnología blockchain para garantizar una gobernanza transparente y una toma de decisiones democrática, donde cada transacción y voto es público e inmutable.

Este escenario no es una solución mágica, pero representa un cambio de paradigma: la confianza deja de ser un cheque en blanco entregado a una autoridad central y se transforma en un recurso dinámico, distribuido y ganado día a día en la interacción comunitaria, tanto física como digital.

Puntos de Inflexión y Futuros Plausibles

El futuro de la confianza en Chile no está escrito. Dependerá de cómo se naveguen ciertos puntos de inflexión críticos en los próximos años. La resolución de los casos emblemáticos será el primer termómetro: ¿habrá justicia real o salidas negociadas que refuercen la impunidad? La voluntad política para impulsar una agenda de integridad que trascienda los ciclos electorales será otro factor determinante.

Lo más plausible es que no asistamos al triunfo de un único escenario, sino a una coexistencia tensa y desigual de los tres. Veremos a un Estado intentando recuperar legitimidad a través de soluciones tecnológicas (Escenario 2), mientras una parte significativa de la ciudadanía, escéptica, buscará refugio y agencia en redes de confianza descentralizadas (Escenario 3). Todo ello, sobre el telón de fondo de una sospecha persistente (Escenario 1) que seguirá alimentando la polarización.

La pregunta fundamental que estos futuros nos plantean es si esta crisis representa el fin de un pacto social o la dolorosa pero necesaria gestación de uno nuevo, más transparente, distribuido y, en última instancia, más resiliente.

La historia revela la metástasis de la desconfianza a través de las principales instituciones de un país, conectando escándalos financieros, políticos y administrativos que, en conjunto, erosionan el pacto social. Su madurez temporal permite analizar no solo los hechos aislados, sino el patrón sistémico y sus profundas consecuencias, proyectando escenarios sobre la reconfiguración del poder, la fiscalización y la naturaleza misma de la fe pública en una sociedad moderna.