En los últimos meses, un proceso aparentemente burocrático ha servido de catalizador para visibilizar una profunda reconfiguración en una de las instituciones más influyentes de Chile. La autoevaluación para la acreditación institucional de la Universidad de Chile puso el foco en su Facultad de Economía y Negocios (FEN), revelando no solo mejoras en indicadores tradicionales, sino los contornos de una metamorfosis silenciosa. Lejos de ser un evento aislado, los anuncios y balances de los últimos 90 días dibujan la hoja de ruta de una facultad que busca trascender su histórico rol como cuna de la élite económica para convertirse en un actor protagónico en la formación de un liderazgo más complejo, diverso y con una marcada vocación pública.
La visita de la rectora Rosa Devés a la FEN en julio no fue solo protocolar. Sus palabras, "tenemos la responsabilidad de marcar un estándar", resonaron como el telón de fondo de una serie de cambios que se venían gestando. Los datos presentados por la prorrectora Alejandra Mizala mostraron avances concretos desde 2018: mejoras en las tasas de titulación oportuna, un aumento del cuerpo académico, la implementación de 63 salas híbridas y una robusta participación en proyectos de investigación ANID. Sin embargo, son las capas más profundas de esta transformación las que invitan a un análisis más detenido.
La visión del actual decano, José De Gregorio —ex Presidente del Banco Central y triministro—, parece ser clave. Su liderazgo no solo aporta un prestigio técnico innegable, sino que impulsa una agenda de apertura. La reciente creación de un Consejo Consultivo Empresarial es un movimiento estratégico para "acercar a la Facultad a las necesidades del mundo de las empresas y de las políticas económicas del país", un reconocimiento explícito de que la academia no puede operar en una burbuja.
Este esfuerzo por conectar mundos se manifiesta de forma aún más contundente en la histórica alianza con el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y la organización Mujeres Empresarias. El programa "MIT Sloan Women on Boards" busca abordar directamente una de las grandes deudas del mundo corporativo chileno: la escasa presencia femenina en la alta dirección, que no alcanza el 16%. "Nos enorgullece colaborar desde el mundo académico al desarrollo de un mundo empresarial más diverso", afirmó De Gregorio. Esta iniciativa no es un mero curso, sino una plataforma de posicionamiento que incluye acceso a redes de headhunters y formación continua en el MIT, un golpe directo a las barreras estructurales que enfrentan las mujeres.
Esta perspectiva de género no es un añadido cosmético. Se complementa con políticas internas como la creación de la Oficina de Género y Diversidad Sexual en la FEN y el compromiso con el Sello Genera Igualdad, reconocido por el PNUD. La pregunta que surge es si este nuevo enfoque logrará permear una cultura económica históricamente masculinizada, un desafío que trasciende las aulas.
La FEN no abandona su tradicional búsqueda de la excelencia, como demostró su ceremonia de premiación en abril, donde se reconoció al 1% de los estudiantes con mejor rendimiento y a académicos con publicaciones de alto impacto. La frase del decano en dicho evento, "la excelencia no solo se mide en notas, sino también en el compromiso con una comunidad universitaria diversa", encapsula la disonancia constructiva que hoy define a la facultad.
Este compromiso se materializa en programas de vinculación con el medio como "Mi barrio financiero" o el trabajo del Centro de Microdatos, que buscan aterrizar el conocimiento económico en la ciudadanía. Se trata de un esfuerzo por legitimar su rol público y responder a una sociedad que exige a sus instituciones de élite una mayor retribución social. Aquí se plantea un debate fundamental: ¿cómo equilibrar la formación de profesionales altamente competitivos para el mercado global con la de ciudadanos conscientes de las realidades locales?
El nuevo Doctorado en Administración de Negocios (DAN-UCHILE), destacado en el proceso de acreditación, parece ser una respuesta. El programa combina una "sólida formación teórica y de rigurosidad metodológica" con una perspectiva multidisciplinaria y global, buscando formar investigadores capaces de abordar problemas complejos que no responden a una sola disciplina.
La transformación de la FEN está en pleno desarrollo. Las iniciativas de los últimos meses muestran una estrategia deliberada para redefinir qué significa formar a los líderes económicos del futuro. Ya no basta con la destreza técnica; ahora se exige una comprensión de la diversidad, un compromiso con la ética y una conexión genuina con los desafíos del país.
El proceso no está exento de interrogantes. ¿Logrará este nuevo perfil de egresado insertarse y transformar un ecosistema empresarial a menudo reacio al cambio? ¿Podrá la facultad mantener su rigor académico mientras expande su agenda social? La metamorfosis de la FEN es, en última instancia, un reflejo de las tensiones y aspiraciones del propio Chile. Su resultado no solo definirá el futuro de una facultad emblemática, sino que tendrá un eco profundo en los directorios, ministerios y debates que darán forma al país en las próximas décadas.