El Trono Vacante: Cómo el Fallo del Tribunal Constitucional sobre el Escaño de Allende Redibujó el Poder en el Socialismo Chileno

El Trono Vacante: Cómo el Fallo del Tribunal Constitucional sobre el Escaño de Allende Redibujó el Poder en el Socialismo Chileno
2025-07-08

- La destitución de Isabel Allende por el Tribunal Constitucional no fue el fin de la historia, sino el catalizador de una profunda crisis interna en el Partido Socialista.

- La fallida gestión de su reemplazo expuso las tensiones entre las facciones del partido y la fragilidad de sus liderazgos, llevando a una figura histórica a sentirse “revictimizada”.

- El caso sentó un precedente estricto sobre probidad parlamentaria, pero dejó un debate abierto sobre la delgada línea entre la supremacía constitucional y la instrumentalización política de la ley.

Inicio Contextualizado: La Onda Expansiva de un Fallo

Han pasado más de dos meses desde que el Tribunal Constitucional (TC) dictaminó la cesación del cargo de la senadora Isabel Allende, una de las figuras más emblemáticas del socialismo chileno. Lo que en su momento fue presentado como un debate sobre los límites de la probidad y la igualdad ante la ley, con el tiempo ha revelado sus consecuencias más profundas: una crisis de poder, lealtad y procedimientos que ha sacudido los cimientos del Partido Socialista (PS) y ha dejado cicatrices en su relación con el gobierno.

La controversia, originada por la firma de un contrato de compraventa con el Estado —un acto prohibido para parlamentarios en ejercicio por el artículo 60 de la Constitución—, trascendió rápidamente el ámbito jurídico. La salida de Allende del Senado no cerró el capítulo; por el contrario, abrió una disputa interna por la sucesión que expuso las fracturas, los personalismos y las lógicas de poder que operan tras el telón de la institucionalidad partidaria.

Desarrollo Analítico: Del Tribunal a la Guerra Interna

La historia se desarrolló en dos actos. El primero fue la batalla legal. Parlamentarios de Chile Vamos y del Partido Republicano presentaron un requerimiento ante el TC, argumentando que la senadora había infringido la prohibición constitucional al firmar la escritura para vender al Fisco la histórica casa de su padre, el expresidente Salvador Allende. La defensa de la parlamentaria sostuvo que el contrato no se había perfeccionado, ya que faltaban trámites administrativos. Sin embargo, el TC adoptó una postura de derecho estricto: la sola “celebración” del contrato, es decir, la firma, constituía la infracción. En un fallo de 80 páginas, con una mayoría de ocho votos contra dos, el tribunal no solo la destituyó, sino que emitió un “duro reproche”, afirmando que la sanción no vulneraba la democracia, sino que la “resguardaba” al reforzar un alto estándar ético para los cargos de elección popular.

El segundo acto, y quizás el más revelador, fue la crisis política que se desató dentro del PS. En un gesto de desagravio, la mesa directiva, liderada por Paulina Vodanovic, otorgó a Isabel Allende la prerrogativa de proponer a su reemplazante. Allende ungió al entonces diputado por Valparaíso, Tomás de Rementería. Lo que parecía un trámite para cerrar filas se convirtió en un bochorno público. La directiva envió el oficio al Senado, pero horas después lo retiró, argumentando que la decisión debía ser ratificada por la Comisión Política del partido, un órgano donde convergen las distintas facciones o “lotes” internos.

Este “error administrativo”, como lo calificó Vodanovic, fue interpretado por Allende como una traición. La exsenadora, sintiéndose “revictimizada” por su propio partido, hizo saber a la cúpula su profundo malestar y, según trascendió, evaluó incluso renunciar a su militancia. El episodio dejó en evidencia la pugna entre las corrientes internas, como “Grandes Alamedas”, a la que pertenecen tanto Allende como De Rementería, pero donde también surgieron otros nombres como el del vicepresidente Arturo Barrios, generando un quiebre. La presión fue tal que De Rementería, molesto por las “decisiones centralistas”, retiró su postulación, para luego reconsiderarla tras una intensa operación política de la directiva para contener la crisis.

Perspectivas Contrastadas: Ley, Política y Legado

El evento fue observado desde prismas radicalmente distintos, generando una disonancia que invita a la reflexión:

  • La Oposición (Chile Vamos y Republicanos): Para los abogados requirentes, como Máximo Pavez, el fallo fue una victoria del Estado de Derecho. Su narrativa se centró en la “supremacía constitucional y la igualdad ante la ley”, argumentando que nadie, “ni siquiera la familia Allende”, está por sobre la Constitución. Desde esta óptica, fue un acto de fiscalización necesario y un triunfo de la probidad.
  • El Tribunal Constitucional: Su sentencia se enmarcó en una defensa del rol institucional. Los magistrados argumentaron que no juzgaban la moralidad de la senadora, sino un acto objetivo: la firma de un contrato prohibido. La decisión, según el fallo, buscaba prevenir la mera posibilidad de un conflicto de interés, protegiendo así la independencia del poder legislativo.
  • El Partido Socialista y el Gobierno: La reacción inicial fue de defensa corporativa y denuncia de una maniobra política. El vicepresidente del PS, Arturo Barrios, llegó a admitir que el gobierno sentía “vergüenza” por no haber sido más diligente. Sin embargo, esta postura se vio rápidamente superada por el caos interno. La gestión de la crisis por parte de Paulina Vodanovic, aunque finalmente logró instalar a De Rementería, mostró una falta de control sobre las dinámicas internas del partido, dañando su autoridad en un momento clave de su proclamación como candidata presidencial.
  • La Visión de Isabel Allende: Para la exsenadora y sus cercanos, el episodio fue una doble afrenta. Primero, una destitución que consideró desproporcionada e impulsada por un afán político de la derecha. Segundo, una humillación por parte de su propio partido, que en el momento de mayor vulnerabilidad la sometió a las tensiones de sus luchas de poder internas.

Contexto Histórico y Estructural: Facciones y Símbolos

Este conflicto no surgió en el vacío. La prohibición de que los parlamentarios celebren contratos con el Estado es una norma con una larga data en el constitucionalismo chileno, que se remonta a la Constitución de 1925 y que busca proteger la fe pública. Su aplicación en este caso, sin embargo, se entrelaza con dos elementos estructurales de la política chilena: el peso simbólico del apellido Allende y la cultura de facciones dentro de los partidos.

Para la oposición, llevar al banquillo a una Allende era una forma de demostrar que la ley se aplica sin distinciones. Para el oficialismo, era un ataque a un símbolo de la izquierda. A su vez, la crisis de sucesión en el PS es un reflejo de su histórica fragmentación en “lotes”, grupos de poder que negocian cuotas y cargos, y cuya lógica se impuso por sobre la cohesión y el respeto a una figura histórica del partido.

Estado Actual: Una Calma Inestable

Hoy, Tomás de Rementería ya ha jurado como senador por la Región de Valparaíso, cerrando formalmente la vacancia. En su primer discurso, reconoció la “situación muy injusta” vivida por su antecesora, en un intento por suturar las heridas. Sin embargo, la calma es precaria. La relación de Isabel Allende con la directiva de su partido ha quedado resentida. La autoridad de Paulina Vodanovic ha sido cuestionada internamente. Y en el horizonte, se vislumbran nuevas tensiones, como una posible competencia electoral en la misma circunscripción entre el nuevo senador De Rementería y su pareja, la diputada comunista Karol Cariola.

El trono senatorial que dejó Isabel Allende ya no está vacante, pero el terremoto político que provocó su caída ha redibujado el mapa de poder en el socialismo chileno, dejando un legado de lecciones sobre probidad, pero también una estela de desconfianzas y fracturas que tardarán en sanar.

La historia representa una confluencia significativa de crisis institucional, pugnas de poder interno y debate constitucional. Permite analizar cómo una decisión judicial puede alterar el equilibrio de un partido político clave en un período pre-electoral, revelando las tensiones entre la lealtad partidaria, las ambiciones personales y los principios democráticos. La evolución de la narrativa, desde un procedimiento administrativo hasta una controversia de alto impacto, ofrece una oportunidad única para examinar la fragilidad de los acuerdos políticos y las consecuencias a largo plazo en la gobernabilidad interna de una colectividad.