La Frecuencia del Kremlin en Chile: A dos meses, el debate irresuelto sobre medios, soberanía y propaganda

La Frecuencia del Kremlin en Chile: A dos meses, el debate irresuelto sobre medios, soberanía y propaganda
2025-07-08

- La llegada de Russia Today (RT) a la TV abierta no fue un simple acuerdo comercial, sino una operación geopolítica orquestada con una millonaria inversión internacional.

- El caso expuso las zonas grises de la regulación chilena, enfrentando al Consejo Nacional de Televisión (CNTV) a la disyuntiva entre la libertad de expresión y el control de la propaganda estatal extranjera.

- La controversia escaló desde la sorpresa ciudadana hasta un conflicto formal que hoy involucra a competidores directos, actores políticos y al propio Estado, sin una resolución clara a la vista.

Inicio Contextualizado: De la Sorpresa a la Controversia Estructural

A mediados de junio, los pocos pero fieles televidentes de Telecanal se encontraron con una parrilla programática irreconocible. Sin previo aviso, la señal de baja sintonía, conocida por sus infomerciales y contenido envasado, comenzó a transmitir ininterrumpidamente la señal en español de Russia Today (RT), el canal financiado por el Kremlin. Lo que inicialmente pareció una anécdota mediática, dos meses después se ha consolidado como un caso de estudio sobre los límites de la soberanía informativa, la eficacia de la regulación mediática y la creciente influencia de la geopolítica en el espectro televisivo chileno. La discusión ya no es si un canal puede cambiar su programación, sino si la legislación chilena está preparada para la era de la influencia mediática estatal extranjera.

Desarrollo Analítico: La Trama Oculta y los Actores en Escena

La narrativa inicial de un simple acuerdo comercial se desmoronó rápidamente. Investigaciones periodísticas revelaron que detrás del desembarco de RT había una operación continental gestionada por la agencia mexicana Unimedios, con una inversión estimada de tres millones de dólares para posicionar la señal rusa en Chile, Argentina y Costa Rica. Este hallazgo transformó el debate, introduciendo preguntas sobre la transparencia y el origen de los fondos que sustentan la emisión.

La controversia activó a múltiples actores. El Consejo Nacional de Televisión (CNTV), presionado por denuncias ciudadanas y oficios de parlamentarios de la UDI, inició una fiscalización. Su director ejecutivo fue citado y se le exigió un informe detallado del acuerdo. Sin embargo, la respuesta del organismo evidenció un nudo crítico: la ley chilena no permite la censura previa y su rol se limita a una evaluación a posteriori del contenido, siempre que el concesionario local (Telecanal) mantenga la responsabilidad editorial. Esta postura, si bien apegada a la norma, abrió un debate sobre si las herramientas regulatorias actuales son suficientes para enfrentar medios que operan como extensiones de la política exterior de un Estado, especialmente uno involucrado en un conflicto bélico.

El conflicto escaló cuando Canal 13, uno de los principales actores de la industria, presentó una denuncia formal ante el CNTV contra Telecanal, acusándolo de ceder de facto el control de su concesión, una práctica que podría infringir la normativa. La acción de Canal 13 llevó el asunto desde el ámbito de la opinión pública al de la disputa legal y comercial entre pares.

Perspectivas Contrastadas: ¿Pluralismo Informativo o Propaganda de Guerra?

El núcleo del debate reside en la tensión irreconciliable entre dos visiones del rol de RT.

Por un lado, la Embajada de Rusia en Chile defendió la transmisión como un aporte a la "diversidad de expresión y opiniones". En un comunicado oficial, compararon a RT con otros medios estatales como la BBC o Deutsche Welle, argumentando que ofrece una "perspectiva diferente" y fomenta el "diálogo internacional sin censura". Para la diplomacia rusa, cualquier crítica es un intento de coartar la libertad de información y de imponer una visión unipolar del mundo.

En la vereda opuesta, críticos y expertos en desinformación sostienen que RT no es un medio de comunicación tradicional, sino un instrumento de propaganda del Estado ruso. Recuerdan su prohibición en la Unión Europea tras la invasión a Ucrania y su historial de difusión de teorías conspirativas y justificación de acciones bélicas. Desde esta perspectiva, permitir su emisión en señal abierta no es fomentar el pluralismo, sino ofrecer una plataforma sin contrapesos a una narrativa que busca desestabilizar democracias y erosionar la confianza en las instituciones. Esta visión se ve reforzada por la opacidad del acuerdo y las dudas sobre la propiedad cruzada de Telecanal y La Red, ambas vinculadas al empresario mexicano Remigio Ángel González, lo que podría contravenir la ley chilena.

Contexto Estructural: Un Ecosistema Mediático Vulnerable

El caso RT no ocurre en el vacío. Aterriza en un ecosistema mediático chileno caracterizado por una alta concentración de la propiedad y una regulación que, según expertos, no se ha modernizado para enfrentar los desafíos del siglo XXI. La controversia sobre la posible propiedad cruzada de Telecanal y La Red es un problema preexistente que la llegada de RT simplemente volvió a poner sobre la mesa. La facilidad con que una señal extranjera, financiada por un Estado sancionado internacionalmente, pudo instalarse en la TV abierta chilena, expone vulnerabilidades estructurales que van más allá de este caso particular.

Estado Actual: Un Debate Abierto y sin Conclusión

A más de 60 días del inicio de las transmisiones, el futuro de RT en Chile es incierto. El CNTV continúa su investigación, pero su margen de acción parece limitado por el marco legal vigente. La denuncia de Canal 13 podría abrir un flanco legal inédito sobre el uso de las concesiones televisivas. Mientras tanto, la señal del Kremlin sigue en el aire, transmitiendo su visión del mundo a un público chileno que, en su mayoría, desconoce la compleja trama de intereses geopolíticos y comerciales que la hizo posible. El episodio ha dejado una pregunta fundamental en el aire: ¿dónde termina la libertad de expresión y dónde comienza la defensa del espacio informativo democrático? Chile, por ahora, no tiene una respuesta clara.

La noticia encapsula la intersección de la geopolítica global con el ecosistema mediático local, abriendo un debate fundamental sobre la libertad de expresión, la soberanía informativa y la delgada línea entre la pluralidad de voces y la propaganda estatal. Su evolución, desde un anuncio comercial hasta un conflicto diplomático y regulatorio, permite un análisis profundo sobre la influencia extranjera en la opinión pública y el rol de las instituciones en un escenario de guerra informativa.