El Veredicto y la Herida Abierta: Cómo el Caso Campos Cuestionó los Límites entre Justicia, Verdad y Memoria

El Veredicto y la Herida Abierta: Cómo el Caso Campos Cuestionó los Límites entre Justicia, Verdad y Memoria
2025-07-08

- Un tribunal sobreseyó al actor Cristián Campos por prescripción, extinguiendo su responsabilidad penal.

- La misma resolución judicial acreditó la ocurrencia de los abusos sexuales denunciados por Raffaella di Girolamo.

- El fallo desató un debate sobre la brecha entre la justicia legal y la verdad reparadora, agudizando una profunda fractura familiar.

Inicio Contextualizado: La Sentencia que Nadie Esperaba

A meses de que el 34º Juzgado del Crimen de Santiago emitiera su veredicto, el caso que enfrentó al actor Cristián Campos con su hijastra, la psicóloga Raffaella di Girolamo, sigue resonando no tanto por su conclusión legal, sino por su desconcertante dualidad. El 29 de mayo de 2025, la justicia dictaminó el sobreseimiento definitivo del actor por prescripción de la acción penal, una figura que impide sancionar un delito por el paso del tiempo. Sin embargo, en un giro que tensionó los conceptos de inocencia y culpabilidad, el mismo fallo dio por acreditados los hechos denunciados: tres actos de connotación sexual ocurridos entre 1989 y 1995, cuando la víctima era menor de edad. Esta resolución dejó una herida abierta en la memoria colectiva, instalando una pregunta incómoda: ¿Puede existir una verdad judicial sin una sanción penal? Y si es así, ¿qué significa realmente la justicia?

Desarrollo Analítico: Dos Verdades en un Mismo Fallo

La evolución del caso expuso una colisión de narrativas. Por un lado, la querella interpuesta por Raffaella di Girolamo, a través de la Fundación para la Confianza, buscaba no solo una sanción, sino el reconocimiento de una verdad silenciada durante décadas. Por otro, la defensa de Cristián Campos, que desde el inicio proclamó su absoluta inocencia, calificando las acusaciones como una invención.

El veredicto del juez Edgardo Gutiérrez validó, en parte, ambas posturas desde prismas distintos. Para la defensa, el sobreseimiento era la victoria legal definitiva. Para la parte querellante, la acreditación de los hechos constituía una victoria moral y reparadora. El abogado de Di Girolamo, Juan Pablo Hermosilla, calificó el fallo como “muy, muy riguroso”, destacando que lo fundamental era que el tribunal estableciera que “se acreditan los delitos”.

En contraste, Cristián Campos manifestó su “total y absoluta disconformidad” con la acreditación de los abusos, asegurando que no existía “ninguna prueba” y que los testimonios en su contra eran de oídas. Esta postura fue amplificada semanas después por su esposa, la actriz María José Prieto, quien en una entrevista calificó el fallo como “netamente ideológico” y anunció que apelarían para revocar la parte que validaba los hechos, argumentando que la denunciante “siempre andaba inventando”.

Perspectivas Contrastadas: La Verdad Familiar vs. La Inocencia Pública

El fallo no solo dividió la opinión pública, sino que cristalizó una fractura familiar preexistente. La familia Di Girolamo emitió un comunicado celebrando que “la verdad saliera a la luz”, afirmando que “en estas instancias nadie gana, puesto que lo que sucedió, no se borra con un dictamen”. Su declaración fue un respaldo cerrado a la valentía de Raffaella y un llamado a otras víctimas a no callar.

Desde la vereda opuesta, Cristián Campos y María José Prieto expusieron su propia narrativa del conflicto familiar. Campos acusó un “chantaje emocional” por parte de Raffaella hacia sus hijos, Pedro y Antonio Campos, quienes apoyaron la denuncia. Según el actor, esta presión provocó el quiebre de la relación con ellos. Prieto reforzó esta visión, afirmando que los hijos del actor fueron “manipulados sicológicamente”. Estas declaraciones trasladaron el conflicto del ámbito judicial al terreno íntimo y mediático, exponiendo las dolorosas consecuencias humanas del proceso.

Contexto Estructural: La Ley que Llegó Tarde

Un elemento clave para comprender la resolución es el marco legal chileno. Los hechos juzgados ocurrieron antes de la promulgación de la Ley de Imprescriptibilidad de los Delitos Sexuales contra Menores en 2019. Este cambio legislativo histórico eliminó los plazos para perseguir estos crímenes, reconociendo que las víctimas a menudo tardan años o décadas en poder denunciar. Sin embargo, por el principio de irretroactividad de la ley penal (que impide aplicar una ley de forma retroactiva si perjudica al imputado), el caso Campos debió ser juzgado bajo la normativa antigua, donde la acción penal sí prescribía. El caso se convirtió, así, en un doloroso ejemplo del porqué dicha ley era tan necesaria y de cómo la justicia, a veces, llega tarde para ser plenamente efectiva.

Estado Actual: Una Disputa Abierta

El tema está lejos de cerrarse. La defensa de Cristián Campos ha manifestado su intención de apelar ante la Corte de Apelaciones para revertir la acreditación de los hechos, buscando una declaración de inocencia sin matices. Mientras tanto, la resolución del 34º Juzgado del Crimen permanece como un documento que genera una profunda disonancia cognitiva: un hombre legalmente libre de castigo, pero judicialmente señalado como autor de hechos repudiables. El caso Campos ha trascendido lo personal para convertirse en un debate nacional sobre los límites del sistema judicial, el valor de la verdad en los procesos de sanación y la compleja tarea de reconciliar la memoria individual con la justicia colectiva.

La historia presenta una narrativa completa con un principio, un desarrollo y un desenlace judicial que, lejos de cerrar el debate, lo intensificó. El fallo, que reconoce la veracidad de los hechos pero los declara prescritos, ofrece una oportunidad única para analizar las complejidades del sistema de justicia frente a delitos de abuso sexual, la tensión entre la verdad jurídica y la verdad material, y el impacto de la prescripción en la reparación de las víctimas. El caso generó un profundo debate público sobre la memoria, la credibilidad y el rol de las figuras públicas, mostrando una clara evolución en la percepción y la discusión social que merece un análisis profundo y contextualizado.