El Último Centavo Físico: La moneda conmemorativa de $100 y la encrucijada chilena entre la soberanía monetaria y el contrato social digital

El Último Centavo Físico: La moneda conmemorativa de $100 y la encrucijada chilena entre la soberanía monetaria y el contrato social digital
2025-07-21
  • La nueva moneda de $100 es un símbolo nostálgico de la confianza estatal, lanzado en un momento en que los pagos biométricos y los criptoactivos aceleran el fin del dinero físico.
  • Chile se enfrenta a una bifurcación monetaria: un futuro digital controlado por el Estado (trazabilidad total, CBDC) versus una alternativa descentralizada y global (Bitcoin, stablecoins), cada uno con profundas implicaciones para la privacidad y el control.
  • La desaparición del efectivo redefine el contrato social, trasladando la confianza de un objeto tangible a protocolos digitales invisibles, lo que obliga a repensar la identidad nacional y la naturaleza misma del valor.

La Paradoja del Centenario

A fines de junio de 2025, el Banco Central de Chile puso en circulación una nueva moneda de $100 para conmemorar su centenario. En un acto cargado de simbolismo, su presidenta, Rosanna Costa, la utilizó para comprar pan, reforzando la idea de que el dinero físico sigue siendo el pilar del “intercambio cotidiano” y un vehículo de “confianza y estabilidad económica”. Sin embargo, este gesto, diseñado para anclar el valor en la tradición, ocurre en medio de una corriente imparable que arrastra a Chile hacia un futuro post-efectivo. Casi simultáneamente, el sistema de transporte público de Santiago iniciaba un piloto de pago con reconocimiento facial, los inversionistas locales inyectaban más de 75 millones de dólares en ETFs de Bitcoin y Estados Unidos daba un paso histórico al regular las stablecoins, integrándolas al sistema financiero formal. La moneda conmemorativa no nace como una pieza de futuro, sino como una reliquia instantánea, el marcador de una encrucijada fundamental: ¿qué forma tomará el dinero, la confianza y la soberanía en la era digital chilena?

Escenario 1: La Soberanía Programable y el Estado Omnisciente

Una de las trayectorias más probables es la consolidación de un ecosistema de pagos digitales bajo estricta supervisión estatal. Las señales son claras: el plan piloto de pago biométrico en la red de transporte RED no solo busca la eficiencia, sino también combatir la evasión y las “incivilidades”. Este es el embrión de un sistema donde la identidad y la capacidad de transar se fusionan.

En un futuro a mediano plazo, este modelo podría evolucionar hacia una Moneda Digital de Banco Central (CBDC), un “peso digital” emitido y controlado directamente por el Banco Central. Los beneficios potenciales son significativos: una drástica reducción de la evasión fiscal, el lavado de dinero y la informalidad económica, junto con una política monetaria de precisión quirúrgica, capaz de aplicar estímulos o restricciones directamente en las billeteras de los ciudadanos.

Sin embargo, los factores de incertidumbre son igualmente profundos. Un sistema así otorga al Estado una capacidad de vigilancia financiera sin precedentes. ¿Qué salvaguardas existirían para proteger la privacidad? ¿Podría el acceso a los fondos condicionarse al cumplimiento de obligaciones cívicas, como el pago de multas de transporte? Este escenario plantea un nuevo contrato social donde la conveniencia se paga con trazabilidad, y la soberanía monetaria se convierte en un instrumento de control social. La brecha digital se agudizaría, dejando a los no bancarizados o a quienes desconfían del sistema en una posición de exclusión radical.

Escenario 2: La Descentralización como Refugio y la Competencia Monetaria

En paralelo, una fuerza opuesta gana terreno. La inversión de 75 millones de dólares por parte de chilenos en el ETF de Bitcoin de BlackRock no es un dato anecdótico; es la evidencia de una búsqueda activa de alternativas al sistema fiduciario tradicional. Este movimiento es impulsado por una desconfianza latente en las monedas locales como reserva de valor a largo plazo y un deseo de participar en una economía globalizada sin intermediarios estatales.

La reciente regulación de stablecoins en Estados Unidos, como la “Genius Act”, acelera esta tendencia. Al legitimar activos digitales anclados al dólar y exigir reservas transparentes, se crea una infraestructura financiera paralela, más ágil y accesible. En este futuro, un chileno podría optar por ahorrar, recibir remesas o incluso realizar pagos cotidianos usando una stablecoin como USDC, operando desde su smartphone con costos transaccionales mínimos y al margen del sistema bancario local.

El riesgo aquí no es la vigilancia estatal, sino la volatilidad (en el caso de criptoactivos como Bitcoin) y la transferencia de poder a corporaciones privadas globales. La estabilidad del sistema ya no dependería únicamente del Banco Central de Chile, sino de las decisiones de entidades como Circle (emisora de USDC) o BlackRock. La soberanía monetaria no desaparecería, pero entraría en competencia directa con actores privados transnacionales, forzando al Estado a ofrecer un “producto” monetario más atractivo para no perder relevancia.

Síntesis: El Ocaso del Contrato Social Táctil

Estos dos escenarios no son mutuamente excluyentes; lo más probable es que coexistan en una tensión dinámica. El futuro monetario de Chile se perfila como un sistema híbrido, donde un peso digital estatal competirá y se entrelazará con una variedad de activos digitales privados y descentralizados.

En esta nueva realidad, la moneda conmemorativa de $100 se convierte en algo más que un objeto de colección. Representa el fin del contrato social táctil, donde la confianza se depositaba en un trozo de metal acuñado con símbolos nacionales, como la efigie de una mujer mapuche. La confianza del siglo XXI se depositará en algoritmos criptográficos, en la solidez de las reservas de una corporación en Delaware o en la trazabilidad de una base de datos gubernamental.

La pregunta fundamental que se abre no es solo tecnológica, sino profundamente política e identitaria. ¿Cómo se representa la identidad nacional en un protocolo digital? ¿Qué significa la soberanía cuando el dinero fluye sin fricción a través de fronteras y sistemas? La transición del último centavo físico a la primera transacción biométrica es la renegociación silenciosa de la relación entre el ciudadano, el Estado y el valor mismo. El resultado de esta negociación definirá la estructura de poder y libertad en el Chile de las próximas décadas.

El evento, aparentemente menor, de la emisión de una nueva moneda física actúa como un catalizador para explorar tensiones fundamentales del siglo XXI: la soberanía del Estado frente a las finanzas descentralizadas, el valor de lo tangible en un mundo virtualizado y la forma en que las naciones construyen y comunican su identidad en una era de crisis de confianza. La historia ha madurado desde su anuncio hasta su circulación, permitiendo un análisis profundo de sus consecuencias simbólicas y económicas.