La Marea Roja Inesperada: Cómo el Triunfo de Jara en las Primarias Redibujó el Mapa del Poder y Proyectó Tres Futuros para un Chile en Vilo

La Marea Roja Inesperada: Cómo el Triunfo de Jara en las Primarias Redibujó el Mapa del Poder y Proyectó Tres Futuros para un Chile en Vilo
2025-07-22

- El triunfo de Jara no es solo una victoria del PC, sino el catalizador de una fractura en la centroizquierda y el posible fin del ciclo político post-transición.

- La viabilidad de su candidatura depende de una difícil ecuación: moderar su programa para atraer al centro sin desmovilizar a su base de izquierda dura.

- Se abren tres escenarios futuros: una polarización competitiva, un colapso del centro que facilite una victoria de la derecha, o una reconfiguración total de las alianzas políticas a largo plazo.

El Sismo Político y sus Réplicas Futuras

El 29 de junio de 2025 no quedará registrado como el día de una simple primaria, sino como la fecha de un sismo político cuyas réplicas prometen reconfigurar el terreno sobre el que se ha construido la política chilena de las últimas tres décadas. La contundente victoria de Jeannette Jara, la candidata del Partido Comunista, con más del 60% de los votos, no solo desmanteló las proyecciones que daban por favorita a la carta del Socialismo Democrático, Carolina Tohá, sino que pulverizó la idea de un retorno al eje moderado de la extinta Concertación. El triunfo de Jara es una señal emergente de alta potencia: la validación en las urnas de un proyecto de izquierda sin complejos, que ahora enfrenta el desafío monumental de trascender su nicho para ser viable a nivel nacional.

La elección dejó un mapa de tensiones visibles. Por un lado, un Frente Amplio derrotado en su intento por liderar la coalición, pero ideológicamente más cercano a la ganadora que al ala moderada. Por otro, un Socialismo Democrático sumido en una crisis existencial, cuya principal figura, Carolina Tohá, optó por un apoyo protocolar pero distante, declinando participar activamente en la campaña. La fractura más explícita provino de la Democracia Cristiana, cuyo presidente, Alberto Undurraga, declaró la imposibilidad de apoyar una candidatura comunista, dinamitando los puentes que aún unían al centro con la izquierda. Este escenario, que hace apenas 90 días parecía improbable, ha instalado tres futuros posibles para un país que observa en vilo la redefinición de su contrato social.

Escenario 1: La Convergencia Pragmática y la Polarización Competitiva

El primer futuro plausible es uno donde la candidatura de Jeannette Jara logra una metamorfosis estratégica. Consciente de que el 60% de un universo electoral pequeño y militante no es extrapolable al país, su comando inicia una operación de moderación. La incorporación del exministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, una figura emblemática de la ortodoxia económica de la Concertación, es el primer movimiento en este ajedrez. El objetivo es claro: enviar una señal de responsabilidad fiscal y tender puentes con el electorado de centroizquierda huérfano de Tohá.

En este escenario, el miedo a un triunfo de la derecha más dura, encarnada en figuras como José Antonio Kast, actúa como un aglutinante poderoso. El Socialismo Democrático, a pesar de sus reticencias, se ve forzado a un apoyo más activo para no ser culpado de una eventual derrota. La narrativa se centraría en presentar la elección como una disyuntiva entre un futuro de derechos sociales ampliados bajo un marco de estabilidad (Jara) y un retroceso conservador (la derecha).

  • Factores de incertidumbre: ¿Será creíble el giro al centro de Jara? ¿Cuánto de su programa original —fin a las AFP, salario vital de $750.000— está dispuesta a negociar sin desmovilizar a su base? La reacción de los mercados y del mundo empresarial será un termómetro constante.
  • Punto de inflexión: La presentación de su programa de gobierno definitivo y la conformación de sus equipos económicos. Si logra sumar más figuras del Socialismo Democrático, la convergencia pragmática podría consolidarse, llevando a una segunda vuelta altamente polarizada y de resultado incierto.

Escenario 2: El Colapso del Centro y la Autopista para la Derecha

Una segunda trayectoria, quizás la más temida por el oficialismo, es la del fracaso de la unidad. Las declaraciones del presidente de la DC no son solo una opinión personal, sino el síntoma de una incompatibilidad histórica que resurge con fuerza. En este futuro, el Socialismo Democrático no logra superar su división interna. El apoyo a Jara es tibio, fragmentado y se limita a declaraciones formales sin un despliegue territorial efectivo. La distancia de Carolina Tohá se interpreta como una señal para que el votante moderado se sienta libre de optar por otras alternativas o simplemente abstenerse.

Este escenario es el ideal para la oposición. La derecha unificada capitaliza el temor que genera una candidatura comunista, utilizando las críticas de economistas como Tomás Rau para pintar un cuadro de inviabilidad económica y riesgo institucional. La campaña de Jara, sin el respaldo cohesionado de toda la centroizquierda, no logra expandir su base de apoyo más allá de la izquierda dura.

  • Dinámicas a observar: La decisión final de la Junta Nacional de la DC. Si optan por la libertad de acción o por levantar una candidatura propia, fragmentarán aún más el voto anti-derecha. La posible fuga de parlamentarios y alcaldes del Socialismo Democrático hacia posturas más críticas con Jara sería una señal inequívoca de este colapso.
  • Consecuencia probable: Un triunfo de la derecha en primera vuelta o una victoria cómoda en el balotaje. El futuro inmediato sería un gobierno de derecha con una oposición de izquierda fracturada, donde el PC y el Frente Amplio se consolidarían como el bloque hegemónico, pero desde la vereda de la derrota.

Escenario 3: La Gran Reconfiguración y el Fin de las Coaliciones Históricas

El tercer futuro trasciende el resultado electoral de noviembre y se proyecta a mediano y largo plazo. La victoria de Jara no sería la causa, sino el acelerante de un proceso de reconfiguración de los bloques políticos chilenos que viene gestándose desde el estallido social. Las coaliciones que gobernaron desde 1990 —la Concertación/Nueva Mayoría y la Alianza/Chile Vamos— terminan de disolverse.

Bajo esta lógica, emergen tres nuevos espacios políticos:

  1. Una nueva izquierda: Liderada por el Partido Comunista y el Frente Amplio, con una agenda de transformaciones estructurales y un anclaje fuerte en los movimientos sociales y el electorado joven.
  2. Un centro en reconstrucción: El Socialismo Democrático y la Democracia Cristiana, liberados de su alianza con el PC, intentarían forjar un nuevo bloque de centro, buscando atraer a sectores liberales de la derecha. Su desafío sería construir una identidad propia más allá de la nostalgia de la Concertación, como advierten analistas como Rafael Sousa.
  3. Una derecha consolidada: Desde el centro liberal hasta el ala más conservadora, unificada en su rol de oposición o de gobierno, con un discurso centrado en el orden, el crecimiento económico y la seguridad.
  • Riesgos y oportunidades: El riesgo es una mayor fragmentación del sistema político, dificultando la gobernabilidad y la formación de mayorías en el Congreso. La oportunidad es una mayor transparencia y coherencia en los proyectos políticos, superando las tensiones internas que han paralizado a las coaliciones actuales.

La elección de 2025, gane quien gane, se convertiría en el punto de partida de una nueva cartografía política. El triunfo de Jeannette Jara en las primarias ha forzado a todos los actores a quitarse las máscaras. El Chile que emerja de este proceso será, sin duda, uno con ejes ideológicos más definidos, pero también potencialmente más confrontacional. La pregunta que queda abierta es si esta clarificación de posturas conducirá a un debate más sano sobre el futuro del país o a una parálisis producto de la polarización.

La historia representa un punto de inflexión político significativo, cuyo resultado sorpresivo ha desencadenado una reconfiguración profunda y visible de alianzas y discursos en todo el espectro ideológico. Su narrativa ha madurado, pasando de la especulación preelectoral a una fase de consecuencias tangibles y debates estratégicos sobre el futuro modelo de país. Este tema permite explorar con profundidad escenarios futuros sobre gobernabilidad, pactos sociales y la evolución de las identidades políticas, a partir de un evento que alteró drásticamente el mapa de poder establecido.