La Estrella Rota: Anatomía del Primer Gran Golpe Judicial al Tren de Aragua en Chile:Entre condenas históricas y las grietas del sistema, el juicio en Iquique revela la doble cara de la lucha contra el crimen transnacional.

La Estrella Rota: Anatomía del Primer Gran Golpe Judicial al Tren de Aragua en Chile:Entre condenas históricas y las grietas del sistema, el juicio en Iquique revela la doble cara de la lucha contra el crimen transnacional.
2025-07-22
  • HITO JUDICIAL: Un tribunal en Iquique dictó presidio perpetuo contra líderes del Tren de Aragua, incluyendo a Carlos "Estrella" González, marcando una victoria simbólica del Estado.
  • FALLA SISTÉMICA: La investigación destapó profundas vulnerabilidades en los sistemas financiero y judicial, que permitieron a la organización lavar millones de dólares y operar con relativa impunidad durante años.
  • DESAFÍO PERSISTENTE: A pesar del veredicto, el debate se desplaza de la captura de sicarios al desmantelamiento de las estructuras económicas del cartel, un reto de largo aliento para la seguridad nacional.

El Eco de los Martillazos en el Desierto

Hace ya más de dos meses, el 14 de julio, el Tribunal Oral en lo Penal de Iquique dictó una de las sentencias más severas en la historia reciente contra el crimen organizado en Chile. Doce miembros de la célula nortina del Tren de Aragua fueron condenados a penas que, en su conjunto, superan los 300 años de cárcel. La figura central, Carlos Leandro González Vaca, alias “Estrella”, recibió presidio perpetuo calificado, la máxima sanción del ordenamiento jurídico chileno. A su lado, el sicario Hernán Landaeta Garlotti, “Satanás”, también enfrentará una vida tras las rejas.

El veredicto, fruto de un juicio de tres meses que movilizó a 224 testigos con identidad reservada y más de mil pruebas, fue celebrado por la fiscal regional de Tarapacá, Trinidad Steinert, como una condena “ejemplar”. Para el Estado, representó un golpe contundente y una necesaria demostración de fuerza contra la organización criminal transnacional que ha redefinido la violencia en el país. Sin embargo, una vez que el eco de los martillazos judiciales se ha disipado, emerge una panorámica más compleja y menos tranquilizadora. El caso “Estrella” no es solo la crónica de una victoria, sino también la radiografía de las profundas grietas por las que se coló el poder del cartel.

La Máquina Invisible: El Dinero que Nadie Vio

Mientras la justicia se enfocaba en los crímenes de sangre —secuestros, homicidios y trata de personas—, una investigación paralela del medio CIPER reveló una verdad incómoda: el Tren de Aragua había montado una sofisticada maquinaria de lavado de activos que operó bajo las narices del sistema financiero chileno. La red utilizó más de 800 cuentas bancarias para mover sobre US$13,5 millones, convirtiendo el dinero ilícito en criptomonedas o enviándolo al extranjero, principalmente a Venezuela y Colombia.

Lo más alarmante es que, a pesar de miles de transacciones sospechosas, las alertas tempranas nunca se activaron. Ninguna entidad bancaria emitió los Reportes de Operaciones Sospechosas (ROS) que podrían haber encendido las alarmas en la Unidad de Análisis Financiero (UAF). La UAF, como admitió su propio director, solo interviene sobre un estimado 2% del dinero que mueve el crimen organizado, y en este caso, sus informes llegaron cuando la investigación penal ya estaba en marcha. El sistema, diseñado para prevenir, actuó de manera reactiva.

Expertos apuntan a vacíos críticos: la falta de un registro de beneficiarios finales de las empresas, la no obligatoriedad de los contadores de reportar operaciones sospechosas y las dificultades para levantar el secreto bancario de forma proactiva. El Tren de Aragua no solo importó violencia, sino que explotó con maestría las debilidades institucionales de un país que se consideraba a salvo de este tipo de criminalidad.

El "Pranato" en Chile: Más que Delincuencia Común

Para entender la magnitud del fenómeno, es crucial comprender que el Tren de Aragua no es una pandilla tradicional. Como explica el experto en crimen organizado Pablo Zeballos, se trata de un “complejo criminal” nacido en la cárcel venezolana de Tocorón bajo un modelo de cogobierno penitenciario conocido como “pranato”. Su expansión internacional se basó en una lógica empresarial: identificar y explotar “mercados” ilícitos desatendidos.

En Chile, vieron una oportunidad en la crisis migratoria. Controlaron pasos fronterizos irregulares, cobrando a migrantes y sometiendo a quienes no podían pagar a formas de esclavitud moderna, como la explotación sexual o el trabajo forzado. “Estrella”, quien ingresó a Chile como turista en 2017, no era un simple delincuente; era un “lugarteniente” con línea directa con el líder máximo de la organización, Héctor “Niño” Guerrero. Su rol era asegurar que la “franquicia” chilena operara según los lineamientos de la casa matriz.

Esta estructura, que combina violencia extrema con una estrategia económica, desafía el enfoque tradicional de la persecución penal. No basta con encarcelar a los soldados; es necesario asfixiar su modelo de negocio, que se infiltra en la economía formal a través de restaurantes, barberías, empresas de transporte y casas de cambio.

Justicia con Dos Caras: Sentencias Ejemplares y Puertas Giratorias

La disonancia entre el éxito en Iquique y las fallas en otras partes del sistema judicial genera una inquietud profunda. Casi en paralelo a la histórica condena, salía a la luz que el 8° Juzgado de Garantía de Santiago —el mismo que había ordenado por error la liberación de un sicario— se negó a detener a un sujeto que amenazó de muerte a la diputada Camila Musante invocando al Tren de Aragua. El tribunal consideró que no había antecedentes de su vinculación con la banda y que el delito de “amenazas simples” no revestía gravedad suficiente.

Este episodio, aunque menor en apariencia, alimenta la percepción ciudadana de una justicia fragmentada e impredecible. ¿De qué sirve una condena ejemplar en el norte si en la capital el sistema muestra vacilaciones? La amenaza del Tren de Aragua no radica solo en sus actos, sino en el miedo que instala y en la erosión de la confianza en las instituciones que deben proteger a la ciudadanía.

El Debate Futuro: De Sicarios a Estructuras

El caso de “Estrella” y su célula marca el fin de un capítulo, pero el inicio de un debate mucho más profundo. La condena fue un golpe necesario y simbólico que desarticuló un brazo operativo clave. Sin embargo, las vulnerabilidades sistémicas que permitieron su ascenso siguen intactas.

La discusión pública, antes centrada en la crudeza de los delitos, ahora debe madurar hacia cómo desmantelar las infraestructuras económicas del crimen organizado. Esto implica reformas legislativas, mayor inteligencia financiera y una coordinación interinstitucional a prueba de fallos. La estrella de Carlos González Vaca se apagó en una cárcel de alta seguridad, pero la constelación criminal del Tren de Aragua sigue brillando en las sombras, recordándonos que la seguridad no se gana con una sola batalla, sino con la capacidad de transformar el sistema para que no existan más grietas que puedan ser explotadas.

La historia representa un punto de inflexión en la lucha contra el crimen organizado transnacional. Tras un largo período de informes fragmentados sobre hechos delictivos, la condena a uno de los líderes fundadores de la organización ofrece un cierre narrativo provisional que permite analizar en profundidad la evolución del fenómeno: desde su infiltración y modus operandi hasta la respuesta coordinada del sistema judicial. El caso ha madurado lo suficiente para examinar sus consecuencias a largo plazo, el debate público sobre seguridad y justicia, y las estrategias estatales frente a nuevas formas de criminalidad, convirtiéndolo en un estudio de caso sobre la capacidad de adaptación institucional ante amenazas complejas.