La Tormenta Arancelaria de 2025: Anatomía de una Crisis Global y el Desafiante Equilibrio de Chile

La Tormenta Arancelaria de 2025: Anatomía de una Crisis Global y el Desafiante Equilibrio de Chile
2025-07-08

- La política arancelaria de EE.UU., impulsada por la doctrina de su asesor Peter Navarro, se caracterizó por su imprevisibilidad y constantes giros, generando una profunda volatilidad en los mercados globales.

- Mientras China respondió con una escalada directa, otros socios como la Unión Europea, Canadá y Vietnam optaron por negociaciones pragmáticas, revelando diversas estrategias para enfrentar la presión estadounidense.

- Para Chile, la crisis expuso la vulnerabilidad de su economía abierta y activó una intensa coordinación público-privada para defender sus intereses comerciales, poniendo a prueba la solidez de sus tratados de libre comercio.

El Eco de la Tormenta

A más de 90 días del llamado “Día de la Liberación”, cuando el presidente estadounidense Donald Trump desató una tormenta arancelaria global, el panorama del comercio internacional se ha reconfigurado en un tablero de alta tensión y pragmatismo forzado. Lo que comenzó en abril de 2025 como una declaración de principios proteccionistas, derivó en tres meses de anuncios erráticos, negociaciones a contrarreloj y consecuencias tangibles que aún resuenan en las bolsas, las cadenas de suministro y los pasillos de los ministerios de Hacienda de todo el mundo, incluido el de Chile.

El Origen: Doctrina, Caos y un Arquitecto Clave

En el corazón de la ofensiva comercial estadounidense se encuentra Peter Navarro, principal asesor de Trump y un economista cuyas ideas, calificadas como “poco ortodoxas” por muchos de sus pares, se convirtieron en política de Estado. Su doctrina de “aranceles recíprocos”, que postula que los déficits comerciales bilaterales son una pérdida neta de riqueza, fue la base teórica de una estrategia implementada de forma caótica.

El anuncio inicial de aranceles universales fue seguido días después por una pausa de 90 días para la mayoría de los países, estableciendo una tasa base del 10%, con una excepción notoria: China. Esta imprevisibilidad, como señaló el economista Rolf Lüders en una columna para La Tercera, generó una incertidumbre que “ha repercutido en que las mayores bolsas de comercio han perdido valor”. Empresas como Ford Motor lo sintieron directamente, retirando sus proyecciones anuales tras estimar un impacto de US$ 1.500 millones por los nuevos gravámenes.

Dos Estrategias: La Confrontación y la Adaptación

La respuesta global a la política de Trump se dividió en dos grandes corrientes. Por un lado, la confrontación directa protagonizada por China. Ante la imposición de aranceles que llegaron al 125%, Beijing respondió con medidas espejo y una retórica desafiante. El presidente Xi Jinping declaró que su país “no está mendigando y definitivamente no pestañea”, subrayando un viraje hacia la autosuficiencia. Aunque Trump más tarde admitió que un arancel del 145% era “muy alto” y anunció un acuerdo firmado con una tasa del 55%, la escalada dejó claro que la relación entre las dos mayores economías del mundo había entrado en una nueva fase de rivalidad explícita.

Por otro lado, la mayoría de los socios comerciales optaron por la adaptación pragmática. La Unión Europea, tras posponer sus represalias, se mostró dispuesta a aceptar el arancel del 10% a cambio de exenciones en sectores clave. Canadá, bajo presión, rescindió un impuesto a las gigantes tecnológicas para reanudar las negociaciones. Vietnam, señalado como un punto de transbordo de productos chinos, negoció un acuerdo específico con un arancel del 20% para sus exportaciones y cero para las importaciones estadounidenses, un pacto diseñado para incentivar el desacople de las cadenas de producción de China.

Chile en la Encrucijada: Diplomacia, Lobby y Angustia Gremial

Para Chile, una economía cuya prosperidad depende del libre comercio, la crisis fue un llamado de alerta. Con un arancel inicial del 10% sobre la mesa, el gobierno activó una estrategia de dos niveles. En el frente diplomático, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, y la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei) iniciaron un diálogo con sus contrapartes estadounidenses, esgrimiendo el Tratado de Libre Comercio (TLC) como un precedente que debía ser respetado, similar al caso de México y Canadá.

Simultáneamente, el sector privado se movilizó con una intensidad pocas veces vista. Gremios como AmCham, SalmonChile, Frutas de Chile y Vinos de Chile sostuvieron reuniones de lobby con las autoridades chilenas, entregando insumos técnicos y manifestando su preocupación. “Nuestra principal prioridad es lograr la eliminación de los aranceles a la mayor brevedad posible. Esta situación está afectando gravemente a nuestra industria”, declaró Arturo Clement, presidente de SalmonChile. Algunos gremios, como Frutas de Chile, incluso contrataron asesores en Washington para monitorear el proceso de cerca.

Esta coordinación público-privada buscaba navegar un escenario donde, como apuntó el analista Matías Pinto, un fallo judicial en EE.UU. que invalidaba parte de los aranceles fue rápidamente suspendido, demostrando que la voluntad política de la Casa Blanca primaba sobre los reveses legales.

Un Nuevo Equilibrio Inestable

Superada la fecha límite del 9 de julio, el panorama no es de resolución, sino de una fragmentación gestionada. La tormenta arancelaria no ha cesado; se ha transformado en un sistema de pactos bilaterales, treguas tensas y amenazas latentes. Para Chile, las negociaciones continúan, y el resultado final sigue siendo incierto. La crisis de 2025 ha dejado una lección fundamental: en un mundo donde las reglas del comercio global son cuestionadas, la capacidad de un país para defender sus intereses depende tanto de la solidez de sus acuerdos como de su agilidad para adaptarse a un tablero en constante movimiento.

La historia presenta una clara evolución narrativa, desde el anuncio de políticas proteccionistas hasta sus consecuencias tangibles en los mercados globales, las relaciones diplomáticas y las economías locales. Permite un análisis profundo sobre la interdependencia económica, las tensiones geopolíticas y la reconfiguración de las cadenas de suministro, ofreciendo múltiples perspectivas y un contexto maduro para la reflexión crítica.