El Contrato del Muelle Imperial: Cómo el Megapuerto de Chancay Proyecta los Futuros de la Soberanía Logística y el Ocaso del Milagro Chileno

El Contrato del Muelle Imperial: Cómo el Megapuerto de Chancay Proyecta los Futuros de la Soberanía Logística y el Ocaso del Milagro Chileno
2025-07-27

- El megapuerto de Chancay en Perú, con inversión china, reduce drásticamente los tiempos de envío a Asia, reconfigurando el eje comercial del Pacífico Sur.

- Chile enfrenta la pérdida de su hegemonía logística y económica, mientras Perú proyecta superarlo en exportaciones clave como la fruta para 2025.

- La nueva dinámica fuerza a Chile a una reevaluación estratégica de su modelo de desarrollo, infraestructura y alianzas en un tablero global disputado por EE.UU. y China.

El gigante de concreto que despierta en el Pacífico

A 80 kilómetros al norte de Lima, un coloso de concreto y acero ha comenzado a operar, enviando ondas de choque que se sienten a más de 3,700 kilómetros al sur, en los puertos de Valparaíso y San Antonio. La inauguración oficial del Terminal Portuario Multipropósito de Chancay no es solo un hito para la infraestructura peruana; es el evento catalizador que marca un punto de inflexión en la geografía económica y política del Pacífico Sur. Financiado mayoritariamente por la naviera china Cosco Shipping, este megapuerto no solo promete reducir el tiempo de viaje a Asia de 35 a 25 días, sino que proyecta un futuro donde el centro de gravedad logístico de la región se desplaza inexorablemente hacia el norte, poniendo en jaque el modelo de desarrollo que sostuvo el llamado “milagro chileno” durante décadas.

La crónica de un sobrepaso anunciado

Las señales de este cambio de era no son sutiles. Durante más de una década, mientras Chile debatía y postergaba proyectos de infraestructura clave, Perú avanzaba con una estrategia agresiva. Los datos son elocuentes: entre 2010 y 2024, las exportaciones de fruta peruana crecieron a una tasa anual del 19,6%, en contraste con el 6,8% de Chile. Informes del propio Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego de Perú proyectan con confianza que en 2025 superarán a Chile como el mayor exportador de frutas de Sudamérica, alcanzando los US$10.194 millones frente a los US$9.979 millones chilenos.

Este sorpaso en el sector frutícola es sintomático de una tendencia más profunda. Productos como los arándanos y las paltas peruanas ya dominan mercados que antes eran nichos chilenos. La presidenta peruana, Dina Boluarte, no dudó en invitar a los “vecinos de la región” a utilizar Chancay, una declaración que resuena como un desafío directo a la posición de Chile como la puerta de entrada y salida del Cono Sur hacia el Pacífico. La pregunta ya no es si ocurrirá el cambio de hegemonía, sino cuán rápido se consolidará y qué consecuencias traerá para un Chile que parece haber perdido la iniciativa.

Un tablero geopolítico: más que grúas y contenedores

La construcción de Chancay no puede entenderse sin el telón de fondo de la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China. Mientras Perú celebra la inversión china como un motor de desarrollo, en Chile la misma presencia genera tensiones y sospechas. El reciente conflicto por la instalación de un telescopio chino en el norte de Chile, donde Beijing acusó una “operación mediática” de Washington para interferir, ilustra la delgada línea que el país debe transitar. Estados Unidos ve con recelo cada avance chino en la región, enmarcando proyectos de infraestructura y ciencia como potenciales herramientas de doble uso militar y de espionaje.

Esta presión externa se combina con una parálisis interna en Chile. El interminable debate sobre el proyecto minero-portuario Dominga, entrampado entre intereses económicos, disputas políticas y preocupaciones ambientales, es el símbolo de una incapacidad para ejecutar proyectos de gran escala. Mientras Chile discute, Perú construye. Esta asimetría en la capacidad de acción estratégica deja a Chile en una posición de vulnerabilidad, reaccionando a los movimientos de otros en lugar de definir su propio rumbo.

Escenarios futuros para una nación en la encrucijada

La entrada en operación de Chancay abre tres escenarios probables para el futuro de Chile a mediano y largo plazo:

  1. El Futuro de la Irrelevancia Logística: En este escenario, Chancay se consolida como el principal hub del Pacífico Sur, atrayendo no solo carga peruana, sino también volúmenes significativos de Brasil, Bolivia y Ecuador a través de corredores bioceánicos. Los puertos chilenos de la zona central pierden competitividad y volumen, relegados a un rol secundario y dependientes de carga local. Chile se vuelve logísticamente más caro y lento para acceder a Asia, afectando la competitividad de todas sus exportaciones y erosionando su estatus económico.
  1. La Pivotación Estratégica: Consciente de la nueva realidad, Chile abandona la competencia directa con el eje Perú-China y se reorienta. Fortalece sus lazos con Estados Unidos y Europa, posicionándose como un socio “confiable y democrático” en un mundo polarizado. Invierte en nichos de alto valor agregado, tecnología y energías verdes, aprovechando su estabilidad institucional como un activo. Sin embargo, este camino implica ceder influencia en el comercio masivo con Asia y aceptar un rol regional más modesto.
  1. El Despertar Forzado: El “shock de Chancay” actúa como un catalizador que rompe la inercia política chilena. Se logra un consenso nacional para acelerar la construcción de un Puerto a Gran Escala en San Antonio, modernizar la infraestructura terrestre y digital, y simplificar la permisología para proyectos estratégicos. Chile no recupera su hegemonía, pero logra competir eficazmente, creando un sistema portuario más resiliente y diversificado. Este es el escenario más optimista, pero también el que requiere mayor capital político y visión de Estado.

La pregunta incómoda

El megapuerto de Chancay es, en última instancia, un espejo. Refleja la ambición de un vecino y las dudas de una nación que durante mucho tiempo se sintió a la vanguardia. La discusión no debe centrarse en lamentar la pérdida de una primacía que ya es historia, sino en la pregunta fundamental que este nuevo mapa comercial impone: ¿Qué tipo de país quiere ser Chile en este nuevo orden del Pacífico? ¿Un espectador pasivo del ascenso de otros, un actor de nicho en un mundo dividido, o una nación capaz de reinventarse para competir en un tablero global que ya cambió para siempre? Las decisiones, o la falta de ellas, en los próximos años definirán la respuesta.

La inauguración de una mega-infraestructura con capital extranjero marca un punto de inflexión geopolítico y económico para la región. La historia ha madurado lo suficiente para analizar sus consecuencias tangibles: el realineamiento de las cadenas de suministro, el surgimiento de nuevos polos de poder y el desafío directo a modelos económicos establecidos. Permite una reflexión profunda sobre la soberanía, la dependencia y las estrategias de desarrollo a largo plazo en un mundo multipolar.