El Contrato de la Salud Rota: Cómo una Licitación Desierta Proyecta los Futuros del Bienestar, el Estado y el Mercado en Chile

El Contrato de la Salud Rota: Cómo una Licitación Desierta Proyecta los Futuros del Bienestar, el Estado y el Mercado en Chile
2025-07-28

- Fracaso sintomático: La licitación fallida de Fonasa no es un error administrativo, sino una señal crítica del agotamiento del modelo de salud mixto.

- Tres futuros en disputa: Los caminos que se abren son un monopolio estatal por defecto, una privatización silenciosa del bienestar o una reforma pragmática del sistema híbrido.

- Punto de inflexión: La decisión no es solo técnica, sino que define el pacto social sobre quién y cómo se garantiza el derecho a la salud en la próxima década.

El Espejismo de una Solución Rápida

El 23 de junio de 2025, un acto administrativo aparentemente rutinario se convirtió en el sismógrafo de una fractura profunda en el sistema de salud chileno. La declaración de "desierta" de la licitación para la Modalidad de Cobertura Complementaria (MCC) de Fonasa, al no recibir una sola oferta de las aseguradoras privadas, fue mucho más que un contratiempo para el gobierno. Fue la materialización de una desconfianza estructural y el fin de un espejismo: la creencia de que era posible extender los beneficios del sector privado a los afiliados del sistema público sin alterar las bases de un modelo que lleva décadas crujiendo.

La MCC fue concebida como una pieza clave de la "Ley Corta de Isapres", una válvula de escape para ofrecer a los 16 millones de afiliados a Fonasa una alternativa de atención en clínicas privadas con una cobertura similar a la del sistema Isapre, a un costo presuntamente accesible. Sin embargo, para la industria de seguros, el diseño era una invitación al desastre financiero. El temor a la selección adversa —que solo los pacientes de mayor riesgo y costo contrataran el seguro—, la incertidumbre sobre la masa crítica de afiliados y las dudas sobre la suficiencia de los aranceles fijados por Fonasa transformaron la oportunidad en un riesgo incalculable. Como señaló un editorial del Diario Financiero, fue una apuesta por una "fórmula advertidamente inviable".

El intento del director de Fonasa, Camilo Cid, por "desdramatizar" el evento, comparándolo con otros procesos de licitación fallidos, no logra ocultar la magnitud del problema. Este no es un mero tropiezo burocrático, sino un punto de inflexión que obliga a proyectar los escenarios que se abren para el futuro del bienestar en Chile.

Escenario 1: El Monopolio Estatal Inadvertido

Una de las trayectorias más probables, si la inercia política y la desconfianza del mercado persisten, es la consolidación de un monopolio estatal de facto. Si la segunda licitación fracasa y la opción de "contratación directa" se vuelve políticamente inviable o técnicamente imposible, el proyecto MCC podría desvanecerse. Este fracaso, sumado a la crisis financiera del sistema Isapre, empujaría a una porción aún mayor de la población hacia Fonasa como única opción.

Este no sería un sistema único de salud planificado y robustecido, como proponen algunos sectores, sino uno nacido del colapso de la alternativa. El Estado se vería forzado a absorber una demanda para la cual no tiene la infraestructura, el financiamiento ni la agilidad administrativa. Las consecuencias serían un aumento drástico de las listas de espera, una mayor presión sobre la red pública y una potencial nivelación hacia abajo en la calidad y oportunidad de la atención. Para los ciudadanos, especialmente la clase media que migraba desde las Isapres, la promesa de acceso a la red privada se desvanecería, generando una profunda frustración. El Estado, a su vez, enfrentaría una crisis de legitimidad al no poder cumplir con las expectativas de un sistema de salud que, en la práctica, se ha vuelto su responsabilidad casi exclusiva.

Escenario 2: La Privatización Silenciosa del Bienestar

Un camino divergente, pero igualmente plausible, es que el fracaso de una solución colectiva como la MCC acelere la fragmentación y privatización silenciosa del bienestar. Ante un sistema público sobrecargado y un sistema Isapre en contracción o volviéndose un bien de lujo, quienes tengan capacidad de pago buscarán soluciones individuales fuera de los seguros tradicionales.

Este escenario vería florecer un mercado de servicios de salud "boutique", planes de cobertura para patologías específicas, membresías a redes de clínicas y un aumento del gasto de bolsillo como principal mecanismo de acceso a la salud. El bienestar dejaría de ser un derecho garantizado por un pacto social para convertirse en un bien de consumo, segmentado por la capacidad económica. La solidaridad, principio fundamental de la seguridad social, se erosionaría por completo.

Las consecuencias de este modelo serían una profundización dramática de la desigualdad sanitaria. Mientras un segmento de la población accedería a medicina de vanguardia pagando directamente por ella, la gran mayoría quedaría relegada a un sistema público desfinanciado, afectado además por dinámicas como el abuso de licencias médicas que, como advierte el académico Claudio Sapelli, drena recursos vitales que podrían destinarse a prestaciones. Chile se transformaría en un archipiélago de soluciones de salud, sin un sistema coherente que las articule.

Escenario 3: El Rediseño Pragmático del Modelo Híbrido

Existe una tercera vía, una que requiere abandonar las trincheras ideológicas. El shock de la licitación desierta podría actuar como un catalizador para un rediseño pragmático y honesto del sistema mixto. En lugar de insistir en crear una nueva modalidad compleja y riesgosa, los esfuerzos se reorientarían a fortalecer y mejorar lo que ya existe.

En este escenario, el foco se pondría en reformar la Modalidad de Libre Elección (MLE) de Fonasa, mejorando significativamente su cobertura financiera, que hoy es notoriamente baja (cerca del 38% en promedio). Esto permitiría a todos los afiliados a Fonasa, y no solo a quienes puedan pagar una prima adicional, tener un mejor acceso a la red de prestadores privados. Se trataría de una mejora universal dentro del seguro público, no la creación de un subsistema segregado.

Este camino implicaría un nuevo pacto entre el Estado y los privados, con reglas claras, aranceles justos y mecanismos de contención de costos eficientes. Requeriría también una voluntad política para abordar los problemas de fondo, como la regulación de las licencias médicas y la búsqueda de certezas para la inversión a largo plazo, un punto clave en un contexto regional donde países como Argentina ya se mueven para atraer capital. Sería un futuro sin la pureza ideológica de un monopolio estatal ni la crudeza de un mercado desregulado, pero con el potencial de ser más estable, equitativo y funcional.

La Encrucijada del Contrato Social

La licitación desierta de Fonasa ha dejado al descubierto que el contrato de salud en Chile está roto. Las viejas fórmulas ya no responden a las nuevas realidades económicas y sociales. Los próximos meses serán decisivos. La elección no es simplemente entre volver a licitar o no; es definir si el futuro del bienestar se construirá sobre los cimientos de un Estado fortalecido pero sobrepasado, un mercado fragmentado que profundiza la desigualdad, o un nuevo acuerdo pragmático que reconozca la interdependencia entre lo público y lo privado. La respuesta a esta pregunta determinará no solo la salud de los chilenos, sino la cohesión social del país para la próxima década.

El fracaso de una política pública clave revela las tensiones estructurales entre el Estado y el mercado, abriendo un debate fundamental sobre el futuro del contrato social en materia de salud. La historia ha madurado, permitiendo analizar no solo el evento, sino sus profundas consecuencias sistémicas, las narrativas en pugna y los posibles rediseños de un derecho fundamental. Su evolución encapsula un dilema universal sobre el rol y los límites de la intervención estatal en la provisión de bienestar.