El debate por el aborto se congela en el Congreso: La estrategia presidencial que activó una guerra de tácticas y silenció la discusión de fondo

El debate por el aborto se congela en el Congreso: La estrategia presidencial que activó una guerra de tácticas y silenció la discusión de fondo
2025-07-28
  • El sorpresivo anuncio presidencial reconfiguró el tablero, forzando a todos los actores a tomar posición.
  • La oposición mutó su estrategia: de bloquear el debate a exigir una votación rápida para exponer la falta de apoyo del gobierno.
  • El proyecto está hoy en un punto muerto legislativo, convertido más en un instrumento de campaña que en una política pública en trámite.

La Calma Tensa: Un Debate en Suspenso

A más de dos meses de que el Presidente Gabriel Boric sacudiera la agenda política con el anuncio de un proyecto de ley para legalizar el aborto, la iniciativa duerme en el Congreso. Lo que comenzó como un estruendo de declaraciones cruzadas, gestos dramáticos y portadas de diarios, hoy es un silencio estratégico. El proyecto no ha sido rechazado, pero tampoco avanza. Su estado actual no responde a un análisis de fondo sobre la interrupción del embarazo, sino a un complejo ajedrez táctico donde gobierno y oposición miden cada movimiento de cara al ciclo electoral que ya está en marcha. La pregunta que resuena en los pasillos del poder no es si hay votos para aprobarlo, sino cómo su existencia beneficia o perjudica a cada sector en la contienda presidencial.

El Origen: Una Jugada para la Propia Galería

Todo comenzó en la Cuenta Pública del 1 de junio. En un discurso donde el propio Presidente reconoció un “ajuste de rumbo” y un pragmatismo forzado por la falta de mayorías, el anuncio del proyecto de aborto legal, junto a otros gestos como el cierre del penal de Punta Peuco, fue una clara señal a su base de apoyo. Era un recordatorio de los principios fundacionales de su coalición, tras un período marcado por la gestión de crisis en seguridad y economía. El gobierno, consciente de su minoría parlamentaria, no buscaba una victoria legislativa inmediata, sino reinstalar un debate valórico y marcar un contraste ideológico con la derecha.

La reacción de la oposición fue inmediata y predecible. La candidata de Chile Vamos, Evelyn Matthei, calificó el discurso de populista, propio de un “jefe de barra brava” que vive en un “mundo de Bilz y Pap”, mientras el diputado Johannes Kaiser abandonaba el Salón de Honor. El argumento transversal del sector fue que el gobierno utilizaba una “cortina de humo” para desviar la atención de las urgencias ciudadanas: la delincuencia y el estancamiento económico. La estrategia inicial de la derecha era clara: denunciar la irrelevancia del proyecto y negarse a discutirlo.

El Giro Táctico: La Trampa de la Urgencia

Sin embargo, la postura opositora cambió radicalmente en menos de 48 horas. Tras el ingreso formal del proyecto a la Cámara de Diputados —sin urgencia por parte del Ejecutivo—, la derecha modificó su libreto. En una jugada inesperada, el presidente de la Cámara, José Miguel Castro (RN), emplazó al gobierno a ponerle “discusión inmediata”. A él se sumaron las bancadas de la UDI y Republicanos.

¿Por qué el sector que se oponía al aborto ahora quería debatirlo con la máxima celeridad? La respuesta es puramente táctica. Al forzar una votación rápida, la oposición buscaba dos objetivos: primero, exponer la falta de votos del oficialismo, incluyendo el previsible rechazo de parlamentarios de la Democracia Cristiana y otros sectores moderados de la alianza de gobierno. Segundo, darle una muerte expedita al proyecto para evitar que el tema se mantuviera vivo durante la campaña presidencial, donde podría incomodar a su candidata, Evelyn Matthei, por sus posturas más flexibles en el pasado.

La ministra de la Mujer, Antonia Orellana, acusó el golpe y respondió con ironía, atribuyendo el cambio de postura a conveniencias electorales: “¿Por qué quienes tienen la mayoría (...) después que decían ‘no lo voy a poner en tabla’, ahora súbitamente quieren discutirlo rapidito? Pasó una Cadem entremedio”, deslizó. El gobierno se negó a caer en la trampa, manteniendo el proyecto sin urgencia y defendiendo la necesidad de un debate “profundo y sin presiones”.

El Contexto Profundo: Más que un Proyecto de Ley

Para algunos analistas, esta disputa no es un hecho aislado. La académica y ex presidenta del Tribunal Constitucional, Marisol Peña, ha señalado que el proyecto se enmarca en una estrategia gubernamental más amplia. Sostiene que una modificación reglamentaria previa sobre la objeción de conciencia —que la define como una “excepción a la regla general” de practicar abortos en tres causales— buscaba preparar el terreno cultural y jurídico para normalizar la interrupción del embarazo, invirtiendo la lógica constitucional que protege la vida del que está por nacer como principio fundamental.

Esta visión sugiere que el gobierno, más allá del resultado legislativo, busca instalar un nuevo marco de discusión sobre los derechos reproductivos, un objetivo a más largo plazo que trasciende la contingencia de una votación.

Estado Actual: Un Debate Congelado y Electoralizado

Hoy, el proyecto de aborto legal está radicado en las comisiones de Constitución, Hacienda y Salud, pero sin movimiento real. La negativa del gobierno a ponerle urgencia y la negativa de la oposición a discutirlo sin esa condición lo han dejado en un limbo legislativo. Se ha convertido en un símbolo, una herramienta de movilización para las bases de ambos sectores y una pieza clave en la definición de los perfiles presidenciales.

La discusión de fondo sobre el aborto, sus implicancias éticas, sanitarias y sociales, ha sido reemplazada por una guerra de trincheras tácticas. El tema no está cerrado; ha evolucionado. De ser una propuesta de política pública, pasó a ser un campo de batalla donde se miden las fuerzas para la elección que definirá el próximo ciclo político del país.

El tema fue reactivado por un sorpresivo anuncio presidencial, transformándose en un punto de inflexión en el debate público y la contienda electoral. La distancia temporal permite analizar con profundidad no solo el evento inicial, sino también la cadena de consecuencias políticas, legislativas y sociales que desencadenó. La historia revela las fracturas ideológicas subyacentes en la sociedad, la reconfiguración de alianzas políticas y el uso estratégico de un tema valórico en un año de elecciones, ofreciendo una narrativa completa con un principio, desarrollo y consecuencias visibles.