A más de dos meses de que los accionistas de Bicecorp y Grupo Security aprobaran su histórica fusión, el ruido de las celebraciones ha dado paso al metódico y complejo trabajo de integración. Lo que en junio fue un titular financiero sobre la creación de un nuevo coloso en el mercado chileno, hoy es una realidad en plena construcción, cuyos contornos y estructura de poder ya son visibles. La pregunta que madura ahora no es si la fusión ocurriría, sino cómo está reconfigurando el poder, el talento y la oferta en el sector financiero nacional.
La consecuencia más inmediata y decodificadora del nuevo equilibrio de fuerzas ha sido el reacomodo en la alta dirección. Lejos de una fusión entre iguales, los movimientos gerenciales de las últimas semanas confirman el claro liderazgo de Bicecorp, el brazo financiero del grupo Matte.
Informes de principios de julio revelaron una reestructuración profunda en Banco Security, donde la mayoría de los gerentes divisionales fueron reemplazados por ejecutivos provenientes de Banco BICE. Figuras emblemáticas de Security, como el ex gerente general Eduardo Olivares o el ex divisional de Inversiones Hitoshi Kamada, encontraron nuevos rumbos en competidores como Tanner. Otros, como el gerente de negocios Carlos Herreros, aterrizaron en gigantes como Metlife.
Este éxodo de talento no es casual; es el síntoma de una absorción cultural y estratégica. De la antigua plana mayor de Banco Security, solo un puñado de ejecutivos permanece, entre ellos los responsables de banca personas, riesgo y planificación. Sin embargo, en un movimiento que sugiere una integración estratégica más que una simple conquista, el exgerente de estrategia de Security, Paulo Melo, fue nombrado para liderar la nueva y crucial División de Datos, Analítica e Inteligencia Artificial del grupo combinado. Este nombramiento plantea una disonancia interesante: ¿es un reconocimiento al talento de Security en áreas de futuro o una forma de asegurar que la transición digital se alinee con la nueva visión corporativa?
Mientras en los pisos ejecutivos se definen los nuevos liderazgos, para los clientes la fusión se materializará de forma paulatina. En una reunión con más de 6.000 trabajadores de ambas compañías a mediados de julio, los líderes del nuevo holding delinearon los próximos pasos.
El gerente general de Banco Bice, Alberto Schilling, confirmó que, aunque ambas marcas seguirán operando en paralelo por ahora, la integración legal de los bancos hacia fines de 2025 permitirá a los clientes ser atendidos indistintamente en sucursales BICE o Security. Más concreto aún es el plan para el negocio de seguros: la unificación del sensible mercado de rentas vitalicias está proyectada para los últimos meses de este año, unificando dos carteras importantes bajo una sola estructura.
La visión declarada por el presidente de Bicecorp, Luis Felipe Gazitúa, es ambiciosa: “queremos ser el mejor grupo financiero de Chile, reconocido por la calidad de servicio”. La pregunta que queda en el aire es si la reducción de un competidor relevante se traducirá en una mejora real del servicio o si, por el contrario, la menor presión competitiva podría relajar los estándares a largo plazo. La advertencia de Schilling a sus equipos —“no estamos dormidos, y no le vamos a dar espacio a la competencia para quitarnos clientes”— revela que la batalla por el mercado está lejos de terminar.
La fusión BICE-Security no es un hecho aislado. Se enmarca en una tendencia global y local hacia la consolidación en la industria financiera. La creación de este nuevo actor, con un peso significativo en la banca, los seguros y las inversiones, obliga a preguntarse por el ecosistema completo. ¿Cómo reaccionarán los otros grandes jugadores del mercado? ¿Veremos nuevas fusiones como respuesta para mantener la escala competitiva?
El tema, por tanto, no está cerrado. Ha evolucionado de una noticia de negocios a un caso de estudio sobre concentración económica, cultura corporativa y el impacto en el consumidor. La integración legal y operativa, que se extenderá durante meses, será la prueba de fuego para la promesa de valor del nuevo holding. Para los ciudadanos, reguladores y competidores, el verdadero análisis recién comienza.