Han pasado más de 60 días desde que José Adolfo Macías, alias "Fito", fue subido a un avión de la DEA con destino a Nueva York. El ruido mediático se ha calmado, y el gobierno ecuatoriano capitalizó una victoria política innegable. Pero, ¿qué queda realmente tras la extradición del líder de "Los Choneros"? Este evento, lejos de ser un capítulo cerrado, funciona como un revelador test de estrés para las democracias de la región, incluyendo a Chile, obligándonos a mirar más allá del titular y analizar las grietas que el crimen transnacional explota.
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1. ¿Qué significó realmente la extradición de "Fito"? ¿Fue una victoria sin matices?
A primera vista, sí. Para el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, fue la culminación de una promesa audaz. Tras la humillante fuga de "Fito" en enero de 2024, que desató una ola de violencia sin precedentes y forzó la declaración de un “conflicto armado interno”, Noboa impulsó un referéndum en abril para permitir la extradición de nacionales, una medida prohibida por casi 80 años. La recaptura del capo en junio y su posterior entrega a Estados Unidos el 20 de julio fueron presentadas como la prueba de que el Estado podía recuperar el control. El tuit presidencial, “Hasta nunca, Fito”, encapsuló este sentimiento de triunfo.
Sin embargo, la realidad es más compleja. Como advirtió la abogada Dolores Miño en análisis posteriores, esta medida es un arma de doble filo. La necesidad de “tercerizar la justicia” para los criminales más peligrosos es, en sí misma, una admisión de fracaso. “Cuando consideras que otro sistema de justicia está en mejor capacidad de detener, procesar y condenar a tus propios delincuentes, evidentemente es una falta de confianza terrible al sistema judicial”, señaló. La extradición fue posible porque "Fito" enfrentaba cargos concretos en EE.UU. y porque él mismo, temiendo ser asesinado, consintió. La mayoría de los líderes criminales que operan en la región no cumplen estas condiciones, lo que convierte la extradición en una herramienta excepcional, no en una política de Estado sostenible.
2. ¿Por qué este caso debería importarle a Chile?
Porque el fenómeno que representa "Fito" no es exclusivo de Ecuador. Mientras la atención se centraba en Guayaquil, en Chile se acumulaban señales preocupantes. El fiscal jefe del Equipo de Crimen Organizado y Homicidios (ECOH), Héctor Barros, informó que los secuestros en la Región Metropolitana aumentaron un 28% en el primer semestre de 2025 en comparación con el año anterior. Pasaron de representar el 20% de los casos graves a un alarmante 40%.
Académicos como Pablo Carvacho, del Centro UC Justicia y Sociedad, han señalado que, si bien Chile cuenta con una “institucionalidad sólida”, esta se vio “desprevenida frente a un fenómeno que pensaba que era ajeno”. La captura en julio de uno de los líderes del Tren de Aragua, quien operaba con una identidad falsa, y la formalización de militares por tráfico de drogas, demuestran que las redes transnacionales no solo usan a Chile como ruta, sino que se están instalando, corrompiendo y adaptando sus métodos violentos al territorio nacional. La historia de "Fito" es un espejo: muestra la rapidez con la que un problema subestimado puede escalar hasta desafiar al Estado.
3. ¿La caída de un capo debilita a la organización?
Rara vez. Y casi nunca de forma permanente. "Los Choneros" no son una simple pandilla; son una organización criminal con más de tres décadas de historia, con una estructura descentralizada y alianzas con carteles internacionales como el de Sinaloa. La historia del narcotráfico en América Latina demuestra que la captura o muerte de un líder (como Pablo Escobar o "El Chapo" Guzmán) no desmantela el “modelo de negocio”. Por el contrario, a menudo desencadena una violenta lucha por la sucesión.
El “trono vacío” de "Fito" genera un vacío de poder que facciones rivales y lugartenientes de su propia organización buscarán llenar. Esto puede traducirse en un aumento de la violencia en las calles y cárceles de Ecuador, a medida que se reconfiguran las lealtades y se disputan los territorios y las rutas. La extradición elimina a una figura icónica, pero la estructura —las redes de lavado de dinero, la logística de exportación de cocaína y la importación de armas— permanece intacta, a la espera de un nuevo liderazgo.
4. ¿Qué sigue ahora? ¿Está el tema cerrado?
El tema no está cerrado; ha entrado en una nueva fase. En Nueva York, "Fito" se declaró “no culpable” y su juicio promete revelar detalles sobre las redes de corrupción que le permitieron operar con impunidad durante años. Sus testimonios podrían implicar a figuras políticas, judiciales y empresariales en Ecuador, generando una crisis institucional de largo aliento.
Para la región, y especialmente para Chile, el desafío es aprender la lección. La extradición de "Fito" fue una jugada táctica exitosa, pero no una solución estratégica. La pregunta fundamental que deja este caso no es cómo capturar al próximo "Fito", sino cómo fortalecer las instituciones para que no necesiten “exportar” su justicia. Implica combatir la corrupción judicial, mejorar la inteligencia para desarticular las finanzas de las bandas y, sobre todo, abordar las vulnerabilidades sociales que el crimen organizado explota para reclutar y expandirse. Celebrar la caída de un capo es fácil; construir un Estado inmune a ellos es el verdadero desafío que sigue pendiente.
2025-06-27