De las primarias fallidas a las batallas definidas: Cómo 90 días reconfiguraron la carrera presidencial en Chile

De las primarias fallidas a las batallas definidas: Cómo 90 días reconfiguraron la carrera presidencial en Chile
2025-07-09
  • Evelyn Matthei consolida su liderazgo en la derecha al eludir una primaria, atrayendo al centro con el apoyo de Amarillos.
  • La victoria de Jeannette Jara en la primaria oficialista instala al Partido Comunista en el centro de la contienda, desafiando la unidad del progresismo.
  • El escenario post-primarias revela las nuevas líneas de conflicto: la economía, la gobernabilidad y la histórica tensión entre el PC y la Democracia Cristiana.

El tablero reordenado

Lo que hace 90 días era un campo de precandidaturas inciertas y alianzas frágiles, hoy se ha decantado en un escenario presidencial con contornos nítidos. El camino hacia noviembre de 2025 ha quedado definido no por las primarias que se esperaban, sino por su ausencia en un sector y por el sorpresivo resultado en el otro. Hoy, la carrera a La Moneda se perfila como una contienda entre dos proyectos antagónicos, liderados por Evelyn Matthei (UDI) y Jeannette Jara (PC), cuyas trayectorias en los últimos tres meses revelan las profundas transformaciones del sistema político chileno.

La estrategia de la consolidación: El camino de Matthei

A fines de abril, la derecha chilena enfrentaba un dilema. La insistencia de Evelyn Matthei en una "primaria amplia" que incluyera a la ultraderecha de José Antonio Kast fue más una jugada táctica que una invitación sincera. Ante la previsible negativa, la opción de una "primaria exprés" dentro de Chile Vamos se desmoronó por disputas internas y riesgos legales, como la renuncia del senador Francisco Chahuán a RN para competir. Este caos controlado permitió a Matthei dar un golpe de timón: el 21 de abril anunció que competiría directamente en primera vuelta, erigiéndose no como una candidata impuesta, sino como la única figura capaz de poner orden ante el desorden de su propio sector.

Esta estrategia de consolidación se vio coronada el 6 de junio, cuando Amarillos por Chile, un partido nacido desde el centro y la crítica al actual gobierno, le entregó su respaldo. Este movimiento no fue menor: le permitió a Matthei ampliar su base de apoyo hacia un centro político huérfano y reforzar su narrativa de ser la única alternativa con capacidad de convocar transversalmente para restaurar el crecimiento y la cohesión institucional.

El crisol de la izquierda: La irrupción de Jara

Mientras la derecha resolvía sus tensiones a puerta cerrada, el oficialismo optó por el camino institucional de las primarias. La competencia entre Carolina Tohá (PPD), Gonzalo Winter (FA) y Jeannette Jara (PC) culminó el 29 de junio con un resultado que redefinió el eje de la izquierda. La victoria de Jara, ministra del Trabajo del gobierno de Gabriel Boric, no solo demostró la capacidad de movilización del Partido Comunista, sino que también instaló a una de sus militantes como la abanderada de todo el progresismo.

El triunfo, sin embargo, trajo consigo un desafío inmediato y de gran envergadura: la unidad. La tarea más compleja para Jara ha sido tender puentes con la Democracia Cristiana (DC), un partido históricamente antagónico al PC y cuya directiva, encabezada por Alberto Undurraga, se ha mostrado reacia a un pacto. La discusión sobre si Jara debía suspender su militancia para dar "garantías" al centro se convirtió en la primera gran prueba de su liderazgo. Su decisión final, comunicada a principios de julio, de no abandonar las filas del PC, fue una declaración de principios que, si bien afianzó a su base, complejizó el diálogo con una DC internamente dividida entre el pragmatismo parlamentario y la resistencia ideológica.

Las nuevas fronteras del conflicto

Con las candidaturas definidas, las líneas de batalla se han desplazado. El debate ya no es sobre quién liderará los bloques, sino sobre la viabilidad de sus proyectos. Un ejemplo claro surgió el 8 de julio, cuando diputados del oficialismo —incluyendo comunistas— recurrieron al Tribunal Constitucional para impugnar artículos de la recién aprobada ley de permisología, un proyecto del propio gobierno diseñado para agilizar la inversión.

Este hecho encapsula el dilema que enfrentará Jara durante toda su campaña: cómo conciliar las demandas de su base, que exige mayor regulación ambiental y social, con la necesidad de proyectar una imagen de estabilidad y pro-crecimiento que atraiga al electorado moderado. Para Matthei, la situación es una oportunidad para acusar al oficialismo de incoherencia y de ser un obstáculo para el desarrollo económico, un discurso que resuena en un país preocupado por la seguridad y el estancamiento.

El escenario actual es el resultado de 90 días de movimientos tácticos, realineamientos y definiciones ideológicas. La carrera presidencial ha entrado en una nueva fase, una de confrontación directa entre dos visiones de país. Matthei busca capitalizar el anhelo de orden y la fatiga con el ciclo político actual. Jara, por su parte, tiene el desafío de demostrar que un proyecto de izquierda transformadora puede unir a una mayoría y gobernar con eficacia. En el centro de esta disputa, la Democracia Cristiana y el electorado moderado observan, conteniendo la llave que podría definir el futuro de Chile.

La historia documenta la evolución de un proceso político clave, mostrando la fragmentación de coaliciones tradicionales y el surgimiento de nuevas alianzas y narrativas. Permite un análisis profundo de las tensiones ideológicas, las estrategias de campaña y los cambios en el electorado, ofreciendo una perspectiva completa sobre las transformaciones del poder y la representación política más allá de la coyuntura diaria.