El iris ya tiene un precio en Chile: Worldcoin avanza en un mundo que acelera su regulación

El iris ya tiene un precio en Chile: Worldcoin avanza en un mundo que acelera su regulación
2025-07-29
  • La Oferta Global: Worldcoin, del creador de ChatGPT, propone una identidad digital universal a cambio de un escaneo de iris, entregando criptomonedas como incentivo en varios puntos de Chile.
  • El Dilema Local: La iniciativa desató un debate profundo sobre la tensión entre la innovación tecnológica y la protección de datos biométricos, un derecho fundamental que carece de regulación específica.
  • La Respuesta Estatal: El avance de Worldcoin ocurre mientras Chile, EE.UU. y Europa intensifican el control sobre los activos digitales, marcando el fin de la era de la especulación sin supervisión y el inicio de una fase de soberanía regulatoria.

Pregunta Inicial: ¿Qué vale tu identidad en la era de la inteligencia artificial?

Hace unos meses, en centros comerciales de Santiago, Valparaíso y Rancagua, una escena futurista se volvió cotidiana: chilenos haciendo fila frente a un orbe plateado y brillante. El dispositivo, llamado Orb, escaneaba su iris. A cambio, recibían un WorldID —una suerte de pasaporte digital que certifica su humanidad— y una asignación de criptomonedas Worldcoin (WLD). La promesa de Tools For Humanity, la empresa de Sam Altman (CEO de OpenAI) detrás del proyecto, es seductora: una solución para distinguir a humanos de bots en un futuro dominado por la IA y, de paso, una forma de renta básica universal.

Sin embargo, pasados los 90 días de la novedad inicial, la conversación ha madurado. Lo que comenzó como una curiosidad tecnológica y una oportunidad de obtener dinero fácil, hoy es el epicentro de un debate nacional y global que sigue abierto: ¿cuál es el verdadero precio de ceder un dato biométrico único e inalterable a una corporación privada? Y, ¿está Chile preparado para esta nueva frontera digital?

La Evolución del Debate: De la Utopía a la Cautela

La narrativa de Worldcoin es impecable en su lógica futurista. Martín Mazza, director de la firma para América Latina, explicó en julio que el objetivo es crear una red descentralizada y anónima. Según la compañía, el Orb transforma la imagen del iris en un código encriptado que se fragmenta y almacena en distintas bases de datos, eliminando la imagen original. “No tenemos información identificable de los usuarios”, aseguró Mazza, defendiendo el sistema como una herramienta “resistente al fraude, segura y privada”.

El modelo de negocio, según la empresa, no se basa en vender datos al estilo de las grandes tecnológicas, sino en cobrar por el uso de la infraestructura de verificación WorldID a otras empresas, como plataformas de videojuegos (Razer) o aplicaciones de citas (Tinder), que necesitan garantizar que sus usuarios son humanos. En Argentina, incluso, se explora su uso como colateral para créditos a personas sin historial bancario.

Pero esta visión optimista encontró rápidamente una contraparte crítica en Chile. Organizaciones como la fundación Kamanau levantaron las primeras alarmas, presentando recursos de protección —aunque uno fue declarado inadmisible por la Corte de Apelaciones de Valparaíso— que pusieron el tema en la agenda pública. La preocupación es simple pero profunda: el iris es una contraseña biológica que no se puede cambiar. Su entrega a una entidad privada, por más seguras que sean sus promesas, abre una caja de Pandora sobre su uso futuro, la posibilidad de hackeos y la soberanía sobre la propia identidad.

El Contrapunto Global: Mientras el Orbe Escanea, los Estados Legislan

La expansión de Worldcoin en Chile se produjo en un aparente vacío regulatorio. Sin embargo, en el mismo periodo, el tablero de juego global se reconfiguraba drásticamente, mostrando una tendencia inequívoca hacia el control estatal de los activos digitales.

  1. En Chile: A partir del 1 de julio, comenzó a regir la “Regla de Viaje”, una normativa internacional impulsada por el GAFI que obliga a las plataformas de criptomonedas a identificar a los usuarios en transacciones superiores a 1.000 dólares. La medida, implementada por la Unidad de Análisis Financiero (UAF), pone fin al anonimato que fue uno de los grandes atractivos del ecosistema cripto, alineando al país con los estándares globales de prevención de lavado de activos.
  1. En Estados Unidos: La administración Trump, autoproclamándose pro-cripto, impulsó una “Semana de las Criptomonedas” en el Congreso. El resultado fue la aprobación del “Genius Act” en julio, la primera ley federal que regula las stablecoins (criptomonedas atadas al dólar). La ley exige a los emisores mantener reservas auditables y estar bajo supervisión federal o estatal, legitimando un mercado de miles de millones de dólares pero bajo estrictas reglas del juego. Es un paso que busca asegurar el dominio del dólar en la nueva economía digital.
  1. En Europa: El reglamento MiCA, que entró en vigor a fines de 2024, ya establece un marco integral. No obstante, su aplicación ha revelado tensiones. El regulador europeo (ESMA) ha cuestionado la laxitud de jurisdicciones como Malta, que se ha convertido en un “paraíso cripto” para gigantes del sector. Esto demuestra que, incluso con regulación, la supervisión efectiva sigue siendo un desafío.
  1. La Advertencia Regional: El caso “$Libra” en Argentina, donde el presidente Javier Milei fue investigado por promocionar una criptomoneda que colapsó en horas, sirve como una cruda advertencia sobre los peligros de la promoción no regulada y los conflictos de interés en la frontera entre la política y la tecnología financiera.

El Estado Actual: Una Negociación Abierta sobre el Futuro

El fenómeno Worldcoin en Chile ya no es una anécdota tecnológica; es un caso de estudio sobre la colisión de dos paradigmas. Por un lado, una visión tecnológica global, descentralizada y disruptiva que promete soluciones a problemas del siglo XXI. Por otro, el resurgimiento del rol del Estado como garante de los derechos ciudadanos, la estabilidad financiera y la soberanía nacional.

El debate está lejos de cerrarse. La tecnología de Worldcoin sigue operando y expandiéndose, mientras el marco regulatorio chileno e internacional se robustece lentamente. La pregunta que queda en el aire para los ciudadanos, legisladores y empresas es si es posible encontrar un equilibrio donde la innovación no se consiga a costa de la privacidad. La historia del Orbe en Chile ha demostrado que, aunque una tecnología pueda llegar primero, la discusión sobre sus límites y consecuencias es un proceso social y político inevitable y necesario.

La historia documenta la transición de una tecnología emergente desde la especulación sin control hacia una fase de escrutinio público y regulatorio. Expone el conflicto fundamental entre la promesa de innovación tecnológica y los derechos ciudadanos fundamentales, como la privacidad y la protección de datos biométricos. Además, ilustra cómo un fenómeno global se manifiesta con particularidades locales, generando un debate social sobre el futuro del dinero, la identidad digital y los límites éticos de la tecnología.