El Narcotráfico Cambió de Dueño:Una Súper Alianza Criminal Redefine el Poder en América

El Narcotráfico Cambió de Dueño:Una Súper Alianza Criminal Redefine el Poder en América
2025-07-30
  • La caída de los capos históricos del Cártel de Sinaloa no terminó con el narcotráfico; desató una guerra interna y una reorganización sin precedentes.
  • Una nueva "súper alianza" entre la facción de "Los Chapitos" y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) reconfigura el poder criminal en América, confirmada por la DEA.
  • El nuevo modelo del narco opera con lógica corporativa y desafía la soberanía estatal, combinando violencia extrema, acuerdos judiciales en EE.UU. y una profunda infiltración en las instituciones.

La nueva normalidad: un monstruo de dos cabezas

Hace unos meses, la extradición y posterior declaración de culpabilidad de Ovidio Guzmán López, hijo de "El Chapo", y la captura de Ismael "El Mayo" Zambada, cofundador del Cártel de Sinaloa, parecían marcar el fin de una era. Sin embargo, el vacío de poder no trajo la paz esperada. Por el contrario, ha dado paso a una reconfiguración del mapa criminal que redefine las reglas del juego en todo el continente. La pregunta ya no es quién lidera el Cártel de Sinaloa, sino qué ha surgido de sus cenizas.

La respuesta, según la Administración de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, es una alianza estratégica entre la facción de los hijos de Guzmán, conocida como "Los Chapitos", y sus antiguos rivales, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). En su informe anual (NDTA 2025), la agencia estadounidense confirmó que ambos grupos operan en conjunto para fabricar y distribuir fentanilo, metanfetaminas y cocaína, compartiendo recursos, poder de fuego y acceso a funcionarios corruptos. Eduardo Guerrero, analista de seguridad citado por The New York Times, lo describió sin rodeos: "Es como traer a Messi a tu equipo de fútbol. Combinar ambas fuerzas significará tener una enorme capacidad de producción global".

Esta unión no es una fusión amistosa, sino un movimiento pragmático nacido de la debilidad. La facción de "Los Chapitos", acorralada por una violenta guerra interna, buscó en el CJNG al socio necesario para sobrevivir y consolidar su poder. El resultado es un nuevo gigante criminal que amenaza con alterar significativamente el equilibrio de poder en México y en los mercados internacionales de la droga.

Crónica de una traición: la guerra que desangra Sinaloa

Para entender esta alianza, es crucial mirar hacia atrás, a los eventos que fracturaron al cártel más poderoso del mundo. La captura de "El Mayo" Zambada en julio de 2024 no fue un operativo policial tradicional. Según una carta enviada por el propio capo desde su cautiverio, fue víctima de una traición orquestada por su ahijado, Joaquín Guzmán López, otro de los "Chapitos". Zambada afirma que fue emboscado, secuestrado y entregado a las autoridades estadounidenses.

Esta presunta traición fue la chispa que encendió una guerra total en Sinaloa. Las fuerzas leales a "El Mayo" se enfrentaron a las de "Los Chapitos" en una espiral de violencia que, según estimaciones de medios como El País, ha dejado un saldo de más de 1.600 asesinatos y casi 2.000 desapariciones en menos de un año. Municipios históricos como Badiraguato, cuna de "El Chapo", se han convertido en campos de batalla. Los grafitis con las iniciales "MF" (por "Mayito Flaco", hijo de Zambada) reemplazan las viejas lealtades, y los retenes de hombres armados son parte del paisaje cotidiano.

Esta guerra interna no solo debilitó a las facciones, sino que también demostró que el viejo código de honor, si alguna vez existió, está muerto. La nueva generación de líderes prefiere las alianzas tácticas y las negociaciones pragmáticas a las lealtades de sangre.

El tablero judicial: cuando el enemigo negocia en Washington

Mientras la violencia se recrudecía en México, una nueva estrategia se desarrollaba en las cortes de Estados Unidos. En julio de 2025, Ovidio Guzmán López, "El Ratón", se declaró culpable de narcotráfico y crimen organizado en Chicago. Este acto, inédito para un líder de su calibre, marcó un punto de inflexión. A diferencia de su padre, que enfrentó un juicio hasta el final, Ovidio optó por la negociación.

Los detalles del acuerdo son secretos, pero analistas consultados por la BBC Mundo dan por hecho que implica una colaboración sustancial con las autoridades estadounidenses a cambio de una reducción de su condena. Esta jugada ha generado una profunda molestia en el gobierno mexicano, que ha cuestionado la falta de transparencia y coordinación por parte de EE.UU. La presidenta Claudia Sheinbaum ha criticado públicamente que se negocie con líderes de organizaciones que Washington mismo ha designado como terroristas, dejando a México, el país que pagó con sangre la captura, al margen de la información.

Este nuevo paradigma plantea una disonancia cognitiva fundamental: mientras un país combate militarmente a los cárteles, otro negocia con sus líderes. Esto no solo genera tensiones diplomáticas, sino que también erosiona la soberanía y la capacidad del Estado mexicano para impartir justicia sobre crímenes cometidos en su territorio.

Más allá de los capos: el crimen como empresa global

La caída de los viejos líderes y la reconfiguración de las alianzas exponen una verdad más profunda: el narcotráfico ha mutado. Ya no es una estructura piramidal liderada por figuras míticas, sino una red transnacional con una lógica corporativa. Un reportaje de El País reveló cómo los cárteles mexicanos reclutan a exmilitares colombianos como mercenarios, demostrando una sofisticada capacidad de reclutamiento, logística y gestión de "recursos humanos" a nivel internacional.

Al mismo tiempo, la corrupción sistémica sigue siendo el pilar que sostiene toda la estructura. El caso de Hernán Bermúdez, alias "Comandante H", es un ejemplo paradigmático. Documentos del ejército mexicano filtrados lo identifican como el líder de La Barredora, una célula del CJNG en Tabasco, mientras se desempeñaba como Secretario de Seguridad de ese estado. Este nivel de infiltración demuestra que el problema no es de "manzanas podridas", sino de un sistema estatal penetrado y, en ocasiones, cooptado por el crimen organizado.

El tema, por tanto, está lejos de estar cerrado. Ha evolucionado hacia una nueva etapa, más compleja y peligrosa. La era de los grandes capos ha terminado, pero ha sido reemplazada por la de las alianzas criminales flexibles, violentas y con un alcance global que desafían directamente la autoridad y la soberanía de los Estados. La violencia en Sinaloa no es el epílogo de una historia, sino el prólogo de la siguiente.

Este tema marca el fin de una era en el crimen organizado transnacional, con la caída de figuras que definieron el narcotráfico por décadas. La historia ha madurado lo suficiente para analizar no solo el colapso de una estructura de poder, sino también las consecuencias visibles: la reconfiguración de alianzas criminales, el cambio en las dinámicas de violencia y el impacto en la gobernabilidad y las relaciones internacionales. Permite explorar escenarios futuros sobre la soberanía estatal, la seguridad regional y la evolución de las economías ilícitas en un mundo post-capos, ofreciendo una narrativa completa con principio (la captura), desarrollo (el proceso judicial y la caída de otros líderes) y consecuencias (nuevas alianzas y vacíos de poder).