Chile se asomó a los BRICS y el tablero global respondió: La diplomacia de principios choca con el pragmatismo de las potencias

Chile se asomó a los BRICS y el tablero global respondió: La diplomacia de principios choca con el pragmatismo de las potencias
2025-07-30
  • La asistencia de Chile como invitado a la cumbre BRICS desató una tormenta diplomática y un debate nacional sobre su rol en un mundo polarizado.
  • La respuesta de EE.UU., con una amenaza de aranceles, materializó los temores de la oposición y puso a prueba la autonomía de la política exterior chilena.
  • El episodio dejó a Chile en una encrucijada: ¿mantener una política exterior basada en principios universales o priorizar un pragmatismo alineado con las superpotencias?

La Calma Antes de la Tormenta Geopolítica

A principios de julio, la decisión del Presidente Gabriel Boric de asistir a la cumbre de los BRICS en Río de Janeiro, por invitación de Brasil, parecía un movimiento más en el tablero de la diplomacia multilateral. Para el gobierno, era una oportunidad de dialogar con el "Sur Global", fortalecer lazos con economías emergentes y posicionar a Chile en debates sobre el futuro climático y digital. "Nos permitirá estar presentes en los grandes debates del futuro", afirmó el mandatario desde Brasil.

Sin embargo, en Chile, la decisión ya había encendido las alarmas. Figuras de la oposición, como la candidata presidencial Evelyn Matthei, advirtieron sobre los riesgos de un gesto que consideraban un "gustito ideológico". "Chile es un país muy pequeño (...) siempre me parece pretencioso pensar que Chile va a imponer sus principios en el mundo", declaró Matthei a fines de junio, subrayando la dependencia del país del comercio internacional y la importancia de no incomodar a socios estratégicos como Estados Unidos.

En el Senado, la Cancillería intentó calmar las aguas. La subsecretaria Gloria de la Fuente aseguró el 1 de julio que Chile asistía solo como observador y que un ingreso formal al bloque —que incluye a China, Rusia e Irán— no estaba en la agenda. Pese a ello, senadores opositores como Iván Moreira y Rojo Edwards manifestaron su "preocupación por las señales" enviadas, temiendo consecuencias concretas como la pérdida de la Visa Waiver. En la vereda oficialista, el senador José Miguel Insulza calificaba el debate como una "tormenta en un vaso de agua".

El Equilibrio en la Cuerda Floja: Principios en Territorio Complejo

Una vez en Río de Janeiro, el Presidente Boric ejecutó una calculada pieza de equilibrio diplomático. En un foro donde se sentaba el canciller ruso, y en un contexto de alta tensión global, Boric no eludió los temas espinosos. Hizo un llamado a condenar "toda invasión que afecte la soberanía de un Estado", en una clara alusión a la agresión de Rusia contra Ucrania. Simultáneamente, y con la misma firmeza, reiteró su condena a las acciones de Israel en Palestina.

El mensaje era claro: Chile aplicaría un estándar único y universal en materia de derechos humanos y derecho internacional, sin importar el bloque o la potencia involucrada. "No podemos repetir la lógica de la Guerra Fría en donde un bando criticaba al otro pero jamás se refería a las vulneraciones que sucedían en su propio campo de influencia", publicó el mandatario en sus redes sociales, evocando la tradición de la política exterior chilena.

La Reacción que lo Cambió Todo

La respuesta no tardó en llegar, y no provino de los anfitriones del BRICS, sino desde Washington. La noche del 6 de julio, el presidente Donald Trump lanzó una advertencia directa a través de sus redes sociales: impondría un arancel adicional del 10% a "cualquier país que se alinee con las políticas antiamericanas de BRICS".

La amenaza materializó instantáneamente los peores temores de la oposición chilena y transformó un debate interno en una crisis diplomática latente. El Kremlin respondió afirmando que el bloque "no amenaza a nadie", mientras China pedía calma. La propia declaración final de los BRICS expresó "seria preocupación" por las medidas arancelarias unilaterales que "distorsionan el comercio".

Desde La Moneda, la reacción fue de contención. El canciller Alberto van Klaveren afirmó categóricamente: "No nos sentimos aludidos". Argumentó que Chile, como país invitado, no suscribe automáticamente las declaraciones del bloque y que define su política exterior de manera soberana. "Chile no se alinea con determinados grupos de países", insistió, buscando desmarcar la participación en la cumbre de un alineamiento estratégico.

La Encrucijada Chilena: ¿Autonomía Estratégica o Realismo Forzado?

Pasadas las semanas, el episodio ha madurado para revelar una encrucijada fundamental para Chile. La visita a los BRICS y sus secuelas han dejado de ser una anécdota de política exterior para convertirse en un caso de estudio sobre el lugar del país en un orden global en plena reconfiguración.

Las perspectivas en disputa son claras y profundas:

  1. La Visión del Gobierno y sus Aliados: Sostienen que en un mundo multipolar, el no-alineamiento activo y la diversificación de relaciones son un imperativo. Para voces como la del exministro Carlos Ominami, es evidente que "debemos estar donde están China e India, las economías del futuro". Esta postura defiende la autonomía estratégica como un pilar irrenunciable, donde los principios no son negociables, aunque su defensa resulte incómoda para las grandes potencias.
  1. La Crítica de la Oposición: Argumentan que la política exterior debe ser pragmática y priorizar los intereses económicos y de seguridad de Chile. Desde esta óptica, la participación en los BRICS fue una imprudencia que arriesgó una relación vital con Estados Unidos por una ganancia simbólica incierta. La amenaza de Trump, para ellos, no es una hipótesis, sino la consecuencia previsible de una política exterior que perciben como ingenua.
  1. La Mirada de Actores Externos: El incidente también expuso las visiones del resto del mundo. Para Ucrania, cuyo embajador en Santiago expresó que un ingreso de Chile a los BRICS "preocuparía mucho", el bloque es una alianza de regímenes autoritarios que legitiman a Rusia. Para analistas internacionales, como Rafael Duarte Vila de la Universidad de São Paulo, la reacción de Trump fue paradójica, pues le otorgó a una cumbre de bajo perfil una relevancia geopolítica inesperada, casi "haciendo a los BRICS grandes de nuevo".

Un Debate Abierto

El tema está lejos de cerrarse. La amenaza arancelaria de Estados Unidos, aunque no se ha concretado, permanece como una posibilidad latente que condiciona futuras decisiones comerciales y diplomáticas. Internamente, la controversia ha echado más leña al fuego de un año electoral, donde la política exterior se ha convertido en un campo de batalla para definir dos modelos de país y de inserción en el mundo.

La pregunta que queda suspendida en el aire es si Chile podrá sostener su delicado equilibrio, defendiendo un multilateralismo basado en principios universales, o si las crecientes presiones de un mundo polarizado lo forzarán a elegir un bando en la encrucijada de los gigantes.

La historia encapsula el dilema de una nación pequeña navegando un orden global en reconfiguración, forzada a equilibrar su tradición diplomática con las presiones de superpotencias en conflicto. El evento inicial, una decisión de política exterior, maduró para revelar las tensiones políticas internas, las consecuencias económicas latentes y el debate sobre la soberanía en un mundo interconectado y polarizado. Permite un análisis profundo sobre la toma de decisiones estratégicas y su impacto a largo plazo.