A más de dos meses de que las primeras hebras de la investigación comenzaran a entrelazarse públicamente, el caso del diputado Joaquín Lavín León (ex-UDI) ha escalado hasta el corazón del sistema político y judicial. La Fiscalía Metropolitana Oriente ha solicitado formalmente a la Corte de Apelaciones de Santiago su desafuero, un paso indispensable para poder formalizarlo por delitos de fraude al Fisco y tráfico de influencias. Lo que en un principio parecía una serie de investigaciones dispersas —irregularidades en el municipio de Maipú, contratos por clases de zumba en el Gobierno Regional y denuncias sobre el uso de asignaciones parlamentarias— ha convergido en un expediente de 120 páginas que dibuja un presunto esquema de defraudación sistemática. Hoy, el debate no es solo sobre la culpabilidad o inocencia de un legislador, sino sobre la fragilidad de los controles institucionales y la delgada línea que separa la función pública de los intereses privados.
La investigación, liderada por la fiscal de Alta Complejidad Constanza Encina, detalla lo que denomina el "modo" Lavín Jr. La acusación se articula en dos grandes ejes que, en conjunto, sumarían un perjuicio fiscal superior a los $200 millones.
* Plataforma "Socialtazk" ($93 millones): Según la Fiscalía, Lavín León habría financiado con fondos del Congreso la creación de una aplicación y empresa llamada "Modo74", cuya principal herramienta era "Socialtazk". Esta plataforma se ofrecía gratuitamente a más de 70 candidatos de la UDI a nivel nacional. El intercambio era simple: los candidatos obtenían una herramienta para sus campañas y, a cambio, entregaban sus bases de datos de votantes (juntas de vecinos, clubes deportivos, etc.). La tesis del Ministerio Público es que esta masiva recolección de datos no solo servía a fines políticos, sino que nutría a otra empresa, "Panel Ciudadano", ligada a sus hermanos y dedicada a estudios de mercado. El testimonio del excandidato a alcalde por Ancud, Aliro Caimapo, es clave, al relatar cómo el propio diputado le ofreció el servicio a cambio de sus bases de datos.
* Facturas Falsas ($104 millones): De forma paralela, se acusa al diputado de rendir sistemáticamente, entre 2015 y 2024, facturas ideológicamente falsas para reembolsar gastos de campañas y otros proyectos políticos de su partido, inflando los costos de su labor parlamentaria.
Frente a estas imputaciones, la defensa del diputado ha sido la negación, deslindando responsabilidades en su equipo de asesores, una postura que contrasta con la contundencia de los antecedentes presentados por la Fiscalía.
El caso Lavín León ha abierto un debate que trasciende lo meramente judicial, exponiendo tensiones en distintos niveles:
El caso de Joaquín Lavín León no es una historia cerrada. Con la solicitud de desafuero, se inicia una nueva etapa judicial que será seguida de cerca por la opinión pública. Sin embargo, las consecuencias ya son visibles: la confianza en las instituciones se erosiona una vez más y se instala la pregunta incómoda sobre cuántos otros esquemas similares podrían estar operando en silencio. Este caso no solo trata sobre un presunto delito; es un reflejo de las zonas grises del poder, donde la representación popular y los intereses privados se confunden peligrosamente.