El Uniforme Manchado: La Infiltración del Narcotráfico en las Fuerzas Armadas y los Tres Futuros para la Soberanía Chilena

El Uniforme Manchado: La Infiltración del Narcotráfico en las Fuerzas Armadas y los Tres Futuros para la Soberanía Chilena
2025-07-31
  • La infiltración del narcotráfico en las FF.AA. ya no es un riesgo, es un hecho en desarrollo.
  • Las respuestas del Estado, entre reformas y negación, definirán si la corrupción se vuelve sistémica.
  • Tres escenarios futuros: Contención exitosa, colapso institucional o una lenta degradación de la soberanía.

El Punto de Inflexión: Más Allá de las Manzanas Podridas

Los eventos de junio y julio de 2025 no fueron incidentes aislados. Fueron señales de un patrón. El robo de fusiles de guerra en Valparaíso, la detención de suboficiales del Ejército por traficar cocaína desde el norte y el hallazgo de droga en unidades fronterizas de Colchane dibujan un nuevo escenario. El crimen organizado ya no solo desafía al Estado desde fuera; ahora intenta operar desde adentro, vistiendo el uniforme. La pregunta clave ya no es si está ocurriendo, sino qué tan profunda es la infiltración y si la respuesta estatal será suficiente para evitar un daño irreversible a la soberanía.

La postura oficial del gobierno, expresada por el ministro de Seguridad, Luis Cordero, fue calificar la situación como un “momento crítico” pero sin evidencia de un “problema estructural”. Esta declaración choca con la seguidilla de hechos y, sobre todo, con la disputa de competencia entre la justicia militar y la civil para investigar estos delitos. Como advirtió el Fiscal Nacional, Ángel Valencia, esta pugna “no contribuye en nada a la justicia” y solo beneficia a las redes criminales. Este es el punto de inflexión: el debate dejó de ser sobre individuos corruptos para centrarse en la vulnerabilidad de la institución misma.

El futuro de la integridad de las Fuerzas Armadas y, por extensión, de la seguridad nacional, se definirá por las acciones que se tomen en los próximos meses. A continuación, se exploran tres escenarios probables.

Escenario 1: Contención y Reforma (El Futuro Optimista, 2025-2030)

En este escenario, el Estado reacciona con decisión. Las medidas anunciadas por el Ministerio de Defensa —rotación de personal en zonas críticas, fortalecimiento de la contrainteligencia y controles aéreos equiparados a los comerciales— se implementan de forma rigurosa y sostenida. Más importante aún, el poder político impulsa y logra aprobar una reforma profunda a la justicia militar. Se establecen competencias claras, otorgando primacía a la justicia civil para investigar y juzgar delitos comunes como el narcotráfico, sin importar quién los cometa.

La inteligencia del Estado se moderniza, enfocándose no solo en detectar la corrupción, sino en prevenir la captación de personal por parte de organizaciones criminales. Se establecen pruebas de confianza y polígrafos de manera periódica y aleatoria para el personal en posiciones sensibles.

Consecuencias: La confianza en las Fuerzas Armadas se recupera lentamente tras una purga dolorosa pero necesaria. Se logra desarticular las redes internas y disuadir nuevos intentos de infiltración a gran escala. El costo es alto: un intenso debate público, mayor escrutinio sobre las FF.AA. y una pérdida de su autonomía tradicional. Sin embargo, Chile lograría blindar una de sus instituciones fundamentales, sentando un precedente en la región.

Escenario 2: La Erosión Silenciosa (El Futuro Probable, 2025-2030)

Aquí, las reformas se implementan a medias. La voluntad política inicial se diluye frente a los costos y las resistencias corporativas. La rotación de personal se vuelve esporádica por problemas logísticos y de moral. Los controles se relajan con el tiempo, una vez que la atención mediática disminuye. La disputa entre la justicia civil y la militar persiste, creando vacíos y zonas grises que el crimen organizado explota con habilidad.

Siguen apareciendo casos de corrupción, pero el sistema aprende a manejarlos como incidentes aislados para evitar crisis políticas. Se evita una reforma estructural por temor a un conflicto directo con el estamento militar. La narrativa de las “manzanas podridas” se consolida como la explicación oficial permanente.

Consecuencias: La infiltración se normaliza a un nivel bajo pero constante. El narcotráfico asegura acceso a información, logística y armamento a través de una red de colaboradores dispersa pero funcional. La soberanía en zonas fronterizas y puertos se debilita de facto, no por un colapso, sino por una corrupción endémica y “controlada”. La legitimidad del Estado se erosiona lentamente, y la percepción pública es de una batalla perdida que nadie quiere admitir.

Escenario 3: Captura Institucional (El Futuro Pesimista, 2025-2030)

La respuesta del Estado es débil, reactiva y puramente cosmética. Las redes criminales, con un poder económico y de fuego creciente, logran corromper no solo a suboficiales, sino también a mandos medios e incluso altos, aquellos con poder de decisión. El robo de armamento se vuelve más frecuente y sofisticado, alimentando a grupos violentos. Unidades militares en zonas estratégicas, como el norte y los principales puertos, se convierten en nodos logísticos clave para el crimen transnacional.

La contrainteligencia es superada o, peor aún, cooptada. Las investigaciones se estancan o son desviadas deliberadamente. La lealtad de segmentos de las fuerzas de seguridad ya no es con el Estado, sino con quien paga más.

Consecuencias: Chile enfrenta una crisis de soberanía sin precedentes. Las Fuerzas Armadas pierden su capacidad real de garantizar la defensa y el control territorial. La violencia escala a niveles que antes se veían lejanos, y el concepto de “narcomilitarismo” deja de ser una advertencia para convertirse en una facción de poder. La confianza pública en las instituciones se desploma, abriendo la puerta a soluciones autoritarias o a una fragmentación de facto del poder estatal.

Síntesis: El Futuro en Juego

El camino que Chile tome no está predeterminado. Dependerá de decisiones críticas que deben tomarse ahora. La voluntad política para impulsar una reforma judicial sin concesiones, la capacidad de las Fuerzas Armadas para autodepurarse con transparencia y la habilidad del sistema de inteligencia para anticiparse a un enemigo que muta constantemente son los factores decisivos. Minimizar el problema o postergar las soluciones es el camino más directo al peor de los escenarios.

La historia documenta la fractura de una de las últimas instituciones consideradas inmunes a la penetración del crimen organizado. Su evolución, desde un incidente delictual a una crisis de seguridad nacional, permite analizar cómo las narrativas públicas se transforman y obligan a los Estados a repensar sus estructuras de poder y defensa. El tema ofrece una perspectiva completa sobre la erosión de la confianza institucional y las respuestas políticas y estratégicas ante una amenaza que ya no es externa, sino interna.