Vivos en el luto, muertos en el feed: La epidemia de noticias falsas que convirtió la muerte de celebridades en un campo de batalla por la verdad

Vivos en el luto, muertos en el feed: La epidemia de noticias falsas que convirtió la muerte de celebridades en un campo de batalla por la verdad
2025-07-31

- Una ola de muertes falsas de celebridades, amplificada por IA y redes sociales, se solapó con fallecimientos reales, creando un caos informativo entre mayo y julio.

- El fenómeno expuso la fragilidad de los medios tradicionales frente a la velocidad viral y la erosión de la confianza pública en la información.

- Expertos analizan el impacto psicológico y debaten sobre la urgencia de una alfabetización digital crítica como única defensa.

La Disonancia de un Duelo Colectivo

Entre mayo y julio de 2025, Chile y el mundo despidieron a figuras que marcaron épocas. Las muertes de íconos del rock como Ozzy Osbourne, leyendas de la lucha libre como Hulk Hogan y actores de culto como Michael Madsen llenaron los portales de medios consolidados como La Tercera, BBC News y El País. El duelo fue real, masivo y mediado por pantallas. Pero en paralelo, una corriente subterránea y tóxica corría por las mismas redes que transmitían las condolencias: la noticia de otras muertes, de otras celebridades. La única diferencia es que estas eran falsas.

Dos meses después de que la marea de obituarios —reales y ficticios— alcanzara su punto álgido, el fenómeno dejó de ser una anécdota de internet para convertirse en un caso de estudio sobre la fragilidad de nuestra verdad compartida. La epidemia de falsas muertes no solo generó confusión, sino que expuso las grietas de un ecosistema informativo donde la verificación rigurosa lucha en desventaja contra la viralidad emocional, y donde la inteligencia artificial se ha convertido en una herramienta para fabricar realidades paralelas. Lo que vivimos no fue solo una serie de engaños, sino un síntoma de una patología cultural más profunda.

Anatomía de la Mentira Viral: ¿Cómo se “Mata” a una Celebridad en el Siglo XXI?

A diferencia de los rumores del pasado, que se propagaban lentamente, la maquinaria de la desinformación actual es veloz y multifacética. La ola de 2025 perfeccionó un modelo que se puede desglosar en tres fases:

  1. La Semilla del Engaño: El origen solía ser un tuit aislado, una publicación en un foro oscuro o una página de Facebook con el nombre “R.I.P. [Nombre de la celebridad]”. Sin embargo, durante esta última ola, se observó un uso creciente de contenido generado por inteligencia artificial: artículos de apariencia periodística, pero sin firma ni fuente, alojados en sitios web clonados que imitaban a medios reconocidos. Bastaba un titular como “Fallece el querido actor...” para que la mecha se encendiera.
  1. La Gasolina Algorítmica: Plataformas como TikTok y X (antes Twitter) actuaron como acelerantes. Sus algoritmos, diseñados para priorizar el contenido que genera una fuerte reacción emocional, premiaron la conmoción. Videos cortos con música triste y una secuencia de fotos del supuesto fallecido se viralizaban en horas, alcanzando a millones de usuarios antes de que cualquier medio tradicional pudiera siquiera iniciar su protocolo de verificación. La avalancha de noticias sobre fallecimientos reales, como los del televangelista Jimmy Swaggart o la cantante Connie Francis, creó un ambiente de credulidad. Si tantas figuras estaban muriendo, ¿por qué esta nueva noticia no sería cierta?
  1. El Cortocircuito de la Verificación: Mientras los medios serios como Cooperativa o BioBioChile trabajaban para confirmar las noticias con fuentes oficiales o familiares —un proceso que puede tomar horas—, la mentira ya había dado la vuelta al mundo. “Nos enfrentamos a una asimetría insostenible”, comenta un editor de un medio digital chileno que pidió anonimato. “Nuestra responsabilidad es la certeza, pero la certeza es lenta. La desinformación es instantánea y gratuita. El público se enteraba del ‘fallecimiento’, lo lloraba y lo desmentía en el mismo ciclo de noticias en que nosotros recién publicábamos la confirmación de una muerte real”.

El Impacto Más Allá del Clic: Perspectivas de una Crisis

El fenómeno dejó un rastro de consecuencias que van más allá de la anécdota. Diversos expertos analizan sus implicancias:

  • La Visión Psicosocial: Para la socióloga de la Universidad de Chile, Dra. Lorena Fábrega, el ciclo de duelo, alivio y posterior enojo genera un “desgaste empático”. “Llorar una muerte que no ocurrió puede parecer inofensivo, pero agota nuestra capacidad de respuesta emocional colectiva. Cuando la siguiente noticia, esta vez real, llega, una parte de nosotros ya está escéptica o fatigada. Se trivializa el luto y se fomenta el cinismo, un terreno fértil para la polarización”.
  • La Perspectiva Mediática: Analistas de medios señalan una erosión acelerada de la confianza. La estrategia de algunos medios de desmentir rápidamente los bulos, si bien necesaria, los introduce en un juego definido por los desinformadores. “Cada vez que titulamos ‘No, [celebridad] no ha muerto’, le damos visibilidad al rumor original”, explica un académico de la Facultad de Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica. El verdadero desafío, argumenta, es reafirmar el valor del periodismo lento y verificado, educando a la audiencia para que sepa diferenciar entre un tuit y una noticia confirmada.
  • La Respuesta de los “Muertos Vivientes”: Las propias celebridades se vieron obligadas a convertirse en sus propios verificadores de hechos, publicando videos o mensajes para confirmar que seguían vivos. Algunos, como un conocido comediante español, lo tomaron con humor, pero otros mostraron su frustración. El tener que calmar a familiares y amigos y desmentir su propia muerte se convirtió en una carga imprevista y surrealista.

El Futuro de la Realidad: Un Debate Abierto

Aunque la ola de falsas muertes ha disminuido, las vulnerabilidades sistémicas que la permitieron siguen intactas. El debate ya no se centra en si es posible erradicar la desinformación —la mayoría de los expertos coincide en que no lo es—, sino en cómo construir una sociedad más resiliente a ella.

La historia de los obituarios falsos de mediados de 2025 no es, en el fondo, una historia sobre celebridades. Es una radiografía de nuestra relación con la información en una era de saturación. Nos recuerda que, en el ecosistema digital, la verdad no es un dato estático, sino un consenso frágil que debe ser defendido activamente, un clic a la vez, por medios responsables y, sobre todo, por ciudadanos críticos y conscientes. El tema no está cerrado; apenas comienza a madurar.

El tema expone un fenómeno cultural y mediático de gran escala, revelando la vulnerabilidad de los ecosistemas informativos ante la desinformación coordinada o viral. Permite analizar la mecánica de la propagación de noticias falsas, la crisis de los modelos de verificación periodística en la era digital y el impacto psicológico colectivo de la incertidumbre informativa. La historia ha evolucionado de una serie de eventos aislados a un patrón reconocible, generando un debate público sobre la confianza en los medios y la alfabetización digital, lo que ofrece una oportunidad para una reflexión profunda sobre la naturaleza de la verdad en el siglo XXI.

Fuentes