El Uniforme Roto: La crisis sistémica que corroe a las Fuerzas Armadas y de Orden

El Uniforme Roto: La crisis sistémica que corroe a las Fuerzas Armadas y de Orden
2025-08-01
  • Infiltración delictual: Casos de narcotráfico y cohecho en el Ejército, la FACH y Carabineros exponen la vulnerabilidad de las instituciones de seguridad en zonas críticas como la frontera norte.
  • Fallas operativas: Un informe de Contraloría revela que Carabineros no recuperó cientos de autos robados ni detuvo a prófugos que fiscalizó, cuestionando su capacidad operativa básica.
  • Cultura de represalia: La expulsión del hijo de un excomandante en jefe del Ejército tras denunciar corrupción interna evidencia una cultura institucional que castiga la probidad y protege el status quo.

¿Qué pasa cuando las instituciones que deben proteger al Estado se convierten en su eslabón más débil?

En los últimos 90 días, una serie de eventos aparentemente inconexos ha dibujado un panorama inquietante sobre la salud de las Fuerzas Armadas y de Orden en Chile. Lo que comenzó como titulares aislados sobre corrupción y narcotráfico, hoy, con la distancia del tiempo, se revela como una fractura sistémica. No se trata de "manzanas podridas", sino de una convergencia de infiltración criminal, fallas operativas masivas y una cultura interna que parece castigar la integridad. Dos meses después de que estallaran los principales escándalos, la pregunta ya no es sobre los individuos implicados, sino sobre la capacidad estructural de estas instituciones para cumplir su rol fundamental.

1. El Escudo Permeable: Cuando el Crimen Viste de Uniforme

La frontera norte, un territorio estratégico para la defensa y el control del crimen organizado, se ha convertido en el epicentro de esta crisis. A fines de mayo, 13 carabineros de la subcomisaría de Huara fueron dados de baja por cohecho, acusados de cobrar a transportistas para omitir fiscalizaciones. Menos de un mes después, el país se enteró de la existencia de los "narcomilitares": seis suboficiales del Ejército de la Brigada Acorazada "Cazadores" de Pozo Almonte fueron detenidos por integrar una red de tráfico de drogas hacia la zona central.

A estos hechos se sumó la detención de cinco miembros de la Fuerza Aérea (FACH) por intentar usar un vuelo institucional para trasladar sustancias ilícitas. La seguidilla de casos motivó viajes de urgencia del Comandante en Jefe del Ejército, Javier Iturriaga, y del Subsecretario de Defensa a la Región de Tarapacá, evidenciando la alarma en el poder político.

La fiscal regional de Tarapacá, Trinidad Steinert, puso el dedo en la llaga al declarar la necesidad de “fortalecer los controles internos” en todas las instituciones. Su declaración, lejos de ser una formalidad, subraya una realidad incómoda: las barreras para impedir la penetración del crimen organizado en las filas uniformadas han demostrado ser insuficientes.

2. La Maquinaria Inoperante: El Colapso Silencioso de la Fiscalización

Si los casos de corrupción apuntan a la integridad, un informe de la Contraloría General de la República publicado en julio expuso una falla aún más profunda: la incapacidad operativa. La auditoría a la Zona de Tránsito y Carreteras de Carabineros en la Región Metropolitana reveló que, entre 2023 y 2024, la institución fiscalizó 626 vehículos con encargo por robo y no los recuperó. Peor aún, controló a 144 personas con órdenes de detención pendientes por delitos graves y no las detuvo.

La magnitud de la falla es tal que desafía cualquier justificación. No se trata de un error puntual, sino de un patrón que pone en duda la efectividad de los procedimientos más básicos de la policía. En respuesta, Carabineros emitió un comunicado “con espíritu autocrítico”, anunciando sumarios internos y la revisión de protocolos. Sin embargo, la disonancia entre la autocrítica y la gravedad de los hechos deja una pregunta abierta: ¿cómo una institución fundamental para la seguridad pública puede fallar en su tarea más elemental a una escala tan masiva?

3. La Ley del Silencio: El Costo de Denunciar la Corrupción

Quizás el caso más revelador de la crisis cultural interna es el del ahora exteniente coronel del Ejército, Fernando Fuente-Alba Pinochet, hijo del excomandante en jefe Juan Miguel Fuente-Alba. A principios de julio, se hizo pública su expulsión de la institución sin derecho a pensión tras 18 años de servicio. ¿El motivo? Según su defensa, la baja fue una represalia por haberse negado a incluir información falsa en un informe para la Contraloría y por denunciar una red de corrupción interna.

Este caso rompe con el mito de la "familia militar". La expulsión del hijo de un excomandante en jefe, una figura de máximo rango, envía una señal inequívoca a quienes están en las filas: la lealtad a la estructura y el silencio son más valorados que la probidad. El abogado de Fuente-Alba, el excapitán Rafael Harvey, conocido por representar a denunciantes de corrupción castrense, lo describió como parte de un sistema que busca “anular y despojar” a quienes se atreven a denunciar, para así “coaccionar y disuadir” a otros.

4. ¿Reforma o Contención? La Reacción del Poder Político

La respuesta del gobierno ha sido rápida y enérgica en el discurso. El Presidente Gabriel Boric convocó a una reunión de emergencia con los altos mandos y ministros clave, de la cual emanaron una serie de medidas: rotación constante del personal en zonas fronterizas, fortalecimiento de la inteligencia y contrainteligencia, ampliación de las declaraciones de patrimonio y controles más estrictos para los vuelos de la FACH.

Estas acciones buscan contener la crisis y restaurar la confianza pública. Sin embargo, el debate de fondo persiste: ¿son estas medidas suficientes para abordar una crisis de carácter sistémico? Mientras el poder político se enfoca en mejorar los procedimientos y controles, los hechos sugieren que el problema es también cultural y estructural. La infiltración del narco, la inoperancia operativa y la represalia contra los denunciantes son síntomas de una enfermedad más profunda que un ajuste de protocolos difícilmente podrá curar.

El tema ha dejado de ser una colección de escándalos para convertirse en un debate sobre la resiliencia del Estado. La confianza ciudadana, un pilar de la democracia, se ve erosionada no solo por la corrupción, sino por la duda sobre la competencia misma de quienes portan el uniforme. La crisis está en pleno desarrollo, y su resolución definirá la fortaleza de las instituciones chilenas en los años venideros.

La convergencia de escándalos de corrupción, infiltración del narcotráfico y fallas operativas en un corto período de tiempo revela una crisis sistémica en instituciones fundamentales para la seguridad y el Estado de derecho. Este tema permite analizar la erosión de la confianza pública, los desafíos del control civil sobre las fuerzas armadas y las consecuencias a largo plazo para la gobernabilidad y la seguridad nacional, más allá de los titulares individuales.