Los nuevos contratos del afecto: Chile reescribe en silencio las reglas del amor, la familia y la soledad

Los nuevos contratos del afecto: Chile reescribe en silencio las reglas del amor, la familia y la soledad
2025-08-01

- * Contratos en crisis: Desde las leyes matrimoniales hasta los términos de las apps de citas, las reglas formales e informales de las relaciones son desafiadas, revelando profundas vulnerabilidades económicas y emocionales.

- * Masculinidad en disputa: Un debate polarizado sobre qué significa ser hombre está en el centro de la transformación, con modelos que van desde lo igualitario y emocionalmente expresivo hasta lo proveedor y tradicionalista.

- * La tecnología como nuevo escenario: La intimidad se redefine en arenas digitales, donde la inteligencia artificial aconseja y las redes sociales se convierten en herramientas para gestionar el dolor de la ruptura.

El mapa cambiante de los afectos

Hace unos meses, una serie de debates aparentemente inconexos ocuparon la conversación pública y privada en Chile. Se discutió sobre la vulnerabilidad económica de las mujeres casadas con separación de bienes, el agotamiento emocional generado por las aplicaciones de citas y la creciente tendencia de tratar a las mascotas como hijos. Vistos a la distancia, estos no son fenómenos aislados, sino los sismos de una placa tectónica social que se mueve bajo nuestros pies. Chile está redefiniendo, de manera silenciosa pero profunda, sus contratos afectivos. Las viejas reglas sobre el amor, la familia, la intimidad y la identidad ya no parecen suficientes, y las nuevas aún se están escribiendo en terapias de pareja, chats de WhatsApp y borradores de ley.

Esta transformación no es unánime. Es un campo de batalla cultural donde conviven visiones del mundo radicalmente opuestas, como lo revela la reciente encuesta ICSO-UDP sobre masculinidad e intimidad. El estudio identifica al menos cinco perfiles de chilenos, desde “Progresistas Igualitaristas” que abogan por la equidad total y el consentimiento explícito, hasta “Tradicionalistas Firmes” que defienden el rol del hombre como proveedor y una jerarquía familiar clara. En medio, una mayoría ambivalente navega las tensiones de una sociedad en transición. Lo que está en juego no es solo cómo amamos, sino el tipo de sociedad que queremos construir.

1. El contrato legal vs. el pacto emocional

El matrimonio, históricamente el pilar de la estructura familiar, hoy evidencia una de las mayores fracturas entre el ideal y la realidad. El régimen de separación de bienes, elegido por muchas parejas jóvenes como símbolo de igualdad y autonomía, a menudo se convierte en una “trampa invisible”, como lo describen las abogadas Alexandra Maringuer y Javiera Fuller. Cuando uno de los cónyuges, generalmente la mujer, sacrifica su carrera por el cuidado de los hijos, el trabajo no remunerado no genera patrimonio. En caso de divorcio, la promesa de una “sociedad de iguales” se desvanece ante la fría letra de la ley, que deja a una de las partes en una severa precariedad económica. Esta disonancia revela que, aunque aspiramos a relaciones igualitarias, nuestras estructuras legales y sociales aún penalizan los roles de género tradicionales.

La tensión se extiende más allá de lo legal. Testimonios como el de “Cristina”, quien tras una infidelidad se debate entre un nuevo amor y el deber social de mantener su matrimonio por sus hijos adolescentes, exponen el peso de las expectativas conservadoras. Su decisión de renunciar a su felicidad personal por un mandato social heredado —“el matrimonio es para siempre”— muestra cómo los contratos emocionales y sociales siguen teniendo un poder inmenso, a menudo en conflicto directo con el deseo individual.

2. Masculinidades en el banquillo: entre la fortaleza y la vulnerabilidad

En el epicentro de esta transformación se encuentra la masculinidad. La encuesta de CIPER es elocuente: mientras un 68% de los hombres admite tener miedo a ser malinterpretado al relacionarse con mujeres, un 89% de la población total valora positivamente que expresen sus emociones. Esta contradicción define la experiencia masculina actual: una tensión entre el mandato histórico de ser fuerte, proveedor y autosuficiente, y una creciente necesidad de vulnerabilidad y conexión emocional.

Este conflicto se manifiesta en múltiples ámbitos. En la crianza, padres que antes reprimían sus emociones ahora buscan validarlas, aunque no siempre sepan cómo, generando confusión en sus hijos. En la sexualidad, la popularidad de fármacos como la Viagra ha generado una paradoja: mientras soluciona un problema de rendimiento físico, puede crear un abismo emocional. Expertos señalan que la presión por un sexo coital y prolongado puede ignorar el placer femenino y generar frustración en ambos, convirtiendo un acto de intimidad en una prueba de rendimiento. La discusión ya no es solo sobre la función eréctil, sino sobre qué tipo de sexualidad se construye en pareja, una que a menudo sigue siendo profundamente falocéntrica.

3. La familia reimaginada: de los “perrhijos” a los amores plurales

La definición misma de “familia” se está expandiendo. Ante la caída de la natalidad y el aumento de la soledad en las ciudades, surgen con fuerza las “familias multiespecie”. En Chile, como en otras partes del mundo, hay más perros registrados que niños menores de cuatro años. Las mascotas han dejado de ser simples animales de compañía para convertirse en “perrhijos”, receptores de un afecto y un gasto económico antes reservados para la descendencia humana. Este fenómeno no es una anécdota, sino una respuesta estratégica a la necesidad de afecto y cuidado en un contexto de hiperindividualismo.

Al mismo tiempo, las estructuras relacionales se diversifican. Casos como el de “Pablo”, un hombre de 50 años que en terapia confiesa su angustia porque “no soporta a la polola de su señora”, sacan a la luz la existencia de relaciones no monógamas que desafían el modelo tradicional de pareja. Aunque aún minoritarias, estas configuraciones cuestionan pilares como la exclusividad y la fidelidad, obligando a negociar nuevos acuerdos sobre el deseo, los celos y la convivencia.

4. Intimidad en la era digital: el algoritmo del corazón

La tecnología se ha convertido en el laboratorio principal de la intimidad moderna. Las aplicaciones de citas, que prometían un universo de posibilidades, han generado una profunda “fatiga” en muchos usuarios. Términos como ghosting (desaparecer sin explicación), breadcrumbing (dar migajas de atención) y zombieing (reaparecer después de desaparecer) describen un ecosistema de interacciones superficiales y crueles que erosionan la autoestima y fomentan la desconfianza.

Pero la tecnología no es solo un medio; cada vez más, es un actor. Un número creciente de personas, especialmente jóvenes, recurre a la inteligencia artificial como asesora sentimental. Le piden a ChatGPT que redacte mensajes para romper el hielo, que dé consejos para una discusión de pareja o que simplemente escuche sin juzgar. En su extremo, algunos incluso desarrollan relaciones románticas con chatbots. Esta externalización de la gestión emocional plantea una pregunta inquietante: ¿estamos usando la tecnología para mejorar nuestras conexiones o para evitar el difícil y a veces doloroso trabajo de la intimidad humana?

El ciclo se completa con la ruptura. El acto de “silenciar” a una expareja en redes sociales se ha convertido en un ritual de autocuidado digital, una forma de gestionar el duelo controlando el flujo de información. Es un poder sutil pero efectivo para trazar fronteras en un mundo hiperconectado, demostrando que tanto la creación como la disolución de los vínculos hoy pasan inevitablemente por la pantalla.

Un debate abierto y sin un final escrito

La redefinición de los afectos en Chile es un proceso en plena ebullición, sin un guion claro ni un desenlace previsible. Las tensiones entre igualdad y tradición, autonomía y deber, conexión digital y soledad real, dibujan un panorama complejo y a menudo contradictorio. No estamos simplemente cambiando de pareja o de mascota; estamos renegociando las bases de nuestra convivencia. Lo personal, una vez más, se ha vuelto profundamente político, y las respuestas que como sociedad demos a estas preguntas definirán el Chile del futuro.

El tema aborda una transformación social profunda y silenciosa que afecta la estructura fundamental de la sociedad: los vínculos afectivos y familiares. A través del análisis de debates sobre el matrimonio, la crianza, la sexualidad y la influencia tecnológica, se puede construir una narrativa completa sobre cómo están cambiando las expectativas y realidades de la intimidad. La madurez temporal de estas discusiones permite observar patrones y consecuencias, ofreciendo una perspectiva integral más allá de la anécdota individual y fomentando una reflexión crítica sobre la evolución de las relaciones humanas.