El sistema eléctrico está en cortocircuito:La pugna entre regulador, operador y generadoras revela una crisis de gobernanza que amenaza la seguridad energética

El sistema eléctrico está en cortocircuito:La pugna entre regulador, operador y generadoras revela una crisis de gobernanza que amenaza la seguridad energética
2025-08-01
  • Una crisis de gobernanza sacude al sector eléctrico, enfrentando al regulador (SEC), al operador (CEN) y a las empresas generadoras.
  • El Coordinador Eléctrico acusa a la SEC de actuar de forma “ilegal y arbitraria”, mientras las generadoras exigen su modernización urgente.
  • La disputa revela grietas estructurales en un sistema crítico para el país, poniendo en duda la seguridad energética y la transición hacia energías renovables.

¿Qué pasa cuando las luces se apagan entre quienes deben mantenerlas encendidas?

Lo que hace dos meses parecía una serie de roces técnicos en el sector eléctrico chileno, hoy se ha consolidado como una crisis de gobernanza en toda regla. Lejos de resolverse, la disputa entre la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC), el Coordinador Eléctrico Nacional (CEN) y las empresas generadoras ha escalado, dejando al descubierto profundas grietas institucionales, desconfianzas mutuas y una lucha de poder que pone en jaque la estabilidad de una infraestructura crítica para el país. La pregunta ya no es quién tuvo la culpa del último corte de luz, sino si el modelo que gestiona la energía en Chile es capaz de soportar su propio peso.

Acto 1: La ofensiva del fiscalizador

La tensión se hizo pública a fines de junio, cuando la SEC, el ente regulador, lanzó una ofensiva inédita: formuló cargos contra el Consejo Directivo del Coordinador Eléctrico, el organismo técnico e independiente que opera el sistema. La acusación inicial apuntaba a la entrega de información supuestamente "incompleta y errónea" para el pago de compensaciones a clientes afectados por cortes de suministro. Poco después, la SEC repitió la acción, esta vez por restricciones operativas en centrales de la empresa Colbún.

Estas acciones no fueron meros trámites administrativos. Representaron una declaración de fuerza de la SEC, posicionándose como un fiscalizador implacable y dispuesto a apuntar a la cúpula del organismo operador, una medida sin precedentes que sacudió los cimientos del sector.

Acto 2: Un operador acorralado y a la defensiva

La respuesta del Coordinador Eléctrico Nacional (CEN) fue contundente y escaló el conflicto a un nivel superior. En un extenso documento de descargos de casi 100 páginas, el Consejo Directivo del CEN calificó la formulación de cargos de la SEC como “ilegal, injustificada y gratuita”. Acusaron al regulador de actuar de forma arbitraria, de modificar criterios con efecto retroactivo y de tener un procedimiento "viciado en su origen".

Pero el CEN no se detuvo ahí. Reveló que había llevado el caso a la Contraloría General de la República, buscando que se declarara la ilegalidad del actuar de la SEC. Este movimiento transformó una disputa sectorial en un conflicto institucional de alto calibre, enfrentando a dos organismos clave del Estado.

Simultáneamente, el CEN debió defenderse de otro flanco. Cuando la asociación Generadoras de Chile aprovechó la coyuntura para pedir una "modernización" del Coordinador, este rechazó el "contenido y el tono" de las críticas, acusando al gremio de cuestionar su carácter técnico e independencia y de apartarse de un diálogo constructivo.

Acto 3: El cálculo estratégico de las generadoras

Las empresas generadoras, lejos de ser espectadoras pasivas, jugaron sus propias cartas. Generadoras de Chile, el gremio que agrupa a las principales compañías, vio en la ofensiva de la SEC una oportunidad. Su director ejecutivo, Camilo Charme, declaró que las acciones del regulador marcaban un "punto de inflexión" y que era necesario discutir una actualización del Consejo Directivo y del equipo técnico del CEN, argumentando que "no es el operador técnico que requiere el sistema". Con esto, el gremio instaló la reforma del Coordinador como un tema estratégico para el próximo ciclo político.

Sin embargo, la postura de las generadoras no es monolítica. Mientras las grandes empresas apuntaban a la estructura del CEN, un flanco inesperado se abrió desde compañías más pequeñas. Eléctrica Puntilla e Hidromaule denunciaron al Coordinador ante la misma SEC por una presunta intervención irregular en un juicio ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC). Acusaron al CEN de extralimitarse y de favorecer a las grandes generadoras a gas natural, insinuando una "captura del regulador" y un posible uso improcedente de recursos públicos. Esta denuncia fracturó la imagen de un frente empresarial unido y añadió una capa de complejidad a la crisis.

Un sistema bajo estrés: el debate de fondo

Dos meses después del primer chispazo, el conflicto ha dejado de ser sobre informes técnicos o compensaciones. Se ha convertido en un debate sobre el poder, la confianza y el diseño institucional de un sector en plena transformación. La pugna revela varias verdades incómodas:

  1. Gobernanza en crisis: Las líneas de responsabilidad entre quien opera (CEN), quien fiscaliza (SEC) y quienes producen (generadoras) se han vuelto difusas y conflictivas. Cada actor atribuye la culpa al otro, evidenciando una falta de colaboración que es vital para la seguridad del sistema.
  2. Un modelo presionado por el futuro: La creciente penetración de energías renovables, intermitentes por naturaleza, exige un operador más ágil, con mejores herramientas de predicción y una gobernanza más sofisticada. Las críticas de las generadoras, aunque estratégicas, apuntan a una necesidad real de modernización que el sistema parece resistir.
  3. La politización de lo técnico: El conflicto ha trascendido los directorios para instalarse en la agenda pública y política. La amenaza de judicialización y las apelaciones a la Contraloría demuestran que las soluciones ya no se encuentran en el diálogo técnico, sino en arenas legales y políticas.

El tema está lejos de cerrarse. Con frentes abiertos en la SEC, la Contraloría y el TDLC, la batalla por el control y la dirección del sistema eléctrico chileno recién comienza. El resultado de esta pugna no solo definirá las responsabilidades por los errores del pasado, sino que moldeará la capacidad de Chile para garantizar su seguridad energética y cumplir sus ambiciosas metas de descarbonización en el futuro.

Esta historia expone la fragilidad de las infraestructuras críticas y las tensiones institucionales que operan tras los servicios esenciales. Analiza cómo un conflicto técnico entre reguladores y operadores escala a una crisis de gobernanza, revelando las complejas dinámicas de poder que determinan la seguridad y el desarrollo de una nación.