En los últimos tres meses, Chile ha vivido una profunda disonancia en su relación con el pasado. Por un lado, una celebración ciudadana sin precedentes; por otro, una seguidilla de pérdidas que exponen una crisis estructural. Este formato de preguntas y respuestas busca analizar las piezas de este mosaico roto, conectando eventos que, aunque parecen aislados, narran una historia común: la de un país que ama su memoria pero no siempre sabe, o quiere, cuidarla.
1. ¿Qué evento reciente muestra la principal contradicción en la gestión del patrimonio chileno?
La respuesta se encuentra en dos postales simultáneas del 11 de julio de 2025. En Providencia, el Presidente Gabriel Boric y la rectora de la Universidad de Chile inauguraban con orgullo la Gran Sala Sinfónica Nacional, un proyecto de una década que promete ser un faro cultural. A pocos kilómetros, en el corazón de Santiago, los bomberos luchaban por controlar un incendio que no solo dejaba a más de 200 personas evacuadas, sino que también consumía para siempre el mural “Terremoto” de Nemesio Antúnez, una obra declarada Monumento Histórico en 2011.
La obra no fue víctima de un desastre natural, sino de una cadena de negligencias. Estaba ubicada en el subterráneo de un edificio comercial, en un ex cine que funcionaba como bodega ilegal, según confirmó el alcalde de Santiago, Mario Desbordes. Mientras el país celebraba la creación de nuevo patrimonio, una pieza irrecuperable se perdía por falta de fiscalización y abandono, evidenciando que la declaración de monumento no garantiza protección real.
2. ¿Es la destrucción del mural un caso aislado o parte de un patrón?
Es un patrón. La crisis del patrimonio no se manifiesta solo en catástrofes súbitas, sino también en una lenta agonía.
3. ¿Cuál es la respuesta del Estado y la ciudadanía ante esta situación?
La respuesta es, nuevamente, contradictoria. La ciudadanía demuestra un interés creciente. El Día de los Patrimonios de mayo congregó a 3,5 millones de personas, un récord que llevó al gobierno a anunciar una segunda fecha anual en febrero para “democratizar el acceso”. En paralelo, el Ejecutivo avanza en la expropiación de la ex Colonia Dignidad para convertirla en un sitio de memoria, una acción de alto impacto político y reparatorio, aunque no exenta de conflictos con los actuales habitantes del lugar.
Sin embargo, estas iniciativas contrastan con la falta de herramientas efectivas para la protección cotidiana. En una carta a La Tercera el 29 de julio, Magdalena Krebs, directora de la Corporación de Patrimonio Cultural de Chile, celebró el inicio de la discusión de una nueva Ley de Monumentos Nacionales, pero advirtió sobre las debilidades del proyecto. Propuso un Consejo de Monumentos más técnico y autónomo, con capacidad de fiscalizar el estado de conservación del patrimonio, en lugar de un órgano de representación institucional.
4. Entonces, ¿el tema está cerrado o sigue en evolución?
El tema está más abierto que nunca. La seguidilla de eventos de los últimos 90 días ha sacado la discusión del círculo de expertos para instalarla en la agenda pública. La crisis del patrimonio chileno ya no es una abstracción, sino una realidad visible en el mural calcinado de Antúnez, los andamios perpetuos de Lota y las disputas legales que congelan la historia en los tribunales.
El futuro del pasado de Chile se debate hoy en varios frentes: en el Congreso, con una reforma legal que avanza con lentitud; en los municipios, que enfrentan el desafío de fiscalizar y proteger; y en la sociedad civil, que exige coherencia entre el discurso celebratorio y la acción concreta. La pregunta que queda abierta es si el país logrará transformar el aplauso masivo de un fin de semana en un compromiso sostenido para evitar que su memoria colectiva se siga desmoronando.
2025-07-23