A más de un mes de su contundente triunfo en las primarias oficialistas, la candidata presidencial Jeannette Jara (PC) ha comenzado a mover las piezas de su comando, revelando una arquitectura política tan compleja como la coalición que aspira a liderar. La conformación de su equipo, anunciada a fines de julio, no es solo una lista de nombres; es un mapa de poder, una declaración de intenciones y un termómetro de las tensiones que definirán su camino a La Moneda. Lejos de ser un proceso inmediato, la construcción del comando ha sido un ejercicio de equilibrios delicados, gestos simbólicos y ajustes estratégicos que buscan resolver la ecuación fundamental de su proyecto: cómo unificar a la izquierda sin alienar al centro.
El primer gran movimiento de Jara fue simbólico: una reunión con la expresidenta Michelle Bachelet. Este encuentro, ocurrido a mediados de julio, fue la piedra angular para proyectar una imagen de continuidad con el legado de la centroizquierda y buscar el respaldo de un electorado moderado. Sin embargo, la verdadera prueba de su estrategia se materializó en la designación de su equipo operativo.
Una de las decisiones más reveladoras fue el ajuste de último minuto en el rol de Marcos Barraza (PC). Inicialmente perfilado como jefe de gabinete, su nombramiento generó ruido en sectores del Socialismo Democrático y la DC, que lo asocian al ala más dura del PC y a procesos políticos polarizantes como la Convención Constitucional. En una jugada pragmática, Jara optó por designar en ese puesto a Jorge Millaquén (PS), quien ya fue su jefe de gabinete en el Ministerio del Trabajo. Este cambio relegó a Barraza a un rol de "asesor personal", manteniendo su cercanía pero cediendo la posición de mayor visibilidad a un socialista, en una clara señal de apertura.
El comité estratégico refleja esta misma lógica de pluralidad. Coordinado por el sociólogo Darío Quiroga (exPC, considerado su "coach" político), incluye figuras de peso de toda la coalición: desde el experimentado estratega Ricardo Solari (PS), clave en la campaña del "En Contra", hasta la secretaria general del PC, Bárbara Figueroa, pasando por representantes del PPD y la FRVS. La estructura busca un liderazgo colectivo, donde las decisiones estratégicas no recaigan únicamente en el partido de la candidata.
El flanco económico era uno de los más sensibles para la candidatura, especialmente tras propuestas de primarias como el "salario vital" de $750 mil, que generaron inquietud en el mercado. La respuesta de Jara fue conformar un equipo económico diverso, diseñado para enviar un mensaje de responsabilidad y moderación.
El grupo está integrado por economistas como Luis Eduardo Escobar y Osvaldo Rosales, ambos con vasta experiencia en gobiernos de la Concertación y en organismos internacionales como el FMI y la Direcon. Su presencia busca anclar el programa en una tradición técnica reconocida. A ellos se suman Andrea Bentancor, académica con foco en política social y género; Nicolás Bohme, economista del PC con paso por el Ministerio de Hacienda del actual gobierno; y Sebastián García, economista del Frente Amplio y cercano a Thomas Piketty.
Esta composición híbrida es un intento de equilibrar la audacia transformadora con la viabilidad fiscal, y de construir un programa que, en palabras de Escobar, se centre en el crecimiento con inversión y en la mejora de la calidad de vida, matizando las propuestas más disruptivas de la etapa inicial.
Para el trabajo en terreno, Jara reclutó a figuras con capital político propio. La exsubsecretaria Nicole Cardoch (PS) dejó su cargo en el gobierno para asumir la coordinación territorial, un movimiento que subraya la prioridad de la campaña. Se suma a un equipo que incluye al alcalde de Puente Alto, Matías Toledo, y a cuadros de otros partidos, buscando una capilaridad que vaya más allá de la estructura del PC.
No obstante, el rompecabezas no está completo. La integración plena de la Democracia Cristiana sigue siendo el principal desafío. Aunque la junta nacional del partido aprobó el apoyo a Jara, su incorporación al comando ha sido paulatina y no exenta de escepticismo por parte de sus figuras históricas. La candidata ha pospuesto anuncios mayores a la espera de una reunión formal con la nueva directiva DC, liderada por Francisco Huenchumilla.
A esto se suma la tensión inherente de su doble rol como candidata de una coalición amplia y militante histórica del PC. Sus propias declaraciones, pidiendo a liderazgos de su partido que no hablen en su nombre, evidencian su esfuerzo por mantener la autonomía y el control del relato.
El comando de Jeannette Jara, en su estado actual, es el reflejo de una campaña en plena maduración: un mosaico de fuerzas que intenta armonizar lealtades, pragmatismo y visiones de futuro. Su éxito dependerá de si las piezas logran encajar en un proyecto coherente capaz de convocar a una mayoría electoral.