Hace un par de meses, Canal 13 anunció un movimiento que, para el espectador casual, podría parecer una simple innovación digital: la producción de "dramas verticales". Se trata de teleseries filmadas para celular, con capítulos de dos a tres minutos, diseñadas para ser consumidas en TikTok, Instagram y otras plataformas. Sin embargo, esta decisión no es un experimento aislado, sino la llegada oficial a Chile de un fenómeno cultural y económico de escala global que ha madurado a una velocidad vertiginosa, transformando la manera en que se produce y consume ficción en todo el mundo.
Lo que Canal 13 busca capitalizar es una industria que, según la firma de análisis Sensor Tower, generó casi 700 millones de dólares en el primer trimestre de 2025 a través de aplicaciones como ReelShort, DramaBox y GoodShort. Estas plataformas, con raíces en China, han sido descargadas 950 millones de veces a nivel mundial, demostrando que la telenovela de un minuto no es un nicho, sino un competidor directo de gigantes como Netflix y TikTok.
El formato, conocido en China como duanju, se basa en una fórmula simple pero devastadoramente efectiva: tramas melodramáticas, de ritmo frenético y llenas de giros, que casi siempre terminan en un cliffhanger que incita al espectador a pagar para ver el siguiente episodio. Títulos como "La doble vida de mi esposo millonario" o "Destinada a mi alfa prohibido" no aspiran a la sutileza artística, sino a la máxima captura de atención en el menor tiempo posible.
Detrás de esta aparente simpleza se esconde un modelo de producción y negocio hiper-optimizado. Mientras una teleserie tradicional tarda meses en producirse, una temporada completa de un drama vertical (de 40 a 60 episodios) se filma en un promedio de siete a diez días. En China, el ritmo es aún más extremo, llegando a rodar 100 episodios en una semana. En 2024, se produjeron cerca de 30.000 microtelenovelas en el país asiático, generando ingresos por US$7.000 millones, superando a la taquilla de cine local.
Como revela un reportaje de WIRED, el verdadero motor no es solo la velocidad, sino el análisis de datos. Las productoras monitorean en qué segundo exacto de un episodio los usuarios deciden pagar. ¿Fue una bofetada? ¿Una revelación impactante? Ese preciso estímulo se convierte en una directriz para futuros guiones. Un productor chino en Los Ángeles lo resumió así: "Este no es un sector que fomente la innovación, a menos que se pueda demostrar que la innovación ha generado ingresos reales".
Inicialmente, el modelo consistía en doblar producciones chinas. Sin embargo, el éxito global ha impulsado una estrategia de localización acelerada. ReelShort, por ejemplo, no solo produce series en inglés con actores estadounidenses y británicos, sino que adapta sus éxitos a mercados específicos. Su serie Breaking the Ice, sobre un jugador de hockey, fue rehecha para el mercado hispanohablante con un futbolista como protagonista y para Japón con una estrella de béisbol. Todo en cuestión de meses.
Esta agilidad ha permitido que el formato se expanda con fuerza en América Latina y el Sudeste Asiático, que ya representan la mitad de las descargas de estas aplicaciones. ReelShort, por ejemplo, ya colabora con productoras de telenovelas en Colombia, buscando integrar el conocimiento local en su fórmula global.
En China, sin embargo, el fenómeno enfrenta tensiones. La Administración Nacional de Radio y Televisión ha comenzado a censurar y retirar cientos de series por considerarlas "vulgares", "de mal gusto" o por "promover el materialismo". Tramas sobre millonarios que se enamoran de empleadas domésticas o que ostentan estilos de vida extravagantes están bajo escrutinio, en un intento del gobierno por alinear el formato con los "valores nacionales".
La llegada de los dramas verticales a Chile a través de Canal 13 no puede entenderse sin mirar un patrón más amplio: la profunda penetración de los modelos de negocio digitales chinos en el país. Según la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), China lidera la demanda del comercio electrónico internacional en Chile. AliExpress sigue siendo el rey con un 27% de las preferencias, pero es acechado de cerca por Shein (22%) y Temu (9%), dos empresas conocidas por su agresividad en precios, marketing digital y logística optimizada.
El mismo consumidor chileno que se ha acostumbrado a la inmediatez y los precios bajos de Shein es el público objetivo de estas microseries. La estrategia de Canal 13, en palabras de su Director de Estrategia, Francisco Fulla, es "llegar a la mayor cantidad de audiencias, estén donde estén, con los contenidos que ellos quieran consumir".
El debate, por tanto, está abierto. ¿Son estas microseries el futuro de la narrativa o un simple "placer culpable" que refleja la fragmentación de nuestra atención? Lo que es innegable es que este modelo, nacido en China y perfeccionado con datos, ya no es una tendencia lejana. Ha llegado a Chile para disputar cada minuto libre en la pantalla de nuestros celulares, demostrando que la próxima gran batalla por el entretenimiento global podría no librarse en Hollywood, sino en la palma de nuestra mano.