Hace poco más de dos meses, un dato remeció la conversación pública en Chile: la pobreza ya no afectaría al 6,5% de la población, como indicaba la última encuesta Casen de 2022, sino al 22,3%. La cifra, surgida del informe de la Comisión Asesora Presidencial para la Actualización de la Medición de la Pobreza, no reflejaba un empobrecimiento repentino del país, sino algo más profundo: un cambio de óptica. Chile se miraba en un espejo distinto, uno que le devolvía una imagen más cruda y compleja de sí mismo.
La comisión, convocada a fines de 2023 y liderada por el economista Osvaldo Larrañaga, trabajó durante 19 meses para proponer una metodología que respondiera a una pregunta fundamental: ¿qué significa ser pobre en el Chile de hoy? La respuesta implicó dejar atrás un modelo centrado casi exclusivamente en los ingresos y el costo de una canasta básica de calorías.
El salto del 6,5% al 22,3% se explica por ajustes metodológicos que buscan capturar carencias que el antiguo sistema ignoraba. Los cambios más significativos son:
Este nuevo enfoque no es solo técnico; es una declaración política sobre qué mínimos debe garantizar una sociedad a sus ciudadanos para una vida digna.
El nuevo número ha servido como catalizador de un debate que expone las fracturas ideológicas del país. Lejos de generar consenso, ha intensificado la pugna entre distintas visiones sobre el desarrollo.
Por un lado, voces como la del exministro Hernán Larraín interpretan la cifra como una consecuencia directa del estancamiento económico. Desde esta perspectiva, la discusión metodológica es secundaria frente al dato duro que, según un estudio del CEP, atribuye el 91,9% de la reducción de la pobreza entre 1990 y 2017 al crecimiento económico. Para este sector, la solución radica en políticas pro-mercado y en destrabar la inversión, criticando un enfoque gubernamental que, a su juicio, prioriza la regulación y la redistribución por sobre la creación de riqueza.
En la vereda opuesta, analistas como el sociólogo Juan Pardo sostienen que el crecimiento por sí solo ya no es suficiente. La nueva cifra revela una "pobreza estadísticamente oculta" que va más allá de lo monetario. Ser pobre hoy, argumenta, es también una experiencia de exclusión simbólica y relacional: vivir en entornos inseguros, sin acceso a servicios de calidad o a conectividad, lo que genera un profundo sentimiento de no pertenencia. Desde esta óptica, el problema no es solo la falta de dinero, sino la incapacidad de participar plenamente en la sociedad.
A este debate se suma una dosis de realismo fiscal. La economista Claudia Martínez, directora del Instituto de Economía de la UC, advierte que "con una situación fiscal tan deficitaria, no se puede superar la pobreza con más transferencias del Estado". Si un cuarto de la población es ahora considerada pobre, la estrategia no puede depender únicamente de subsidios. La generación de empleos de calidad, especialmente para las mujeres, se vuelve un imperativo ineludible.
Para organizaciones como Desafío Levantemos Chile, cuyo presidente Nicolás Birrell afirma que "la realidad nos pasó por encima mientras perdíamos el tiempo en discusiones estériles", la nueva cifra no es una sorpresa, sino la confirmación de lo que ven en terreno a diario. Desde la sociedad civil, el llamado es a la acción y a superar la parálisis de la polarización política, articulando esfuerzos entre el Estado, el sector privado y las comunidades.
El informe de la comisión de expertos aún no se traduce en una política oficial, pero ya logró su cometido más importante: instalar una conversación nacional sobre qué tipo de país es Chile y cuál aspira a ser. La nueva medición ha roto el espejo del "éxito" basado en promedios macroeconómicos para mostrar un rostro con más cicatrices, donde la precariedad tiene múltiples formas.
El debate está lejos de cerrarse. Ha evolucionado de una discusión técnica a una profunda disputa política sobre el modelo de desarrollo. La pregunta que queda flotando, y que sin duda marcará el próximo ciclo electoral, ya no es solo cómo reducir la pobreza, sino, primero, cómo acordar qué es.
2025-07-12