La carrera presidencial tiene tres ganadores (y dos perdedores): Cómo la primaria de junio desintegró el centro político y forjó una contienda de extremos

La carrera presidencial tiene tres ganadores (y dos perdedores): Cómo la primaria de junio desintegró el centro político y forjó una contienda de extremos
2025-08-03

- La inesperada victoria de Jeannette Jara en las primarias del oficialismo reconfiguró la carrera presidencial en una volátil contienda de tres vías.

- Una guerra civil en la derecha enfrenta a José Antonio Kast con Evelyn Matthei; el primero consolida su liderazgo mientras la segunda lucha por su supervivencia política.

- El escenario obliga al electorado a elegir entre tres proyectos antagónicos, dejando al centro político huérfano y el resultado de la elección en un estado de máxima incertidumbre.

El nuevo mapa: tres fuerzas en colisión

A más de 60 días de las primarias presidenciales del oficialismo, la onda expansiva de aquel 29 de junio no solo no ha cesado, sino que ha redefinido por completo el tablero político chileno. Lo que comenzó como una contienda electoral predecible se ha transformado en una guerra de tres frentes con consecuencias aún impredecibles. La sorpresiva victoria de la candidata del Partido Comunista, Jeannette Jara, no solo la ungió como la carta de la izquierda unificada, sino que actuó como un catalizador que aceleró la fisura en la derecha, consolidó a José Antonio Kast como su polo más visible y sumió a Evelyn Matthei en una crisis de la que intenta emerger a contrarreloj. Hoy, Chile no se asoma a una elección entre dos bloques, sino a una disyuntiva entre tres proyectos de nación profundamente antagónicos.

Crónica de un reordenamiento: del triunfo de Jara a la batalla de la derecha

El triunfo de Jara con más del 60% en la primaria oficialista fue el primer sismo. Inmediatamente, las encuestas registraron el derrumbe de Evelyn Matthei (Chile Vamos), quien hasta entonces lideraba cómodamente. La encuesta Cadem posterior a la primaria mostró una caída de 9 puntos para Matthei, relegándola a un tercer lugar y empatando con Franco Parisi, mientras Jara y Kast se perfilaban para una probable segunda vuelta.

Este nuevo escenario desató una lucha fratricida en la derecha. Lejos de unirse contra la nueva adversaria de izquierda, los dardos cruzados se intensificaron. Matthei marcó distancia de Kast, llegando a afirmar en una entrevista radial que Johannes Kaiser era "más respetuoso de las mujeres". Kast, por su parte, adoptó una estrategia de "asfixia", como la describió el analista Mauricio Morales, llamando a la unidad contra el adversario común, pero posicionándose como el único líder capaz de enfrentar a la izquierda radical.

La tensión alcanzó su punto álgido a fines de julio, cuando el comando de Matthei acusó una "campaña asquerosa" en redes sociales, con bots que difundían rumores sobre su salud. Aunque Matthei amenazó con acciones legales que luego no concretó, el episodio expuso la profundidad de la desconfianza. La candidata de Chile Vamos acusó a los republicanos de ser "un grupo de matones", mientras Jara observaba desde la vereda del frente, diagnosticando una "muestra de ingobernabilidad" en la oposición.

Los dilemas de los tres proyectos

El debate económico organizado por SOFOFA y La Tercera el 31 de julio cristalizó las posiciones y estrategias de cada candidato, funcionando como una tregua táctica en la derecha para enfocar sus críticas en Jara.

  1. Jeannette Jara: El desafío de expandirse. Tras unificar a la izquierda, su principal reto es romper el techo electoral que las encuestas le atribuyen en una segunda vuelta. En el debate, Jara intentó proyectar responsabilidad fiscal, cuestionando las promesas de rebajas de impuestos de sus contendores y apelando a su experiencia en el Estado, no sin antes lanzar un dardo a su rival: "No llevo 12 años de candidata a la Presidencia". Su estrategia parece ser dejar que la derecha se desgaste en su conflicto interno mientras ella intenta sumar al centro, como lo evidencia el posterior apoyo de la Democracia Cristiana.
  1. José Antonio Kast: La consolidación del polo. Beneficiario directo de la polarización, Kast ha logrado consolidar su base y atraer a votantes de Chile Vamos. Su discurso se centra en la seguridad y el crecimiento económico a través de la reducción del Estado. En el foro, emplazó a Jara por, según él, "tratar a los delincuentes con amor" y por el bajo crecimiento del empleo durante su gestión como ministra. Su objetivo es claro: hacer inevitable que el votante de derecha lo vea como la única opción con posibilidades reales de triunfo.
  1. Evelyn Matthei: La lucha por la supervivencia. La exalcaldesa pasó de ser la favorita a luchar por no quedar fuera de la segunda vuelta. Su estrategia ha virado desde ignorar a Kast a confrontarlo directamente, para luego buscar una tregua forzada. En el debate económico, se alineó con Kast para criticar a Jara, a quien interpeló directamente: "Querida Jeannette, ahora entiendo por qué se crearon 141 empleos en un año". Su principal desafío es convencer a un electorado de centro y de derecha moderada de que su proyecto es una alternativa viable tanto al de Jara como al de Kast, y no una versión diluida de este último.

Un futuro abierto y fragmentado

Las encuestas de principios de agosto (Panel Ciudadano-UDD, Black & White) confirman la nueva realidad: Kast lidera o empata en la primera posición con Jara, y Matthei se mantiene en un distante tercer lugar. Sin embargo, los sondeos también revelan la principal debilidad de Jara: en un balotaje, perdería tanto contra Kast como contra Matthei.

El escenario político chileno ha mutado. La partida ya no es de dos, sino de tres. El centro político, que fue clave en las últimas décadas, hoy parece un territorio yermo, sin un representante claro. La elección de noviembre no solo definirá al próximo presidente, sino que medirá la fuerza real de estos tres proyectos en pugna y revelará si la fragmentación actual es un fenómeno pasajero o la nueva normalidad de la política chilena. El debate, por ahora, sigue abierto y su resolución es incierta.

El análisis de las consecuencias de un hito electoral permite comprender la reconfiguración del poder y las estrategias de los actores políticos. La historia examina cómo un escenario fragmentado se consolida en una contienda de tres fuerzas definidas, revelando las tensiones ideológicas subyacentes y el nuevo mapa de alianzas que definirá el futuro de una nación. Permite una reflexión profunda sobre la dinámica del poder, la evolución del discurso público y el impacto de los resultados democráticos en la trayectoria de un país.

Fuentes