La justicia se canjea, el asesino queda libre:El pacto entre EE.UU. y Venezuela que borró una condena por triple homicidio y expuso los límites de la diplomacia

La justicia se canjea, el asesino queda libre:El pacto entre EE.UU. y Venezuela que borró una condena por triple homicidio y expuso los límites de la diplomacia
2025-08-03
  • Un acuerdo diplomático entre EE.UU. y Venezuela liberó a Dahud Hanid Ortiz, condenado a 30 años por un triple asesinato en Madrid.
  • Las víctimas y sus familias denuncian el abandono de las autoridades españolas y viven con el temor de un criminal en libertad.
  • El caso expone la colisión entre la realpolitik de las naciones y los principios de justicia, dejando un precedente inquietante.

El tablero actual: un asesino libre, tres gobiernos en silencio

Hace más de un mes que Dahud Hanid Ortiz, ciudadano estadounidense-venezolano, aterrizó en Texas. No era un disidente político ni un turista detenido injustamente. Era un asesino, condenado en Venezuela a 30 años de prisión por un triple homicidio cometido en Madrid en 2016. Su libertad, asegurada en un canje de prisioneros de alto nivel, fue celebrada como una victoria diplomática por la administración Trump. Sin embargo, para las familias de las víctimas en España, ese momento marcó la anulación de la justicia. Hoy, la noticia no es el canje en sí, sino sus consecuencias decantadas: un criminal en paradero desconocido, víctimas que se sienten ignoradas y tres gobiernos —Estados Unidos, Venezuela y España— envueltos en un calculado silencio que resuena con preguntas incómodas sobre el valor de la justicia en el ajedrez geopolítico.

Crónica de una liberación: ¿Cómo se negocia una condena?

El 18 de julio de 2025, la diplomacia se movió a tres bandas. Estados Unidos negoció la liberación de diez de sus ciudadanos presos en Venezuela. A cambio, 252 migrantes venezolanos, que habían sido deportados por Washington y encarcelados en la megacárcel de El Salvador, serían repatriados. La Casa Blanca lo presentó como un triunfo humanitario. "Todos los estadounidenses detenidos sin causa en Venezuela están ahora libres", declaró el secretario de Estado, Marco Rubio.

La narrativa se fracturó rápidamente. La ONG venezolana Foro Penal alertó que no todos los liberados eran presos políticos. Pronto, la prensa internacional puso nombre al caso anómalo: Dahud Hanid Ortiz. Lejos de ser un detenido "sin causa", Ortiz cumplía una sentencia firme por asesinar con un arma blanca a dos empleadas y un cliente en un despacho de abogados en el barrio de Usera, Madrid. Su objetivo real, el abogado Víctor Salas, se salvó por no encontrarse en el lugar. El móvil: celos por la relación de Salas con la exesposa de Ortiz. Tras el crimen, huyó a Venezuela, su país natal, donde fue detenido en 2018 y juzgado, ya que la ley venezolana prohíbe la extradición de sus nacionales.

Las voces en conflicto: Realpolitik, propaganda y dolor

La liberación de Ortiz desató un cruce de justificaciones y acusaciones que revela las prioridades de cada actor.

  • La Razón de Estado de EE.UU.: Oficialmente, el Departamento de Estado justificó el acuerdo como una "oportunidad para asegurar la liberación de todos los estadounidenses", argumentando que muchos denunciaron torturas. Sin embargo, correos internos filtrados a The New York Times revelaron el malestar en Washington. Un alto funcionario llegó a preguntar: "¿Podemos extraditarle a España ahora? Hemos puesto en libertad al HDP". La repatriación de un asesino convicto chocaba frontalmente con la retórica de mano dura contra el crimen del presidente Trump, generando una contradicción que se intentó manejar con un lenguaje ambiguo y evasivas a la prensa.
  • La Jugada de Propaganda de Venezuela: El régimen de Nicolás Maduro no tardó en explotar la situación. Diosdado Cabello, una de las figuras más poderosas del chavismo, se jactó públicamente de que los negociadores estadounidenses insistieron en incluir a Ortiz en la lista. "Nosotros les dijimos que era un asesino", afirmó, utilizando el caso para pintar a Estados Unidos como un actor hipócrita que negocia la liberación de criminales cuando le conviene.
  • El Silencio Calculado de España: Atrapado en una posición incómoda, el gobierno español ha optado por un perfil bajo para no dañar las relaciones diplomáticas. Su argumento es que la jurisdicción del caso fue cedida a Venezuela. Tras la liberación, la Fiscalía española se limitó a enviar un informe sobre la situación jurídica de Ortiz a las autoridades estadounidenses. Para las víctimas, este silencio es sinónimo de abandono.
  • El Clamor Ignorado de las Víctimas: En el centro de este torbellino diplomático se encuentra el dolor humano. "No se han dignado a llamarnos", declaró a la prensa Yaimara Osorio, hija de Maritza Osorio, una de las mujeres asesinadas. "No podemos entender el silencio". Víctor Salas, el objetivo original del ataque, se ha convertido en la voz pública de los afectados, denunciando que "no es justo que la política esté por encima de los derechos de las víctimas". Sus testimonios son el recordatorio constante del costo humano de este pacto.

Un "ser humano horrible" en libertad

Dahud Hanid Ortiz no es un prisionero cualquiera. Es un exmarine condecorado en Irak pero también expulsado del cuerpo por fraude. Un hombre que, según la investigación, sufría de graves secuelas psicológicas de la guerra. Durante su fuga, envió mensajes a su exesposa firmando como "el ser humano horrible". Su liberación no solo representa una injusticia, sino también una amenaza latente. Su paradero actual en Estados Unidos es incierto, lo que agrava la angustia de quienes una vez estuvieron en su mira.

Conclusión: Un precedente que interpela

Para los gobiernos involucrados, el caso de Dahud Hanid Ortiz parece estar cerrado. Para las víctimas, la herida está más abierta que nunca. Más allá del crimen y su autor, la historia ha madurado hasta convertirse en un incómodo estudio sobre los límites del derecho internacional y la naturaleza transaccional de la diplomacia moderna. Deja una pregunta suspendida en el aire, una que resuena con especial fuerza en un mundo de alianzas frágiles y pragmatismo descarnado: cuando las naciones negocian a puerta cerrada, ¿la justicia de quién se sirve y la de quién se sacrifica? El silencio que sigue es, quizás, la respuesta más inquietante.

La historia presenta una narrativa completa con un claro arco de desarrollo: desde una decisión geopolítica de alto nivel hasta sus profundas consecuencias humanas y diplomáticas. El paso del tiempo ha permitido que las repercusiones sean visibles, incluyendo el pronunciamiento de las víctimas y las tensiones entre los países involucrados, ofreciendo un caso de estudio sobre la colisión entre el pragmatismo político y los principios de justicia. El tema permite un análisis profundo sobre la naturaleza de la diplomacia transaccional, la soberanía judicial y el impacto duradero de las decisiones de poder en la vida de los ciudadanos comunes.