La Jaraneta se Desarma para Armarse: De la Victoria Comunista a la Construcción de un Gobierno Transversal

La Jaraneta se Desarma para Armarse: De la Victoria Comunista a la Construcción de un Gobierno Transversal
2025-08-03
  • La victoria de Jeannette Jara no fue el fin, sino el inicio de la deconstrucción de su propia identidad política.
  • Su principal batalla no es contra la derecha, sino dentro de su coalición y contra el fantasma del Partido Comunista.
  • El futuro de su proyecto depende de un movimiento clave: sacrificar al partido para ganar el país.

El triunfo de Jeannette Jara en las primarias del 29 de junio no fue una meta, fue una demolición. La victoria, contundente y clara, obligó a la candidata a desmantelar la estructura que la llevó al éxito para construir una nueva, más amplia y, necesariamente, más contradictoria. Los 60 días posteriores revelaron que la "Jaraneta" no es un vehículo en una ruta definida, sino una máquina compleja que se reconstruye en pleno movimiento. La pregunta que define el futuro político de Chile ya no es si una comunista puede ganar, sino cómo debe transformarse para gobernar.

Fase 1: El Terremoto y sus Réplicas

La noche de la victoria fue breve. Al día siguiente, el escenario se fracturó. La decisión de Carolina Tohá de marginarse de la campaña no fue un gesto personal, sino la primera grieta visible en el edificio oficialista. Representaba la desconfianza del Socialismo Democrático, el alma de la ex-Concertación, ante un liderazgo del Partido Comunista. Casi en simultáneo, la Democracia Cristiana, a través de Alberto Undurraga, formalizaba su rechazo, trazando una frontera ideológica que Jara necesita cruzar.

El primer desafío no fue celebrar, sino contener. Mientras el Presidente Boric ofrecía un respaldo simbólico en su casa de Yungay, las tensiones internas afloraban. El presidente del PC, Lautaro Carmona, admitía "desinteligencias", un eufemismo para el choque entre la vieja guardia del partido y la pragmática figura de la candidata. El triunfo electoral se convirtió de inmediato en un problema político: cómo unificar a los que se habían comprometido a apoyar al ganador, pero no esperaban que ese ganador fuera del PC.

Fase 2: La Demolición Controlada

Jara entendió que para construir poder real debía demoler su propia base. Su estrategia se centró en dos gestos clave: distanciamiento y ampliación. El debate sobre la suspensión de su militancia, aunque finalmente descartado, fue la señal más potente. No se trataba de una tarjeta de afiliación, sino de una declaración de independencia. Jara necesitaba demostrar que la candidata estaba por sobre la militante. Sus críticas públicas a líderes del PC que hablaban en su nombre reforzaron este mensaje: la voz del comando era la suya, no la del partido.

La ampliación fue igualmente deliberada. La salida de Fernando Carmona, hijo del presidente del PC, del equipo programático fue un "reseteo" necesario para dar paso a figuras de centro. La invitación a Nicolás Eyzaguirre y al senador Ricardo Lagos Weber no fue solo para sumar nombres, sino para importar el ADN de la Concertación a un proyecto históricamente antagónico. La conformación de su comando final, con figuras de todo el espectro oficialista y un equipo económico con técnicos transversales como Andrea Betancor y Luis Eduardo Escobar, fue la culminación de esta fase. Jara estaba desarmando la "Jaraneta" comunista para ensamblar un vehículo de coalición.

Fase 3: Los Futuros Posibles: Unidad o Abismo

El proyecto de Jeannette Jara enfrenta ahora dos escenarios radicalmente distintos, cuya definición marcará la próxima elección presidencial.

Escenario 1: El Proyecto Transversal Exitoso.

Jara logra consolidar una coalición de centroizquierda funcional. Su equipo económico y sus gestos de moderación neutralizan los ataques del empresariado y la derecha, que la comparan con Hugo Chávez. Logra enmarcar la elección no como una pugna ideológica, sino como una elección entre su proyecto de gobernabilidad y una derecha fragmentada y enfrascada en una guerra interna entre José Antonio Kast y Evelyn Matthei. En este futuro, el Partido Comunista acepta un rol secundario, entendiendo que es el único camino para llegar a La Moneda. Jara fluye, como describen los analistas, sumando apoyos mientras sus adversarios se autodestruyen. Este es su camino más probable a la victoria, pero exige un equilibrio precario y sacrificios ideológicos constantes.

Escenario 2: La Venganza del Partido.

La vieja guardia del PC, sintiéndose desplazada, intensifica su discurso doctrinario. Figuras como Daniel Jadue o el propio Lautaro Carmona emiten señales que reavivan los temores del centro político y del mundo económico. Intelectuales como Ernesto Ottone vuelven a cuestionar la compatibilidad del PC con la democracia liberal. Los aliados del Socialismo Democrático, que ya actúan con cautela, se distancian. Jara queda atrapada en una contradicción irresoluble: ser la candidata de todos sin dejar de ser la militante de un partido que genera anticuerpos. Su proyecto se estanca, incapaz de crecer más allá de su núcleo duro, y se convierte en una presa fácil para una derecha que, a pesar de sus divisiones, se unifica en el rechazo al comunismo.

La victoria de Jara en las primarias fue la parte fácil. La verdadera prueba es si la arquitecta de este nuevo proyecto puede manejar los explosivos que ella misma instaló para demoler su base original. El futuro de su candidatura no depende tanto de sus adversarios, sino de su capacidad para gobernar a los suyos.

La historia posee un arco narrativo claro que ha madurado durante los últimos 90 días, evolucionando desde una victoria electoral primaria hacia el complejo proceso de construcción de una coalición política y la definición de un proyecto de gobierno. Las consecuencias de este evento inicial son ahora visibles en los realineamientos políticos, la conformación de equipos de campaña, las reacciones de los opositores y la evolución de las encuestas de opinión pública. Este tema permite un análisis profundo de la reconfiguración del espectro político, las tensiones internas del oficialismo y la construcción de escenarios de gobernabilidad futuros, ofreciendo una perspectiva completa y contextualizada más allá de la noticia inmediata. Cuenta con múltiples fuentes que muestran un cambio en la narrativa y la percepción pública a lo largo del tiempo.

Fuentes