El empresariado entra a la cancha electoral:De las propuestas técnicas a los comités de campaña, el giro estratégico de la élite económica para disputar el poder

El empresariado entra a la cancha electoral:De las propuestas técnicas a los comités de campaña, el giro estratégico de la élite económica para disputar el poder
2025-08-04
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  • De la influencia al activismo: Un sector del gran empresariado transita desde la elaboración de propuestas para todos los candidatos a una participación directa en comandos de derecha.
  • El factor Jara: La consolidación de la candidata del Partido Comunista, Jeannette Jara, actuó como catalizador, generando una escalada de declaraciones que pasaron de la preocupación económica a la alarma política.
  • Dos almas, una élite: Mientras figuras como Juan Sutil optan por la confrontación directa, otras voces como Richard von Appen llaman a la "amistad cívica", revelando una tensión interna sobre cómo incidir en el futuro del país.

A principios de julio, la estrategia del empresariado chileno parecía seguir el guion tradicional. La Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), principal gremio del país, anunciaba con formalidad la preparación de su documento “Motores para impulsar el crecimiento sostenible de Chile”. El plan era claro: presentar un conjunto de propuestas técnicas sobre impuestos, inversión y flexibilidad laboral a todas las candidaturas presidenciales, sin distinción. Era el ejercicio clásico de la influencia indirecta, buscando modelar los programas de gobierno desde una aparente neutralidad técnica. Hoy, a poco más de 30 días, ese guion ha sido reescrito por sus propios autores. La noticia del 4 de agosto de que el expresidente de la CPC, Juan Sutil, se integra al comité estratégico de la campaña de Evelyn Matthei (Chile Vamos) no es un hecho aislado, sino la culminación de un giro táctico fundamental: el paso de la influencia a la participación activa en la contienda electoral.

Fase 1: La Propuesta Universal

El 2 de julio, los medios detallaban las ambiciones del empresariado: rebajar el impuesto corporativo del 27% al 23%, instaurar la invariabilidad tributaria para grandes proyectos y flexibilizar el mercado laboral. La presidenta de la CPC, Susana Jiménez, afirmaba que el objetivo era “incidir en los programas de gobierno” y que, como gremio, se relacionaban “con todos los gobiernos”. Esta postura, que buscaba posicionar al sector como un actor técnico y dialogante, comenzó a mostrar fisuras a medida que el escenario electoral se definía con mayor claridad.

Fase 2: La Alarma Política y la “Campaña del Terror”

A mediados de julio, con la candidata del Partido Comunista, Jeannette Jara, consolidada en las encuestas, el tono cambió drásticamente. Fernando Massú, presidente de BTG Pactual y director de múltiples empresas, encendió las alarmas en una entrevista con el Diario Financiero el 18 de julio. “Me extraña la complacencia del mercado ante Jeannette Jara”, declaró, advirtiendo sobre un “cambio radical en el modelo económico”. Massú no solo criticó a la candidata, sino también la “desunión” de la derecha, evidenciando que la preocupación ya no era solo programática, sino abiertamente electoral.

La retórica se intensificó. Juan Sutil comparó a Jara con Hugo Chávez, lo que provocó una dura respuesta de la secretaria general del PC, Bárbara Figueroa, quien el 29 de julio acusó al empresario de montar una “campaña del terror” y actuar con “mezquindad”. El debate había abandonado el terreno de las políticas públicas para instalarse en el de la descalificación política. Columnas de opinión en medios económicos, como la titulada “La dupla JA-JA” (Diario Financiero, 26 de julio), reforzaban la idea de un riesgo inminente, asociando la candidatura de Jara con las posturas más radicales de su partido.

Fase 3: La Intervención Directa

El último tramo de esta evolución muestra al empresariado creando sus propias plataformas de interpelación. El seminario “Volver a crecer”, organizado por Sofofa, La Tercera y Duna el 31 de julio, sentó en el mismo escenario a los principales candidatos presidenciales para ser examinados por figuras como Rosario Navarro (presidenta de Sofofa) y Bernardo Larraín Matte (CMPC). El mensaje era claro: el sector privado ya no esperaba ser convocado, sino que convocaba.

El paso definitivo se dio este 4 de agosto. La incorporación de Juan Sutil al comando de Matthei oficializa el cambio de estrategia. Ya no se trata de influir en todos, sino de asegurar que gane una opción específica. Sutil, una de las voces más frontales contra el programa de Jara, pasa de ser un opinante influyente a un operador político de primera línea. Esta decisión, según fuentes del comando, busca aportar experiencia en “momentos de crisis” y enfrentar la caída de Matthei en las encuestas.

Las Dos Almas del Empresariado

Este giro, sin embargo, no es monolítico. Mientras el ala dura, representada por Sutil y Massú, apuesta por la confrontación directa, otras voces llaman a la moderación. El mismo 4 de agosto, Richard von Appen, expresidente de Sofofa, matizaba el panorama. “Aquí no es de que vaya a llegar alguien de centroderecha e inmediatamente se va a activar la inversión”, afirmó en Radio Infinita, llamando a recuperar la “amistad cívica” y a construir coaliciones amplias. Von Appen defendió el derecho de los empresarios a tener ideas políticas, pero su tono contrastó con la estrategia de choque de sus pares.

Esta dualidad revela una tensión profunda dentro de la élite económica. Por un lado, un sector que, ante la incertidumbre económica y el ascenso de una izquierda que perciben como refundacional, considera que la influencia tradicional es insuficiente y que es necesario “entrar a la cancha” para defender un modelo. Por otro, un grupo que aún confía en el diálogo y en la construcción de acuerdos transversales como única vía para la estabilidad.

El tema, lejos de estar cerrado, ha entrado en su fase más explícita. El empresariado, o al menos su facción más visible, ha dejado de ser un espectador influyente para convertirse en un actor protagónico de la campaña presidencial. Las consecuencias de este movimiento son una mayor polarización del debate y una redefinición de las fronteras entre el poder económico y el poder político en el Chile actual.

La historia analiza un cambio fundamental en la relación entre el poder económico y el poder político, mostrando cómo un sector influyente de la sociedad está redefiniendo su rol público en respuesta a un escenario de incertidumbre. Permite examinar la evolución de una estrategia que va desde la influencia indirecta a la participación política directa, con consecuencias visibles en el debate nacional y la configuración de las campañas electorales. Ofrece una narrativa compleja que conecta economía, política y sociología, y cuenta con múltiples fuentes que documentan este giro estratégico a lo largo de los últimos meses.