La OPA del BBVA al Sabadell se redefine por la política y el mercado:Tras meses de asedio, la defensa del banco catalán y la intervención del gobierno español fuerzan un movimiento decisivo mientras Bruselas observa

La OPA del BBVA al Sabadell se redefine por la política y el mercado:Tras meses de asedio, la defensa del banco catalán y la intervención del gobierno español fuerzan un movimiento decisivo mientras Bruselas observa
2025-08-06
Fuentes
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- La defensa del Sabadell: La venta de su filial TSB y un macrodividendo, aprobados hoy, dejan la oferta del BBVA económicamente inviable sin una mejora sustancial.

- El choque de poderes: El gobierno español impone condiciones que bloquean las sinergias, mientras la Comisión Europea expedientó a España por proteccionismo, evidenciando una fractura en la visión de la banca europea.

- El dilema del BBVA: Atrapado entre una oferta devaluada y la presión política, el banco debe decidir si retira, mejora o arriesga un fracaso en su OPA, reconfigurando el mapa bancario.

La hora de la verdad: un tablero reconfigurado

Hoy, 6 de agosto de 2025, lo que comenzó hace más de un año como una audaz Oferta Pública de Adquisición (OPA) hostil del BBVA sobre el Banco Sabadell ha llegado a un punto de inflexión crítico. La junta de accionistas del Sabadell acaba de aprobar dos movimientos estratégicos que alteran fundamentalmente el tablero: la venta de su filial británica TSB al Banco Santander y el reparto de un dividendo extraordinario de 2.500 millones de euros. Esta jugada, largamente anunciada, no es solo una defensa; es un desafío directo que obliga al BBVA a tomar una decisión definitiva, mientras el gobierno español y la Comisión Europea observan desde trincheras opuestas. La historia ya no es sobre una simple fusión, sino sobre los límites del poder corporativo frente a la soberanía política y las tensiones inherentes al proyecto de integración europea.

El ajedrez corporativo: la defensa que superó al ataque

La ofensiva del BBVA, lanzada en mayo de 2024, se basaba en una lógica de escala y eficiencia: crear un gigante bancario europeo y generar 850 millones de euros en sinergias a través de la integración de operaciones, cierre de oficinas y unificación de plataformas tecnológicas. Sin embargo, la dirección del Sabadell, liderada por su consejero delegado César González-Bueno, orquestó una defensa multifacética que ha resultado ser notablemente efectiva.

Primero, apeló al arraigo territorial y al riesgo de una menor competencia, ganando el apoyo de patronales, sindicatos y gobiernos autonómicos. Segundo, y más decisivo, desplegó una contraofensiva financiera. Presentó un plan estratégico en solitario que, según analistas, hace al banco más atractivo por sí mismo. La guinda del pastel fue la venta de TSB, una operación que no solo genera liquidez para un macrodividendo que endulza el oído de los accionistas, sino que también modifica la estructura del banco que el BBVA pretendía adquirir.

El resultado es tangible en el mercado: la acción del Sabadell cotiza hoy un 15% por encima del valor de la oferta del BBVA. En palabras de González-Bueno, "el tiempo nos ha dado la razón". Para los accionistas, aceptar la oferta actual del BBVA significaría una pérdida económica inmediata, una situación que pone al banco adquirente en una posición insostenible.

El muro político: cuando el ‘interés general’ frena al mercado

El factor que transformó esta OPA de un asunto de mercado a una cuestión de Estado fue la intervención del gobierno español. En junio, el Consejo de Ministros, liderado por el ministro de Economía Carlos Cuerpo, impuso una condición sin precedentes: el BBVA debería mantener al Sabadell como una entidad jurídica y patrimonialmente independiente durante un mínimo de tres años, prorrogables a cinco.

Esta medida, justificada en la protección de la competencia y el "interés general", es un golpe directo al corazón de la OPA. Sin la posibilidad de fusionar las estructuras, las sinergias de 850 millones de euros que BBVA prometía a sus inversores se desvanecen en el corto y mediano plazo. Como afirmó el CEO del Sabadell, con esta condición "las sinergias son cero" durante ese periodo, ya que cualquier inversión para la integración iría en detrimento de los resultados individuales del Sabadell, violando la autonomía de gestión impuesta.

La postura del gobierno refleja una preocupación más profunda, heredada de la crisis financiera de 2008: la excesiva concentración bancaria. En poco más de una década, España pasó de tener cerca de 50 entidades a apenas una decena, y la desaparición de otro actor clave como el Sabadell es vista con recelo por un amplio espectro político y social.

Bruselas entra en escena: ¿Unión Bancaria o soberanías nacionales?

La intervención de Madrid no pasó desapercibida en Bruselas. El 17 de julio, la Comisión Europea abrió un procedimiento de infracción contra España, argumentando que la legislación nacional otorga al gobierno "poderes discrecionales y sin límites" para bloquear fusiones bancarias. Para la Comisión, esto no solo vulnera la libre circulación de capitales, sino que también socava las competencias del Banco Central Europeo (BCE) y el objetivo estratégico de la Unión Bancaria: fomentar la creación de bancos paneuropeos más grandes y resilientes a través de fusiones transfronterizas.

Este choque expone una de las grandes contradicciones del proyecto europeo. Mientras Bruselas aboga por la consolidación para competir globalmente, capitales como Madrid priorizan la estabilidad y competencia de sus mercados nacionales. La OPA del BBVA al Sabadell se ha convertido así en un caso de estudio sobre el pulso entre la integración supranacional y el proteccionismo estatal.

El movimiento final del BBVA

Con la aprobación de la venta de TSB y el dividendo extraordinario, la pelota está ahora exclusivamente en el tejado del BBVA. Las opciones sobre la mesa son pocas y complejas:

  1. Mejorar la oferta: Implicaría añadir un componente en efectivo significativo para compensar el dividendo y la prima negativa. Sin embargo, la cúpula del BBVA ha negado repetidamente tener margen para ello.
  2. Retirar la OPA: Sería admitir una derrota estratégica, pero permitiría cortar las pérdidas y liberar a su acción de la incertidumbre que, según algunos analistas, la ha estado lastrando.
  3. Proceder con la oferta actual: Es la opción más arriesgada. Con una prima negativa y la oposición de la directiva del Sabadell, las probabilidades de alcanzar el 50,01% de aceptación necesario son muy bajas.

La decisión que tome el BBVA en los próximos días no solo sellará el destino de dos de los mayores bancos de España. También enviará una señal contundente sobre el equilibrio de poder real en la Europa del siglo XXI: un complejo campo de batalla donde las estrategias corporativas, las soberanías nacionales y las ambiciones continentales luchan por imponerse.

La historia presenta una narrativa completa con un claro principio, desarrollo y consecuencias visibles, permitiendo un análisis profundo sobre la consolidación del poder corporativo, la intervención política en los mercados y las estrategias de defensa empresarial. El tema ha madurado temporalmente, mostrando una evolución en las tácticas de los actores involucrados. Se dispone de información suficiente de múltiples fuentes para ofrecer un contexto completo sobre las implicaciones económicas y regulatorias, tanto a nivel nacional como europeo, generando una reflexión sobre la competencia y la gobernanza en el sector financiero.