El Silencio de los Labubu: El coleccionable que se agotó en horas ahora se revende al triple de su valor

El Silencio de los Labubu: El coleccionable que se agotó en horas ahora se revende al triple de su valor
2025-08-06
Fuentes
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  • Del hype al negocio: Lo que comenzó como una fiebre de consumo por las figuras Labubu, hoy es un mercado secundario consolidado donde la especulación y la comunidad de coleccionistas redefinen el valor.
  • El poder blando asiático: El éxito de Labubu no es un hecho aislado, sino la punta del iceberg de una profunda penetración cultural asiática, que va desde el K-pop hasta la tecnología, moldeando los deseos de una nueva generación de consumidores.
  • Psicología del coleccionista moderno: Más allá del plástico, la compra masiva devela una búsqueda de pertenencia, estatus digital y una forma de inversión afectiva en un contexto de incertidumbre económica.

La Calma Después de la Tormenta: Un Mercado Silencioso pero Rentable

Hoy, a principios de agosto de 2025, las filas kilométricas que serpenteaban fuera de las tiendas del Costanera Center y otros centros comerciales del país hace dos meses son solo un recuerdo viral. La "Fiebre Labubu" que acaparó titulares y agotó en minutos cada reposición de las figuras coleccionables del artista hongkonés Kasing Lung, parece haberse extinguido. Sin embargo, bajo la superficie de la normalidad comercial, el fenómeno no ha muerto; ha mutado. En plataformas como Mercado Libre, grupos de Facebook y cuentas de Instagram dedicadas, los Labubu viven una segunda vida. Un muñeco que costaba 12.000 pesos en el retail ahora se transa comúnmente por 30.000, 40.000 o incluso más si se trata de una edición "secreta". La euforia inmediata se ha transformado en una microeconomía de reventa, donde la especulación, la nostalgia instantánea y la pasión del coleccionista convergen.

Anatomía de un Fenómeno: Crónica de un "Sold Out" Anunciado

Para entender el presente, es necesario rebobinar a junio. El lanzamiento de la serie "The Monsters" de Pop Mart en Chile no fue un evento espontáneo, sino la culminación de una estrategia de marketing global perfectamente ejecutada. Al igual que con lanzamientos de zapatillas de edición limitada o la preventa de vehículos eléctricos asiáticos que registran cifras récord en minutos, el modelo se basa en la escasez programada. La oferta limitada frente a una demanda inflada por redes sociales creó un cóctel irresistible de urgencia y exclusividad.

El resultado fue un ritual de consumo moderno: jóvenes y adultos pernoctando fuera de las tiendas, transmisiones en vivo desde las filas, y la inevitable frustración de miles que se quedaron con las manos vacías. Este escenario no es nuevo, pero su protagonista, un duende de orejas largas y dientes prominentes, revela un cambio cultural más profundo. Labubu no es un personaje de Disney ni un superhéroe de Marvel. Su éxito es la prueba definitiva de que el eje del deseo juvenil y adulto ha virado hacia Asia.

Las Múltiples Caras del Fenómeno: ¿Inversión, Pertenencia o "Postureo"?

El análisis de este consumo masivo revela motivaciones complejas y, a veces, contradictorias. Tras la fiebre, se pueden distinguir al menos tres arquetipos de participantes:

  1. El Inversor Oportunista: Para muchos, la compra no fue impulsada por el afecto hacia el personaje, sino por una lectura astuta del mercado. "Compré cinco cajas. Con la venta de tres ya recuperé la inversión y me quedé con dos gratis. Es un pololito rentable", comenta un usuario en un foro de reventa. En un contexto de crecimiento económico moderado, como proyecta el Banco Mundial para Chile, estos objetos se convierten en activos de bajo costo y alta rotación, una forma de especulación accesible que ofrece una sensación de control financiero.
  1. El Coleccionista Apasionado: En el otro extremo se encuentra la comunidad de fans. Para ellos, el valor no está en la reventa, sino en la pertenencia. Intercambian figuras para completar la colección, organizan juntas para mostrar sus hallazgos y comparten su pasión en redes. "No es solo el muñeco, es la emoción de abrir la caja sin saber cuál te tocará, es conversar con gente que entiende tu gusto", explica Daniela, una diseñadora de 28 años. Esta búsqueda de comunidad y de una identidad compartida a través de objetos resuena con la fatiga de la performance individualista que describen tendencias como el "reverse catfishing", donde la autenticidad, o al menos su apariencia, se vuelve un bien preciado.
  1. El Consumidor Cultural: Este grupo ve en Labubu un símbolo de estar a la vanguardia. Así como el interés por aprender coreano se disparó gracias al K-pop, poseer un Labubu es una declaración de afinidad con una corriente cultural global emergente. Es un consumo que funciona como capital cultural, una forma de decir "estoy al día" en un lenguaje que las generaciones anteriores no necesariamente dominan.

El Legado: ¿Qué Queda Cuando la Fiebre Baja?

Dos meses después, el fenómeno Labubu ha dejado más que estanterías llenas y bolsillos más o menos abultados. Ha consolidado un nuevo paradigma en el consumo chileno. Primero, demostró que un producto cultural sin un anclaje tradicional en el país puede generar un impacto masivo si se alinea con las corrientes globales de la cultura pop. Segundo, normalizó la convivencia de un mercado primario (retail) y uno secundario (reventa) que operan en simultáneo y se retroalimentan.

El tema, lejos de estar cerrado, ha evolucionado. El debate ya no es dónde conseguir un Labubu, sino sobre la legitimidad de la reventa, la tensión entre los "verdaderos fans" y los "especuladores", y la sostenibilidad de un modelo de consumo basado en el hype constante. La pregunta que queda abierta es si la fiebre Labubu fue un evento aislado o el ensayo general para futuras olas de consumo impulsadas por estéticas y narrativas lejanas, pero que conectan de manera sorprendentemente íntima con los deseos y ansiedades locales. Lo que compramos, al parecer, dice tanto de lo que nos falta como de lo que anhelamos.

El tema permite analizar un fenómeno de consumo masivo que, tras la euforia inicial, revela profundas transformaciones culturales y económicas. La historia ha madurado, permitiendo ir más allá de la crónica de las filas y el 'sold out' para examinar las consecuencias a mediano plazo: la creación de mercados secundarios, el impacto de la cultura pop asiática en los patrones de consumo locales y las dinámicas psicológicas del coleccionismo en la era digital. Ofrece una narrativa completa con un origen claro, un desarrollo viral y consecuencias visibles en el comercio y la sociedad, posibilitando una reflexión sobre la globalización, la identidad y la economía de la nostalgia.