La Televisión Chilena se Apaga: La crisis financiera de los canales redefine qué noticias vemos y en quién confiamos

La Televisión Chilena se Apaga: La crisis financiera de los canales redefine qué noticias vemos y en quién confiamos
2025-08-06
Fuentes
cambio21.cl cooperativa.cl www.latercera.com cooperativa.cl www.biobiochile.cl www.df.cl www.latercera.com cambio21.cl www.latercera.com diario.uach.cl www.adnradio.cl www.latercera.com
  • Crisis visible: La reorganización de CNN Chile y los despidos masivos en Mega no son hechos aislados, sino síntomas de un colapso estructural del modelo de negocio televisivo.
  • Audiencia en fuga: Mientras los canales luchan por sobrevivir, los chilenos ya migraron: las redes sociales son hoy la principal fuente de noticias, erosionando la influencia y los ingresos de la TV.
  • Poder y verdad en juego: La precariedad económica aumenta el riesgo de concentración mediática y sesgos informativos, cuestionando la capacidad del periodismo para fiscalizar al poder.

El Nuevo Normal: Sobrevivir en Pantalla

Han pasado dos meses desde que la industria televisiva chilena fue sacudida por dos terremotos simultáneos. En junio, mientras la matriz de CNN Chile lograba un acuerdo con sus acreedores para esquivar la quiebra, Mega desmantelaba parte de su departamento de prensa, despidiendo a su director y a editores clave. Hoy, en agosto de 2025, el polvo se asienta para revelar un paisaje mediático permanentemente alterado. Lo que antes eran crisis puntuales son ahora la crónica de un modelo de negocio que agoniza, redefiniendo no solo la estabilidad laboral de los periodistas, sino también la calidad y la naturaleza de la información que llega a los ciudadanos.

La situación actual no es una sorpresa, sino la consecuencia visible de una transformación que lleva años gestándose. Un estudio de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, publicado en mayo, confirmó la estocada final: las redes sociales, con Instagram a la cabeza, son ahora la principal fuente de noticias para los chilenos. La televisión abierta quedó relegada a un tercer lugar, un dato que explica la desesperación financiera que atraviesan los canales.

Dos Canales, Dos Estrategias de Supervivencia

El caso de Plataforma Multimedia Chile Limitada, operadora de CNN Chile, es emblemático. A mediados de junio, la firma celebró como una victoria la aprobación unánime de su plan de reorganización judicial, que le permitió reestructurar pasivos por más de $4.700 millones. Jorge Carey, presidente de la señal, declaró que el respaldo les permitía "encarar con mayor certidumbre los desafíos del mercado publicitario". La declaración, aunque optimista, esconde una realidad ineludible: la dependencia de la voluntad de sus acreedores —principalmente su propia casa matriz, Warner Bros. Discovery— para seguir operando. Es una supervivencia condicionada, un parche financiero a una herida estructural.

En paralelo, la reestructuración en Mega, informada a principios de junio por Cambio 21, fue más brutal y directa. La salida del director de prensa, Gianfranco Dazzarola, y de editores de áreas como investigación y deportes, no fue presentada como una estrategia de futuro, sino como una poda necesaria. Estos despidos, que se suman a la salida del director ejecutivo en marzo, revelan el costo humano de la crisis: la precarización del trabajo periodístico y el debilitamiento de áreas que, como la investigación, son fundamentales para la fiscalización del poder pero costosas de mantener.

Frente a este panorama, la apuesta de Chilevisión resulta sintomática. A fines de junio, el canal nombró al popular conductor Julio César Rodríguez como su nuevo director de programación. La señal destacó su "sello innovador y amplia visión de industria", una visión forjada tanto en la TV tradicional como en plataformas digitales como su exitoso canal de YouTube "La Junta". El movimiento es claro: ante la fuga de audiencias y la caída publicitaria, se recurre a un rostro de alta popularidad para unificar la estrategia de contenidos, desdibujando las fronteras entre el rol periodístico y la gestión de programación. Es una apuesta por la relevancia a través de la popularidad, no necesariamente a través de la densidad informativa.

La Desconfianza como Telón de Fondo

Esta crisis no ocurre en un vacío. Se superpone con una profunda crisis de confianza. Aunque el informe Digital News Report 2025 de Reuters y la Universidad de Oxford mostró un leve aumento en la confianza general en los medios chilenos (del 32% al 36%), la cifra sigue siendo baja. El mismo estudio corona por noveno año consecutivo a Radio Bío Bío como el medio más confiable, destacando que, al igual que CNN Chile, no están afiliados a "grupos políticos, religiosos o económicos".

Sin embargo, la percepción ciudadana es otra. Apenas ayer, el exfutbolista y comunicador Carlos Caszely criticaba en televisión lo que considera un sesgo evidente en la cobertura política: "La televisión, los diarios, las radios dicen la comunista Jeannete Jara, pero no dicen el fascista Kast". Su comentario, replicado ampliamente, toca una fibra sensible: la sospecha de que, en su fragilidad económica, los medios se vuelven más vulnerables a las presiones de sus dueños o de grupos de interés, sacrificando la ecuanimidad en el altar de la supervivencia.

Un Debate Abierto: ¿Quién Paga por la Verdad?

La agonía financiera de la televisión tradicional no es solo un problema de la industria; es un desafío para la democracia. La reducción de las salas de prensa, la priorización de contenidos virales sobre la investigación y la creciente concentración de poder en figuras mediáticas por sobre equipos periodísticos robustos, configuran un ecosistema informativo más frágil.

El tema no está cerrado. La reorganización de CNN Chile y los despidos en Mega no son el final de la historia, sino el prólogo de una nueva etapa. La pregunta fundamental sigue sin respuesta: en un escenario donde la audiencia migró a plataformas gratuitas y la publicidad tradicional ya no sostiene el modelo, ¿quién financiará el periodismo de calidad que una sociedad informada necesita? La respuesta que como país demos a esa pregunta definirá la salud de nuestro debate público en los años venideros.

La historia revela la profunda crisis estructural que afecta el modelo de negocio de los medios de comunicación tradicionales, un fenómeno a menudo oscurecido por el ciclo noticioso diario que ellos mismos producen. La reestructuración financiera de un importante grupo mediático, junto con despidos masivos en otro y la venta de activos de la televisión pública, ofrece un caso de estudio maduro para analizar las consecuencias de esta transformación: la precariedad del periodismo, la concentración de la propiedad de los medios y el impacto en la calidad y diversidad de la información disponible para el público. Esta narrativa permite una exploración profunda de las tensiones entre la viabilidad económica, la integridad periodística y el papel de los medios en una sociedad democrática.