Chile y Argentina reescriben su mapa energético: De la venta de activos a una alianza estratégica inevitable

Chile y Argentina reescriben su mapa energético: De la venta de activos a una alianza estratégica inevitable
2025-08-06
Fuentes
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- ENAP cambió su estrategia: de vender activos de producción en Argentina a invertir en logística clave para exportar crudo desde Vaca Muerta.

- La gigantesca reserva de Vaca Muerta y la necesidad de divisas del gobierno de Milei convierten a Chile en un socio indispensable para Argentina.

- A pesar del trauma histórico por los cortes de gas, la nueva alianza se basa en un pragmatismo económico que redefine la seguridad energética del Cono Sur.

El Giro Inesperado: ¿Retirada o Reposicionamiento?

Hace apenas dos meses, el panorama energético entre Chile y Argentina parecía seguir un guion de distanciamiento. El 13 de junio, la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) concretó la venta de su filial de producción en Argentina, Sipetrol, en una operación de US$41,4 millones. Para el observador casual, la movida parecía una retirada, un capítulo más en la historia de desinversiones chilenas en el país vecino. Sin embargo, casi simultáneamente, el CEO de la petrolera argentina YPF, Horacio Marín, lanzaba una audaz propuesta: una integración energética profunda, prometiendo un suministro de gas "ininterrumpible" para Chile a partir de 2027 y visualizando una alianza estratégica para exportar crudo al Pacífico.

Lo que en junio parecía una contradicción, en agosto se ha revelado como una estrategia coherente y de alto calibre. La venta de Sipetrol no fue un repliegue, sino un pivote. ENAP se deshizo de los riesgos de la exploración y producción (upstream) para concentrar sus fichas en el negocio logístico (midstream), un movimiento confirmado por su gerente general, Julio Friedmann, a principios de agosto. La estatal chilena no estaba reaccionando a la oferta de YPF; la estaba esperando. De hecho, la estaba construyendo.

La Infraestructura del Reencuentro

La prueba de este plan a largo plazo son las inversiones que ENAP ya tiene en marcha. La empresa avanza en la tramitación ambiental de un dragado de US$60 millones en su terminal del puerto de San Vicente, en la Región del Biobío. El objetivo es permitir el atraque de los supertanqueros VLCC (Very Large Crude Carrier), los más grandes del mundo, transformando el terminal en una plataforma de exportación de crudo a escala global. A esto se suman dos nuevos estanques de almacenamiento de 50 mil metros cúbicos cada uno, inaugurados a fines de 2024 en la refinería Bío-Bío.

Estas piezas, sumadas a la rehabilitación del Oleoducto Trasandino (Otasa) en 2023 —del cual ENAP es accionista junto a YPF y Chevron—, configuran un corredor energético que no solo abastecerá a Chile, sino que podría usar su infraestructura portuaria para que el petróleo de Vaca Muerta llegue a los mercados de Asia.

Friedmann lo dejó claro: "No estamos reaccionando a la invitación, venimos tres años trabajando". La estrategia es convertir a Chile en una puerta de salida indispensable para la riqueza energética argentina.

El Fantasma de los Inviernos Pasados

Cualquier conversación sobre integración energética con Argentina evoca inevitablemente el recuerdo del trauma de los años 2000, cuando el país vecino cortó unilateralmente el suministro de gas, sumiendo a Chile en una severa crisis energética. Esta memoria histórica explica la cautela en el discurso de ENAP. Friedmann insiste en que Chile "jamás" dependerá de una sola fuente de crudo, no por rencor, sino como un principio de "seguridad estratégica".

Entonces, ¿por qué confiar ahora? La respuesta se encuentra en dos factores que han cambiado radicalmente el escenario: la geología y la política.

1. Vaca Muerta: El cambio de escala. El yacimiento de Vaca Muerta es el segundo recurso de gas no convencional y el cuarto de petróleo no convencional más grande del mundo. Las reservas son tan vastas —YPF estima que las necesidades de Argentina hasta 2050 representan solo el 25% del potencial— que la capacidad de exportación es estructuralmente diferente a la de hace dos décadas. Horacio Marín, CEO de YPF, lo resume con confianza: "Las reservas de Argentina son lo suficientemente grandes como para que haya exportación ininterrumpible".

2. El pragmatismo de Milei. El actual gobierno argentino, liderado por Javier Milei, ha impuesto una férrea disciplina fiscal, ejemplificada en el reciente veto a leyes de aumento de jubilaciones por su costo presupuestario. Para sostener este modelo, la generación de divisas a través de la exportación no es una opción, es una necesidad existencial. Vaca Muerta es la principal carta para lograrlo, y Chile, con su infraestructura y acceso al Pacífico, es el socio más lógico y eficiente. La ideología queda en segundo plano frente a la urgencia económica.

Una Alianza Forjada en la Necesidad

La emergente alianza ENAP-YPF no se cimenta en una confianza renovada, sino en un pragmatismo descarnado y una simbiosis de intereses. Argentina necesita desesperadamente una ruta de exportación eficiente para monetizar sus recursos. Chile, a su vez, busca asegurar un suministro energético más barato y cercano —como demuestra la creciente demanda de gas en el sur para sustituir la leña— y, al mismo tiempo, posicionarse como un actor logístico relevante en el Pacífico.

El tema, lejos de estar cerrado, está en plena ebullición. Las inversiones en infraestructura están en curso y los contratos a largo plazo aún deben negociarse y firmarse. El éxito de esta colaboración no solo determinará la seguridad energética de ambos países, sino que también funcionará como un termómetro de la nueva dinámica geopolítica del Cono Sur: una donde las necesidades económicas compartidas pueden, finalmente, pesar más que las desconfianzas del pasado.

La historia representa un giro estratégico fundamental en la política energética de Chile y su relación geopolítica con Argentina. Ha madurado desde una larga historia de dependencia y crisis hacia una nueva fase de potencial asociación. La reciente propuesta de ENAP permite un análisis exhaustivo de sus causas —el desarrollo de Vaca Muerta, el nuevo contexto político en Argentina y la necesidad de seguridad energética de Chile— y sus potenciales consecuencias a largo plazo para la integración energética del Cono Sur. Ilustra un arco narrativo completo: desde una relación rota hasta un reencuentro pragmático con implicaciones globales.