En los últimos 90 días, una serie de anuncios corporativos aparentemente inconexos han dibujado un nuevo mapa para el turismo de alto estándar en Chile. Por un lado, la renuncia de un gigante de los casinos a sus operaciones emblemáticas; por otro, una ola de inversiones millonarias en el sector hotelero. ¿Son hechos aislados o las dos caras de una misma moneda? A continuación, desglosamos en un formato de pregunta y respuesta las claves de esta silenciosa pero profunda transformación.
1. ¿Qué está pasando con los casinos en Chile?
El modelo de entretenimiento anclado en los casinos de juego atraviesa su momento más complejo. La noticia que cristalizó esta crisis fue la decisión de Enjoy S.A., uno de los principales operadores del país, de solicitar la renuncia a sus permisos de operación en Coquimbo y Pucón, la cual fue autorizada por la Superintendencia de Casinos de Juego (SCJ) a principios de agosto. Esta medida, que se hará efectiva en un plazo de tres años para garantizar una transición ordenada y la continuidad laboral de sus 521 trabajadores directos en ambas comunas, es un golpe directo a dos polos turísticos tradicionales.
La situación es aún más tensa en Viña del Mar, donde la decisión sobre la renuncia del casino municipal fue postergada a petición del Gobierno Regional de Valparaíso, evidenciando la alta dependencia económica y simbólica que la ciudad tiene en esta industria. Todo esto ocurre con un telón de fondo complejo: una investigación en curso de la Fiscalía Nacional Económica (FNE) por una posible colusión en el sector. En resumen, el modelo que por décadas combinó hotelería y juego como principal atractivo parece haber perdido su apuesta.
2. Si los casinos están en retirada, ¿qué sucede con la hotelería?
En la vereda opuesta, la hotelería de lujo vive un período de efervescencia y reinvención estratégica. Lejos de la crisis, el sector muestra un dinamismo notable, canalizado a través de tres vías principales:
3. ¿Qué dicen las cifras sobre este cambio?
Los datos confirman la tendencia, pero también le añaden matices. Un catastro de la Cámara Nacional de Comercio (CNC) publicado en agosto de 2025 revela que la inversión en proyectos turísticos alcanzó los US$ 409,7 millones, un alza interanual del 7,5%. Si bien la cifra es positiva, representa apenas la mitad de los niveles de 2018, lo que indica una recuperación aún incipiente.
El sector hotelero lidera esta inversión, acaparando el 64% del total. Sin embargo, la CNC advierte sobre un obstáculo crítico: la permisología. Dos tercios de los nuevos proyectos permanecen en etapa de estudio, frenados por trámites burocráticos que ralentizan el crecimiento. Otro dato relevante es la concentración: el 69% de la inversión se localiza en la Región Metropolitana, lo que plantea un desafío de desarrollo territorial equitativo.
Por su parte, un sondeo de Hoteleros de Chile proyecta una temporada de invierno con una ocupación estable, similar a la histórica de 2024, sostenida en gran parte por el turismo brasileño. Esto valida la confianza de los inversionistas, pero también subraya la dependencia de mercados específicos.
4. Entonces, ¿cuál es la conclusión? ¿El tema está cerrado?
No, el tema está en plena evolución. Lo que presenciamos es un cambio estructural en la demanda turística de lujo. El viajero ya no busca el entretenimiento pasivo y estandarizado del casino, sino experiencias memorables, personalizadas y con arraigo local. La industria está respondiendo a esta nueva realidad: mientras un modelo entra en crisis por su rigidez, otro florece por su capacidad de adaptación y sofisticación.
El futuro del turismo de lujo en Chile se está escribiendo ahora. Las preguntas que quedan abiertas son cruciales: ¿Podrán las comunas como Coquimbo o Pucón reconvertir su oferta turística tras la salida de Enjoy? ¿Logrará el sector hotelero superar las barreras de la permisología para que la recuperación de la inversión se consolide? Y, sobre todo, ¿será capaz el país de diversificar su oferta y llevar este exitoso modelo de "hotelería de experiencia" más allá de los polos ya consagrados como San Pedro de Atacama? El mapa está cambiando, y las próximas decisiones definirán qué regiones ganan y cuáles pierden en esta nueva configuración.