Masisa busca capital para frenar su declive: La venta de un gigante industrial que ya no tiene bosques

Masisa busca capital para frenar su declive: La venta de un gigante industrial que ya no tiene bosques
2025-08-07
Fuentes
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- Pérdidas sostenidas: La maderera acumula más de US$200 millones en pérdidas desde 2022, forzando a su controlador a buscar un socio estratégico.

- Un modelo en crisis: La estrategia de vender sus activos forestales para centrarse en la producción industrial muestra sus límites y debilidades competitivas.

- Futuro incierto: La búsqueda, a cargo de PwC, abre un debate sobre la viabilidad de industrias tradicionales y el rol del capital nacional frente a la inversión extranjera.

El anuncio y la realidad

Lo que a fines de junio se comunicó al mercado como una “búsqueda de socio estratégico para fortalecer la situación financiera”, hoy, a más de 45 días, se revela como una operación de supervivencia. Masisa, uno de los nombres históricos de la industria chilena, ha formalizado la contratación de la consultora PwC para encontrar capital fresco que le permita revertir un ciclo de pérdidas que parece no tener fin. La decisión, impulsada por su accionista controlador, el fideicomiso de origen suizo Viva Trust, no es una movida de expansión, sino la consecuencia directa de una crisis financiera que pone en jaque su modelo de negocio y su futuro.

Anatomía de una crisis: más allá de los números rojos

Para entender la urgencia, basta con mirar las cifras. Desde 2022, Masisa acumula un saldo negativo que supera los US$200 millones. El desglose es elocuente: una pérdida neta de US$167,3 millones en 2022, seguida de US$52,4 millones en 2023 y US$23,3 millones en 2024. El primer trimestre de 2025 no revirtió la tendencia, sumando otros US$4,5 millones en rojo. Estos números no son solo un mal momento; reflejan una debilidad estructural que se gestó hace casi una década.

La paradoja de Masisa es que su crisis actual es el resultado de una decisión estratégica que en su momento fue presentada como una modernización: desprenderse de sus activos forestales. Entre 2014 y 2020, la compañía vendió la totalidad de sus bosques en Chile y Argentina, apostando por un modelo de negocio “liviano en activos”. La idea era concentrarse en la producción de mayor valor agregado —tableros y revestimientos—, comprando la materia prima a terceros. Hoy, esa estrategia la deja expuesta a la volatilidad de los precios de la madera y en una posición competitiva desfavorable frente a gigantes integrados como Arauco o CMPC, que controlan toda la cadena de valor, desde el pino en el bosque hasta el producto final.

El dilema del controlador y el contexto nacional

Detrás de esta búsqueda se encuentra el fideicomiso Viva Trust, establecido por el magnate suizo Stephan Schmidheiny con fines filantrópicos para promover el desarrollo sostenible. Este origen añade una capa de complejidad a la venta. ¿Se buscará un socio que comparta ciertos valores o primará la urgencia financiera? La decisión de abrir el capital o ceder el control marca el fin de una era para un conglomerado que, tras desprenderse de sus bosques, ahora se ve forzado a desprenderse de una parte de sí mismo.

El caso de Masisa contrasta con ciertas señales de la economía chilena. Mientras la maderera lucha por su viabilidad, las cifras de comercio exterior de julio de 2025 mostraron que las importaciones de bienes de capital alcanzaron su nivel más alto en más de 12 años, un indicador que sugiere inversión y dinamismo en otros sectores. Si bien otras grandes empresas como CCU también han reportado resultados negativos, la situación de Masisa parece responder a una crisis de modelo más profunda y no solo a un ciclo económico adverso.

Una pregunta abierta sobre el futuro industrial

El proceso que hoy lidera PwC está lejos de ser una simple transacción financiera. Representa un punto de inflexión que obliga a preguntar: ¿cuál es el lugar de una industria de recursos naturales que voluntariamente renunció a su principal recurso? La historia de Masisa se ha convertido en un caso de estudio sobre los riesgos de la desintegración vertical y la dificultad de competir en mercados globales sin controlar la materia prima.

El tema, por tanto, no está cerrado. La búsqueda de un socio apenas comienza y su resultado definirá no solo el futuro de una compañía emblemática, sino que también ofrecerá pistas sobre la capacidad de la industria tradicional chilena para reinventarse o, en su defecto, para ceder el paso a nuevos actores con modelos de negocio diferentes. La pregunta ya no es solo quién pondrá el capital, sino qué proyecto industrial es viable para lo que queda de este gigante.

La historia ha madurado durante más de 45 días, mostrando una clara evolución desde un anuncio estratégico a la confirmación de una crisis financiera. Permite un análisis profundo sobre los desafíos que enfrentan las industrias tradicionales, la reconfiguración del capital nacional frente a la inversión extranjera y el fin de un modelo de negocio emblemático. El caso específico se conecta con tendencias macroeconómicas más amplias, ofreciendo un contexto completo sobre las presiones competitivas y estructurales en el panorama corporativo actual.