Lo que comenzó como una declaración aislada a principios de agosto, ha escalado hasta convertirse en una acción disciplinaria formal que expone las grietas de Renovación Nacional (RN). El 7 de agosto, el Tribunal Supremo del partido decidió suspender la militancia del senador por Magallanes, Alejandro Kusanovic, y abrir un proceso contra el histórico ex timonel, Carlos Larraín. La razón: ambos anunciaron públicamente su respaldo a la candidatura presidencial de José Antonio Kast (Partido Republicano), en desmedro de Evelyn Matthei, la carta oficial de la coalición Chile Vamos.
La medida no es solo una sanción; es una declaración de principios en un momento crítico. La directiva, liderada por Rodrigo Galilea, ha trazado una línea, priorizando la disciplina interna y la lealtad al pacto por sobre el cálculo electoral que algunos de sus militantes consideran más pragmático.
El conflicto se desató el 6 de agosto, cuando el senador Kusanovic, militante de RN desde hace apenas unos meses, declaró a La Segunda: “Voy a votar por el candidato de derecha que vaya punteando, voy a votar por Kast”. Sus críticas no se detuvieron ahí. Cuestionó directamente la campaña de Matthei, afirmando que “debió haber representado sus ideas propias y lo que ella siente, no haber sido influenciada por un grupo que viene del gobierno de Piñera. Ha estado muy dubitativa”. Para Kusanovic, Kast “tiene el carácter para enfrentar los problemas” y no está rodeado por “los mismos de siempre”. Su desafío fue explícito: “Si tengo que renunciar al partido, renunciaré”.
A sus dichos se sumaron los del expresidente de RN, Carlos Larraín, quien también transparentó su preferencia por Kast, y las ambigüedades de otros parlamentarios como el diputado Miguel Mellado, quien ante la consulta sobre su voto por Matthei respondió que “el voto es secreto”.
La reacción dentro de Chile Vamos fue inmediata y evidenció dos lógicas contrapuestas.
Este episodio no es un mero conflicto interno. Es el síntoma más visible de la reconfiguración del espectro político de la derecha chilena. El crecimiento del Partido Republicano ha generado una fuerza gravitacional que atrae no solo a votantes, sino también a militantes de los partidos tradicionales de Chile Vamos. La disyuntiva para RN es profunda: ¿debe mantener su identidad y lealtad a la coalición, arriesgando una fuga de votos hacia una derecha más dura, o debe flexibilizar sus posturas para competir en ese mismo terreno?
La suspensión de Kusanovic y el proceso contra Larraín son la respuesta del partido a esa pregunta. Por ahora, la decisión es reforzar la disciplina y cerrar filas. Sin embargo, la tensión subyacente no ha desaparecido. El debate sobre la estrategia electoral, la identidad del sector y la figura que mejor representa a la derecha sigue abierto y promete ser un factor determinante en los meses que restan para la elección presidencial.