El Consejo Previsional se Completó, Pero la Silla Vacía de 24 Horas Aún Pesa:Un error de chequeo expuso la fragilidad de los acuerdos políticos en la instalación del nuevo Fondo de Pensiones

El Consejo Previsional se Completó, Pero la Silla Vacía de 24 Horas Aún Pesa:Un error de chequeo expuso la fragilidad de los acuerdos políticos en la instalación del nuevo Fondo de Pensiones
2025-08-08
Fuentes
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  • Un nombramiento fallido: Soledad Hormazábal renunció a su cargo en el Fondo Autónomo de Protección Previsional (FAPP) menos de 24 horas después de ser ratificada por el Senado.
  • La solución expedita: El gobierno reemplazó a la candidata con Rosario Celedón, cuyo nombramiento fue unánime, calmando la crisis inmediata.
  • La lección de fondo: El episodio reveló fallas en el proceso de veto y encendió el debate sobre el equilibrio entre idoneidad técnica y el "cuoteo" político en instituciones clave.

El Consejo ya opera, la lección aún se procesa

Desde el 1 de agosto de 2025, el consejo del Fondo Autónomo de Protección Previsional (FAPP) está completo y en pleno funcionamiento. Este hito marca el inicio de operaciones de una de las instituciones más relevantes de la reciente reforma de pensiones, encargada de administrar el nuevo Seguro Social. Sin embargo, la normalidad de hoy oculta un origen turbulento. Hace dos meses, un nombramiento que duró menos de 24 horas provocó un "chascarro" institucional que, si bien fue resuelto con celeridad, dejó al descubierto las grietas del sistema de designaciones políticas y la delgada línea que separa la competencia técnica de las negociaciones de pasillo.

Crónica de un nombramiento fugaz

La historia, que se desarrolló a una velocidad vertiginosa, comenzó el 5 de junio, cuando el Senado ratificó la propuesta del Ejecutivo para nombrar a la economista Soledad Hormazábal como una de las cinco consejeras del FAPP. Su perfil, con reconocida experiencia en materia previsional, parecía idóneo. Pero al día siguiente, el 6 de junio, la noticia explotó: Hormazábal comunicaba al Ministerio de Hacienda su renuncia antes de siquiera ser nombrada oficialmente.

La razón, según informaron medios como Diario Financiero, fue una inhabilidad legal que pasó inadvertida para todos los filtros del gobierno y del Congreso. La ley prohíbe que los consejeros o sus familiares directos participen en la propiedad de una Administradora General de Fondos (AGF). El cónyuge de Hormazábal es cofundador de la AGF SoyFocus, un conflicto de interés insalvable que debió ser detectado mucho antes.

El error forzó al Ejecutivo a una rápida maniobra de control de daños. La silla, que debía simbolizar la solidez técnica de la nueva institucionalidad, quedó vacía, generando una ola de críticas sobre la "desprolijidad" del proceso.

¿Qué falló? Tres perspectivas sobre un error

El episodio, aunque breve, permite un análisis desde múltiples ángulos sobre las debilidades sistémicas en la designación de altos cargos públicos.

  1. La perspectiva del Gobierno: La administración se enfrentó a un bochorno político. La prisa por asegurar un nombre que generara consenso en el Senado parece haber primado sobre la rigurosidad del chequeo de antecedentes. Fuentes del mercado, citadas en la prensa de la época, sugieren que el foco estuvo en la negociación política para asegurar los votos, dando por sentada la idoneidad legal de la candidata. La rápida nominación de una reemplazante, Rosario Celedón, fue una jugada para cerrar la crisis y demostrar capacidad de reacción, aunque el error inicial ya había dañado la imagen de pulcritud que se buscaba proyectar.
  1. La perspectiva del Senado: La ratificación casi automática de Hormazábal demostró que el Congreso actuó más como un validador de acuerdos que como un fiscalizador riguroso. La confianza en el proceso de selección del Ejecutivo fue total, y ningún parlamentario levantó alertas. Sin embargo, una vez expuesto el error, el Senado facilitó una salida institucional. La posterior aprobación unánime de Rosario Celedón (36 votos a favor), informada por la senadora Ximena Rincón, se interpretó como un gesto de responsabilidad política para no debilitar al FAPP antes de su nacimiento.
  1. La perspectiva técnica y de mercado: El mundo financiero y de expertos lamentó la caída de Hormazábal, valorada por su especialización específica en pensiones. Su reemplazo, Rosario Celedón —exvicepresidenta de la CMF y exgerenta del Banco Central—, fue recibida con respeto por su sólida trayectoria en regulación financiera, pero algunos analistas, según recogió Diario Financiero, apuntaron a su menor experiencia directa en el ámbito previsional. Esto reabrió un debate clásico: ¿se debe priorizar al especialista de nicho, aunque sea más difícil de consensuar políticamente, o a un técnico de alto perfil con habilidades transversales que garantice una aprobación sin contratiempos? El caso dejó en evidencia que, a menudo, la balanza se inclina hacia la viabilidad política.

La solución: una nueva carta para cerrar la crisis

El 12 de junio, apenas una semana después de la renuncia, el nombre de Rosario Celedón ya sonaba con fuerza. Su oportuna renuncia a un alto cargo en el Banco Central fue la señal definitiva. El 18 de junio, el Gobierno oficializó su nominación, que transitó por el Congreso sin sobresaltos. El 30 de junio fue ratificada en la comisión de Hacienda y el 2 de julio, el pleno del Senado le dio luz verde.

Con su nombramiento, junto a los de Enrique Marshall, Rodrigo Caputo, Ricardo Matte y Soledad Huerta, el Consejo del FAPP quedó finalmente constituido, listo para iniciar sus funciones el 1 de agosto. La crisis se había cerrado en menos de un mes.

Un debate que sigue abierto

Hoy, con el FAPP en marcha, el incidente de junio parece una anécdota del pasado. Sin embargo, funciona como un recordatorio contundente. La legitimidad de las instituciones autónomas no solo depende de la calidad técnica de sus miembros, sino también de la transparencia y rigurosidad de los procesos que los instalan en el poder.

El nombramiento fallido de Soledad Hormazábal no fue una crisis de Estado, pero sí un síntoma de la persistente tensión entre el mérito y el "cuoteo". El sistema político demostró capacidad para enmendar un error grave con rapidez, pero la pregunta de fondo sigue vigente: ¿se implementarán mecanismos de veto más robustos para evitar que la confianza ciudadana en instituciones clave vuelva a ser puesta a prueba por un error evitable?

La historia encapsula la tensión estructural entre la designación política y la autonomía técnica en organismos estatales clave. Su evolución, desde una nominación controvertida hasta una renuncia abrupta y una posterior rectificación, permite analizar la fragilidad de los acuerdos políticos, el impacto del escrutinio público y la dificultad para construir confianza en instituciones de alta relevancia económica. El caso ofrece una narrativa completa con un desenlace claro, ideal para una reflexión profunda sobre la gobernanza y la calidad de las instituciones.