La paz de los vencedores: Jeannette Jara ante el desafío de unificar una izquierda fracturada

La paz de los vencedores: Jeannette Jara ante el desafío de unificar una izquierda fracturada
2025-08-08
Fuentes
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  • La victoria de Jeannette Jara, impulsada por la disciplina del Partido Comunista en una primaria de baja participación, la obliga ahora a ampliar su base de apoyo más allá de su nicho.
  • La coalición oficialista enfrenta una tregua tensa: el Socialismo Democrático exige influencia programática, el Frente Amplio procesa su derrota y la Democracia Cristiana debate su alineamiento.
  • La derecha, con Evelyn Matthei a la cabeza, reordena su estrategia para capitalizar la victoria de Jara, presentándola como una figura radicalizada y disputando el voto de centro.

A más de un mes de la contundente victoria de Jeannette Jara en las primarias oficialistas del 29 de junio, el eco de la celebración ha dado paso al complejo murmullo de la negociación política. La elección, que definió a la candidata del Partido Comunista (PC) como la abanderada única del progresismo con más del 60% de los votos, no cerró un capítulo; por el contrario, abrió un nuevo escenario cargado de desafíos internos y reconfiguraciones externas. Hoy, la pregunta ya no es quién ganó, sino cómo la ganadora logrará tejer alianzas en una coalición con heridas visibles y enfrentar a una oposición que ve en su figura una oportunidad estratégica.

El triunfo y su doble filo

El triunfo de Jara no fue una sorpresa para los analistas, pero sí la magnitud de su ventaja sobre Carolina Tohá (PPD). La clave, según diversas fuentes, estuvo en la capacidad de movilización del PC, que demostró su disciplina en una jornada con una participación de apenas 1.4 millones de personas, por debajo de las expectativas. Este origen, sin embargo, define su principal desafío. Como señaló la académica Lucía Miranda Leibe en una carta a La Tercera el 30 de junio, Jara enfrenta una doble tarea: "demostrar que su partido puede ser una opción presidenciable a la vez que derrumba los coqueteos y respaldo que puedan tener hacia regímenes dictatoriales".

El Presidente Gabriel Boric se apresuró a respaldarla, llamando a la "unidad" y afirmando que Jara "pasa de inmediato a encabezar las fuerzas del progresismo". No obstante, el camino para materializar ese liderazgo se presenta complejo.

Las fracturas de una coalición a prueba

La imagen de unidad proyectada la noche de la primaria, con Tohá y Gonzalo Winter (Frente Amplio) levantando el brazo de Jara, esconde tensiones profundas que han aflorado en las semanas siguientes. La coalición "Unidad por Chile" es hoy un mosaico de lealtades condicionadas y balances internos.

  • El Socialismo Democrático, el gran derrotado: El PPD, a través de una declaración de su Comisión Política el 6 de julio, reiteró su apoyo a la candidata, pero con una advertencia clara: es "fundamental ser parte de la elaboración del programa de gobierno", especialmente en materias de seguridad y crecimiento. La frase refleja el sentir de un sector que se siente desplazado. Guido Girardi, histórico del PPD, fue más directo días antes, al afirmar que Jara debía "reacondicionar su proyecto para el siglo 21" si quería convocar al "mundo liberal".
  • El Frente Amplio y la autocrítica pendiente: La coalición del Presidente sufrió un duro revés con el escaso 9% de su candidato, Gonzalo Winter. Diego Paulsen, jefe de campaña de Evelyn Matthei, lo calificó como un "desfonde ya sistemático del Frente Amplio". Desde el gobierno, el ministro Francisco Figueroa (FA) intentó una lectura optimista, asegurando el 6 de julio que la primaria enseñó que "la gente nos dijo que quiere diálogo y resultados y no que discutamos sobre los 30 años". Esta disonancia entre la visión externa de fracaso y la interna de aprendizaje marca el momento de reflexión que vive el conglomerado.
  • La Democracia Cristiana, el aliado esquivo: Fuera del pacto primario, la DC es una pieza clave para cualquier aspiración de centro. Sus divisiones internas son evidentes. Mientras su presidente, Alberto Undurraga, ha mostrado reticencias, voces como la de la alcaldesa de La Pintana, Claudia Pizarro, han llamado a su partido a "no tomar palco" y apoyar a Jara, declarando que "es parte de nosotros". La junta nacional del partido será decisiva para definir su postura.

La derecha reordena sus piezas

Al otro lado del espectro político, la victoria de Jara fue recibida como una oportunidad. La percepción en la oposición es que una candidata del PC facilita la tarea de aglutinar al electorado de centro y de derecha bajo la bandera del "riesgo" que representaría un gobierno comunista.

La candidata de Chile Vamos, Evelyn Matthei, reaccionó rápidamente. A fines de junio, su comando desmanteló la criticada estructura de once voceros para centralizar la comunicación en su jefe de campaña, Diego Paulsen. La estrategia es clara: polarizar la elección.

Guillermo Ramírez, timonel de la UDI, declaró el 30 de junio que "Jeannette Jara implica un riesgo para el país", acusándola de representar "lo más extremo de este gobierno". Desde el mundo empresarial, Holger Paulmann, presidente de Icare, matizó el análisis. Si bien consideró que el resultado "hace más probable que gane un candidato de derecha", también reconoció las cualidades de Jara para el diálogo y advirtió que si modera su discurso, "mejora sus chances".

El camino a noviembre: una tregua en construcción

El escenario está abierto. La victoria de Jeannette Jara en las primarias fue solo el primer paso de una larga carrera. Su principal tarea en los próximos meses no será solo convencer al país, sino primero consolidar la unidad de su propio sector. Las negociaciones para la lista parlamentaria única y la definición del programa de gobierno serán las verdaderas pruebas de fuego para una coalición que, por ahora, se mantiene unida más por la necesidad de enfrentar a un adversario común que por una convicción plenamente compartida. La paz de los vencedores es, por ahora, una tregua frágil.

El evento ha madurado lo suficiente para observar sus consecuencias directas en el reordenamiento de las fuerzas políticas. Permite un análisis profundo de la estrategia de la candidata ganadora para unificar su sector, las tensiones internas post-derrota en la coalición y la recalibración de la oposición. La historia presenta una clara evolución narrativa con debates y reacomodos que ya son visibles, ofreciendo un caso de estudio sobre liderazgo y gobernabilidad en un escenario electoral polarizado.