La coalición de gobierno elige a su candidata y abre un debate sobre su identidad: El triunfo del PC en primarias fuerza al oficialismo a redefinir su proyecto presidencial

La coalición de gobierno elige a su candidata y abre un debate sobre su identidad: El triunfo del PC en primarias fuerza al oficialismo a redefinir su proyecto presidencial
2025-08-08
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- Las primarias de junio no solo definieron una candidata, sino que expusieron la fractura ideológica entre el Socialismo Democrático y el eje PC-Frente Amplio.

- La estrategia del Socialismo Democrático de cuestionar la viabilidad electoral y el modelo del PC fracasó en las urnas, pero instaló un debate que sigue abierto.

- Con Jeannette Jara como abanderada, la coalición enfrenta el desafío de unificar dos proyectos de izquierda que se mostraron antagónicos durante la campaña.

La tregua incómoda: ¿Qué queda después de la batalla?

A más de un mes de las primarias presidenciales del oficialismo, el resultado electoral del 29 de junio parece claro: Jeannette Jara, la carta del Partido Comunista (PC), es la candidata única de la coalición de gobierno. Sin embargo, el verdadero desenlace de esa contienda no fue solo un nombre en la papeleta, sino la exposición pública de una profunda fractura ideológica que hoy obliga al sector a una compleja redefinición. La "guerra de las dos almas" de la izquierda chilena, lejos de resolverse, entró en una nueva fase: una tregua incómoda donde los adversarios de ayer deben construir un proyecto común.

La tensión, que se venía gestando en los pasillos de La Moneda, estalló el 6 de junio. La presidenta del Partido Socialista (PS), Paulina Vodanovic, marcó la primera línea de batalla al diferenciar entre una "izquierda seria", preocupada por "la universalidad de los problemas", y una "izquierda woke" o "identitaria", en una clara alusión al Frente Amplio (FA) y, por extensión, a los sectores más renovadores de la coalición. Esta declaración no fue un desliz, sino el prólogo de la estrategia que adoptaría el Socialismo Democrático (PPD, PS, PR, PL): presentarse como la única fuerza capaz de garantizar gobernabilidad y derrotar a la derecha.

Tres ejércitos en un mismo campo

La campaña se convirtió rápidamente en un campo de batalla de tres frentes, donde las lealtades de gobierno se subordinaron a la necesidad de marcar diferencias.

  1. El Socialismo Democrático y la tesis del riesgo: La candidatura de Carolina Tohá (PPD) se erigió sobre la base de la experiencia y la moderación. Su comando, y figuras como el presidente del PPD, Jaime Quintana, advirtieron sobre los peligros de un eventual gobierno comunista, calificándolo como un "riesgo innecesario" con un programa económico de "corte kirchnerista". La ofensiva se intensificó en la recta final. El 19 de junio, Tohá fue explícita: "No soy partidaria que el Partido Comunista gobierne al país". El argumento central era pragmático: una candidata del PC tendría un "techo electoral" que le entregaría la victoria a la derecha. Esta estrategia, sin embargo, no solo apuntaba al PC. La franja electoral de Gonzalo Winter (FA) fue criticada por Tohá por usar "caricaturas" del pasado, evidenciando una desconfianza transversal.
  1. El PC y la defensa de la identidad: La respuesta del Partido Comunista y sus aliados fue calificar la ofensiva como "prejuicios" y "anticomunismo". Su presidente, Lautaro Carmona, insistió en que "la unidad es un punto de encuentro entre distintos" y no requiere "renuncias de identidad". La candidata Jeannette Jara mantuvo un tono más conciliador, llamando a "elevar el nivel del debate", pero la tensión era palpable. Internamente, el PC también navegaba sus propias aguas turbulentas. Mientras Jara buscaba moderar su discurso —llegando a reconocer vulneraciones a los DD.HH. en Cuba—, figuras como Carmona y Daniel Jadue mantenían una línea más ortodoxa, generando visibles discrepancias. La jefa de bancada del PC, Lorena Pizarro, acusó directamente a Tohá de "anticomunismo" y defendió el rol de Jadue, a quien la propia Jara había mantenido a distancia.
  1. El Frente Amplio y la disputa por la hegemonía: Atrapado entre las dos fuerzas históricas, el FA se posicionó como el proyecto de futuro frente a un Socialismo Democrático que, según el jefe de bancada Jaime Sáez, debía "hacerse cargo de su falta de proyecto político". Para el FA, los ataques eran una señal de su creciente influencia. "El Quijote decía que cuando los perros ladran, era porque uno estaba avanzando", afirmó Sáez. Pese a un discurso conciliador en su cierre de campaña, el pobre resultado de Winter y las posteriores fugas de diputadas como Marcela Riquelme y Consuelo Veloso, quienes criticaron los "conflictos internos" del partido, sugieren que la contienda también tuvo un alto costo para ellos.

El día después: Unir los pedazos

El triunfo de Jeannette Jara desarticuló la premisa central del Socialismo Democrático sobre su inviabilidad electoral. La noche del 29 de junio, Carolina Tohá acudió al comando de Jara para la foto de unidad, pero días después anunció su retiro de la "primera línea" política, una decisión que generó incomodidad en sus propias filas y motivó llamados, incluso desde el PC, para que se sumara activamente a la campaña.

Ahora, el oficialismo enfrenta el desafío de construir un programa único a partir de propuestas que se presentaron como antagónicas. La discusión sobre el carácter "marxista" de Jara, planteada por el senador PC Daniel Núñez a inicios de julio, fue rápidamente contenida por el resto de la coalición. "No va a imperar una sola posición", aseguró el presidente del Partido Liberal, Juan Carlos Urzúa, reflejando el esfuerzo colectivo por gestionar la disonancia.

La primaria de junio de 2025 no fue solo una elección. Fue un debate público y descarnado sobre la identidad y el futuro de la izquierda chilena. Aunque hoy existe una candidata única, la pregunta sobre si dos proyectos tan disímiles pueden coexistir y liderar el país sigue sin respuesta. La campaña presidencial que se avecina pondrá a prueba no solo la capacidad de Jeannette Jara para convocar a una mayoría nacional, sino la voluntad de una coalición para sanar las heridas que ella misma se infligió.

La historia permite analizar en profundidad las tensiones ideológicas y de poder subyacentes en una coalición gobernante durante un proceso electoral clave. Al haber transcurrido más de un mes desde su clímax, es posible examinar la evolución de las narrativas, las estrategias de los actores y las consecuencias a mediano plazo en el reordenamiento del espectro político, superando la inmediatez de la contienda para ofrecer un análisis estructural sobre la identidad y viabilidad de un proyecto político.

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