Han pasado poco más de 60 días desde que el mundo contuvo la respiración durante la llamada "Guerra de los 12 Días". Lo que comenzó el 12 de junio como un "ataque preventivo" de Israel contra Irán, escaló hasta una intervención militar directa de Estados Unidos y concluyó abruptamente el 23 de junio con un alto al fuego anunciado por Donald Trump. Hoy, con la distancia del tiempo, los hechos revelan menos una guerra convencional y más la ejecución de una nueva y audaz doctrina de política exterior: la diplomacia del shock, donde la fuerza militar no es el último recurso, sino la herramienta de apertura para una negociación impuesta.
El 12 de junio de 2025, Israel lanzó una ofensiva contra objetivos nucleares y militares en Irán. La Casa Blanca se desmarcó rápidamente, calificando la acción de "unilateral". El secretario de Estado, Marco Rubio, declaró: "No participamos en ataques contra Irán". Sin embargo, esta postura duró poco. En los días siguientes, mientras Irán respondía con misiles y declaraba tener "control completo sobre los cielos" de Israel, la administración Trump orquestaba un despliegue militar masivo en la región, movilizando aviones de combate, bombarderos y portaaviones.
El punto de inflexión fue la abrupta salida de Trump de la cumbre del G7 el 18 de junio. "En cuanto me vaya de aquí, haremos algo", declaró enigmáticamente. La retórica se endureció. Trump exigió la "rendición incondicional" de Teherán, mientras el ayatolá Alí Jamenei respondía que "la batalla comienza". Pese a que la Casa Blanca comunicó el 19 de junio que Trump se tomaría "dos semanas" para decidir, los planes ya estaban en marcha.
La noche del 21 de junio, la ambigüedad terminó. La "Operación Martillo de Medianoche" se ejecutó con una precisión devastadora. Bombarderos B-2 Spirit, en una misión de 37 horas sin escalas, lanzaron bombas antibúnker GBU-57 sobre la instalación subterránea de Fordow. Simultáneamente, submarinos atacaron con misiles Tomahawk las plantas de Natanz e Isfahán. El Pentágono describió los daños como "extremadamente severos".
Trump, en un discurso a la nación, celebró un "éxito militar espectacular" y declaró que las instalaciones nucleares iraníes habían sido "completa y totalmente destruidas". Advirtió que, si la paz no llegaba rápido, quedaban "muchos objetivos restantes". La acción, sin embargo, fue presentada por su gobierno no como un acto de guerra, sino como una intervención quirúrgica. "No estamos en guerra con Irán, estamos en guerra contra el programa nuclear de Irán", afirmó el vicepresidente JD Vance, una distinción que generó un profundo debate internacional y local.
La intervención estadounidense generó una fractura global y doméstica inmediata.
Cuando el mundo esperaba una represalia iraní a gran escala y una posible guerra regional, Trump volvió a sorprender. El 23 de junio, apenas 12 días después del primer ataque israelí, anunció en su red social Truth Social un "alto el fuego completo y total" entre Israel e Irán. La guerra había terminado antes de que muchos analistas consideraran que había empezado formalmente.
El conflicto no concluyó con un tratado negociado durante meses, sino con una paz impuesta bajo la amenaza creíble de una aniquilación mayor. La administración Trump demostró que estaba dispuesta a usar una fuerza abrumadora para desmantelar una amenaza percibida y, acto seguido, ofrecer una salida para evitar un conflicto prolongado. Incluso, días después del ataque, Trump sugirió un "cambio de régimen" si Irán no lograba ser "grande de nuevo", mezclando la oferta de paz con la amenaza existencial.
El resultado, dos meses después, es una calma tensa. El programa nuclear iraní ha sido retrasado significativamente, según estimaciones israelíes y estadounidenses. Sin embargo, el precedente de la "Operación Martillo de Medianoche" ha dejado un legado de incertidumbre. La diplomacia tradicional fue sustituida por una demostración de poderío militar que redibujó las reglas del juego en Medio Oriente, dejando una pregunta abierta: ¿Es sostenible una paz construida sobre los cimientos de la amenaza?