Europa paga y se arma por su cuenta: La OTAN se transforma bajo la presión de Estados Unidos

Europa paga y se arma por su cuenta: La OTAN se transforma bajo la presión de Estados Unidos
2025-08-09
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  • El nuevo objetivo de gasto del 5% del PIB en defensa no es solo una cifra, sino el catalizador de un nuevo paradigma de seguridad en Europa.
  • Ante la incertidumbre sobre el compromiso de Washington, potencias como Francia, Reino Unido y Alemania han forjado pactos de defensa bilaterales sin precedentes, buscando una autonomía estratégica.
  • La ayuda a Ucrania ahora opera bajo una lógica transaccional: Europa financia, Estados Unidos provee, redefiniendo la naturaleza de la alianza transatlántica.

A dos meses de la cumbre de la OTAN en La Haya, lo que en junio parecía una tensa negociación presupuestaria se ha revelado como el punto de partida de una reconfiguración histórica de la seguridad europea. La exigencia del presidente estadounidense Donald Trump de que los aliados destinen el 5% de su PIB a defensa no solo fue acatada, sino que desató una serie de movimientos que apuntan a una Europa militarmente más autónoma, obligada a reinventarse a la fuerza.

El ultimátum que cambió las reglas

El 25 de junio, en La Haya, se formalizó el nuevo “Compromiso de Defensa”. La meta del 5% del PIB para 2035, dividida en un 3,5% para capacidades militares y un 1,5% para seguridad ampliada, marcó el fin de una era. La retórica de Trump, que llegó a amenazar a España con represalias comerciales por su reticencia a comprometerse con la cifra completa, dejó claro que el paraguas de seguridad estadounidense ya no era incondicional, sino transaccional.

El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, intentó negociar una excepción, argumentando que con un 2,1% del PIB se cumplían los requerimientos técnicos. La respuesta de Trump fue tajante: “Les vamos a hacer pagar el doble”. Esta confrontación pública no fue un mero exabrupto, sino la manifestación de una nueva doctrina donde la lealtad se mide en cifras y los compromisos históricos son revisables. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, validó la postura estadounidense al afirmar que la meta era para “todos los otros aliados”, dejando a España en una posición incómoda y evidenciando el cambio en el equilibrio de poder interno de la alianza.

La respuesta europea: autonomía por necesidad

Lejos de una simple sumisión, la presión de Washington provocó una reacción en cadena en las capitales europeas. Si la garantía estadounidense ya no era segura, Europa debía construir la suya. Lo que siguió fue una serie de acuerdos bilaterales que, en otras circunstancias, habrían sido impensables.

El 10 de julio, Francia y el Reino Unido, las dos potencias nucleares del continente, firmaron la Declaración de Northwood. Por primera vez, acordaron coordinar sus arsenales atómicos y crear un grupo de supervisión conjunta. Este pacto, forjado fuera de las estructuras de la UE y la OTAN, es una clara señal de que Europa busca una capacidad de disuasión propia, un último recurso estratégico que no dependa de la Casa Blanca.

Una semana después, el 17 de julio, el Reino Unido y Alemania sellaron el Tratado de Kensington, un pacto de defensa mutua que, si bien replica la cláusula de defensa colectiva de la OTAN, la refuerza a nivel bilateral. El acuerdo busca, además, integrar sus industrias de defensa, reconociendo que el rearme europeo requiere una base industrial sólida y coordinada.

Estos movimientos consolidan el llamado “E3” (Francia, Reino Unido y Alemania) como el nuevo motor de la defensa europea. Es una respuesta pragmática: cumplen con la exigencia de Trump de gastar más, pero lo hacen invirtiendo en estructuras que les otorgan mayor independencia a largo plazo.

Ucrania y el nuevo modelo de alianza

El cambio de paradigma se materializó en la nueva estrategia de ayuda a Ucrania, anunciada por Trump el 14 de julio. Bajo el lema “Europa pagará, Estados Unidos proveerá”, Washington se compromete a suministrar armamento avanzado, como los sistemas Patriot, pero solo si los aliados europeos financian la compra.

La OTAN, adaptándose a su nuevo rol, coordinará la logística de estas entregas a través de su misión NSATU. Este modelo redefine la alianza: Estados Unidos se posiciona como el “arsenal de la democracia” a sueldo, mientras Europa asume la carga financiera directa de la seguridad en su vecindario. Es la formalización de una relación basada más en intereses calculados que en valores compartidos.

La visión desde fuera: un mundo que se polariza

Mientras Occidente se reconfiguraba, otras potencias observaban con recelo. En la Cumbre de los BRICS celebrada en Río de Janeiro a principios de julio, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, criticó duramente el aumento del gasto militar de la OTAN. “Siempre es más fácil invertir en la guerra que en la paz”, declaró, enmarcando el rearme occidental como una amenaza a la estabilidad global y un desvío de recursos que podrían destinarse al desarrollo.

La declaración final del bloque, que incluye a potencias como China, Rusia e India, condenó las sanciones unilaterales y las intervenciones militares, posicionándose como un contrapeso a un orden mundial que perciben como dominado por los intereses de Washington. Esta perspectiva evidencia una creciente fractura geopolítica, donde la reinvención forzada de la OTAN es vista no como un fortalecimiento de la seguridad, sino como un paso más en la escalada de tensiones globales.

El debate, por tanto, no está cerrado. Europa ha iniciado un camino incierto hacia la autonomía estratégica, empujada por un aliado impredecible. Las consecuencias de esta transformación, que redefine décadas de doctrina de seguridad, apenas comienzan a vislumbrarse.

La historia presenta una clara evolución narrativa con consecuencias geopolíticas significativas y visibles. A partir de una presión inicial, se observa una reconfiguración estratégica de alianzas militares históricas, permitiendo un análisis profundo sobre el futuro de la seguridad transatlántica, la soberanía europea y el rol de las potencias en un nuevo orden mundial. El tema ha madurado lo suficiente para ofrecer un contexto completo y múltiples perspectivas.