Labubu ya no es un juguete: Es un indicador de la nueva economía de la escasez y el deseo

Labubu ya no es un juguete: Es un indicador de la nueva economía de la escasez y el deseo
2025-08-11
Fuentes
cooperativa.cl elpais.com www.biobiochile.cl www.latercera.com

- De accesorio viral a activo de especulación.

- La escasez artificial y el FOMO (miedo a quedarse fuera) como motor económico.

- El robo en Los Ángeles marca el paso del coleccionismo al mercado negro.

Fase 1: El chispazo viral

Lo que comenzó en mayo de 2025 como una tendencia tierna en redes sociales, hoy, tres meses después, es un fenómeno completamente distinto. Labubu, el muñeco de plástico con dientes y orejas de conejo, ya no es solo un accesorio para mochilas. Su historia revela cómo se construye valor en el siglo XXI.

El modelo fue simple y efectivo. El artista Kasing Lung diseñó el personaje en 2015. En 2019, la empresa china Pop Mart lo masificó usando una estrategia clave: las cajas misteriosas. Nadie sabía qué versión del muñeco compraba hasta abrir el paquete. Este elemento de azar transformó la compra en un evento, un ritual perfecto para ser grabado y compartido en TikTok e Instagram. El "unboxing" se convirtió en contenido viral.

Influencers, desde estrellas globales del K-Pop hasta figuras locales como Michelle Carvalho, lo adoptaron. El muñeco se volvió un símbolo de estatus y pertenencia. La demanda no respondía a una necesidad, sino al miedo a quedarse fuera de la conversación cultural. El precio en Chile, entre $30.000 y $50.000, ya era una señal de que no era un juguete común.

Fase 2: La burbuja especulativa

El valor de Labubu dejó de tener relación con su costo de producción. Pasó a ser un activo especulativo. Su precio se rige por la misma lógica que las zapatillas de edición limitada o los NFT: escasez artificial y demanda colectiva. Se creó un mercado secundario donde los modelos más raros se revendían por múltiplos de su valor original.

Este mercado se alimenta de una "nostalgia instantánea". La gente siente nostalgia por un objeto que se volvió popular hace apenas semanas. Es un ciclo de consumo acelerado. La conversación dejó de ser sobre la ternura del muñeco y pasó a ser sobre su potencial de reventa.

La reacción de la influencer Lisandra Silva en julio fue un punto de inflexión. Al atribuirle pesadillas y "malas energías", demostró la intensa carga emocional que los dueños proyectaban en el objeto. Ya sea por amor o por miedo, el muñeco había trascendido su materialidad. Era un fetiche cultural con un valor simbólico y, cada vez más, económico.

Fase 3: La consecuencia criminal

El robo de 7.000 dólares en muñecos Labubu en Los Ángeles a principios de agosto es la validación final de su estatus como mercancía. Cuando un objeto se convierte en objetivo de un robo planificado, deja de ser un simple coleccionable. Ingresa oficialmente al mercado negro.

Este hecho confirma que el valor especulativo de Labubu es lo suficientemente alto y líquido como para justificar un riesgo criminal. La ternura del muñeco se enfrenta ahora a la dura realidad de la delincuencia. El fenómeno completó su ciclo: de objeto de deseo a bien transable y, finalmente, a botín.

Tres escenarios de futuro para el fenómeno Labubu

  1. El estallido de la burbuja (Futuro probable): Como los tulipanes en el siglo XVII o los Beanie Babies en los 90, la moda pasará. La sobreproducción, las falsificaciones y el agotamiento del interés harán que los precios se desplomen. Quienes compraron en el peak de la especulación perderán su inversión. El Labubu quedará como un recuerdo de la irracionalidad de los mercados virales.
  1. La consolidación de nicho (Futuro posible): El mercado masivo se desinfla, pero un núcleo de coleccionistas serios mantiene el valor de las piezas más raras. Labubu no desaparece, sino que se convierte en un objeto de culto, similar a los art toys de artistas como KAWS. La marca podría introducir sistemas de autenticación para proteger este mercado de élite. El valor se estabiliza, pero para una minoría.
  1. La "Labubización" de la cultura (Futuro latente): El éxito de Labubu no será un caso aislado, sino un modelo de negocio a replicar. Veremos a más marcas aplicar la fórmula: diseño atractivo + escasez programada + gamificación (cajas misteriosas) + marketing viral. Cualquier objeto, sin importar su utilidad, podrá ser convertido en un activo especulativo. Este escenario apunta a una hipermercantilización de las tendencias culturales, donde el valor ya no reside en el objeto, sino en la velocidad y alcance de su viralización.
La historia presenta una narrativa completa y madura, con un origen claro, un desarrollo visible y consecuencias tangibles que van de lo cultural a lo delictual. Permite analizar en profundidad fenómenos contemporáneos como la viralidad, la economía de la escasez artificial, el consumismo impulsado por redes sociales y la especulación sobre bienes efímeros. La evolución del tema, desde un simple juguete de moda hasta el objetivo de robos millonarios, ofrece un caso de estudio sobre cómo se construye y se pervierte el valor en la sociedad actual, generando una reflexión crítica sobre las nuevas lógicas del deseo y la propiedad.