
Un sistema sanitario bajo presión: más que un problema puntual
Desde finales de 2023, la sanidad pública andaluza ha estado inmersa en una crisis que ha ido más allá de la polémica inicial por los retrasos en los cribados de cáncer de mama. Este escándalo, que puso rostro a miles de mujeres afectadas por diagnósticos tardíos, ha desvelado un entramado de problemas estructurales: saturación en atención primaria, listas de espera crecientes, falta de personal y una gestión administrativa rígida y poco eficiente.
Las manifestaciones masivas que se han sucedido en todas las capitales andaluzas —con convocatorias que reunieron entre 10.000 y 30.000 personas— no solo expresan el descontento con los cribados, sino con un sistema que para muchos usuarios y profesionales ha dejado de cumplir su función esencial. La sensación de deterioro, denunciada por sindicatos y trabajadores sanitarios, se mezcla con la pérdida de confianza en las autoridades responsables.
El presidente Moreno en la encrucijada: gestión, política y futuro electoral
Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta de Andalucía desde 2019, ha reconocido públicamente fallos en la gestión sanitaria, admitiendo que "no se han conseguido los objetivos marcados" y que el sistema requiere un nuevo modelo más ágil y centrado en el paciente. Sin embargo, su respuesta ha sido percibida como insuficiente por sectores críticos, que apuntan a una falta de liderazgo y empatía, ejemplificada en la polémica gestión de sus consejeros de Salud.
El cambio del liderazgo en la Consejería de Salud, con la llegada de Antonio Sanz —gestor político sin experiencia sanitaria—, ha generado dudas sobre la capacidad del Ejecutivo para afrontar la crisis con la profundidad requerida. La oposición y los sindicatos reclaman una figura con conocimiento técnico y sensibilidad social, en la línea de una "María Jesús Montero" andaluza, capaz de entender tanto la complejidad del sistema como las necesidades de los pacientes.
Perspectivas encontradas: voces desde la política, la sociedad y la sanidad
La crisis sanitaria ha evidenciado la fragmentación política en Andalucía. Desde la derecha, el PP intenta mantener un discurso de gestión y mejora gradual, mientras que Vox aprovecha la situación para polarizar el debate, vinculando la crisis con la inmigración y la inseguridad, lo que ha tensionado aún más el clima político. Por su parte, la izquierda y sindicatos critican la privatización progresiva y la falta de inversión real en el sistema público.
En la sociedad civil, asociaciones como Amama —que agrupa a mujeres afectadas por el escándalo de los cribados— han logrado visibilizar el sufrimiento real detrás de las cifras y han impulsado una movilización inédita en defensa de la sanidad pública. Sin embargo, persisten las dudas sobre la transparencia en la gestión y el alcance real de las medidas anunciadas.
Verdades que emergen y consecuencias a mediano plazo
El análisis de estos meses deja claras varias verdades incómodas: la crisis sanitaria andaluza no es un problema aislado ni reciente, sino el resultado de años de inercia, falta de inversiones estructurales y decisiones políticas que han priorizado la gestión económica sobre la calidad asistencial.
Además, el escándalo de los cribados ha sido la punta del iceberg que ha destapado un sistema al borde del colapso, con consecuencias directas en la salud y confianza de la población. La gestión política, marcada por cambios frecuentes en la cartera de Salud y la ausencia de un liderazgo sólido, ha complicado la respuesta.
De cara a las elecciones autonómicas previstas para junio de 2026, la sanidad pública se ha consolidado como un tema central que puede definir el futuro político de Andalucía. La presión social y la movilización ciudadana exigen respuestas concretas y sostenibles, más allá de medidas de emergencia o discursos electorales.
En conclusión, la crisis sanitaria andaluza es un desafío que trasciende lo coyuntural y obliga a repensar el modelo de salud pública desde una perspectiva integral, que combine gestión eficiente, inversión adecuada y un compromiso político auténtico con los derechos y necesidades de la ciudadanía. El camino hacia la recuperación será largo y requerirá no solo voluntad política, sino también la participación activa de todos los actores sociales.
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Fuentes: EL PAÍS (varios artículos entre septiembre y noviembre 2025), testimonios de manifestantes y profesionales sanitarios, declaraciones oficiales de la Junta de Andalucía, análisis políticos y sociales.