Rodrigo Paz asume la presidencia de Bolivia: fin de un ciclo y comienzo de incertidumbres

Rodrigo Paz asume la presidencia de Bolivia: fin de un ciclo y comienzo de incertidumbres
Internacional
América Latina
2025-11-11
Fuentes
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- Fin de 20 años del MAS tras la salida de Evo Morales y Luis Arce.

- Promesas de cambio radical con un centrista que apuesta por el "capitalismo para todos".

- Crisis económica y social como telón de fondo, con deuda millonaria y escasez de combustibles.

El 8 de noviembre de 2025, Rodrigo Paz Pereira tomó juramento como presidente de Bolivia, marcando un hito que pone fin a dos décadas dominadas por el Movimiento al Socialismo (MAS), que gobernó bajo la batuta de Evo Morales y Luis Arce.

Con un 54,57% de los votos en una inédita segunda vuelta, Paz derrotó al exmandatario conservador Jorge "Tuto" Quiroga, cerrando un ciclo político que transformó radicalmente el país desde 2006.

Un nuevo liderazgo en un país devastado

Desde su investidura, el nuevo mandatario no ocultó la magnitud de la crisis que enfrenta Bolivia.

"El país que recibimos está devastado, con la peor crisis de las últimas cuatro décadas y una deuda que supera los 40 mil millones de dólares", afirmó Paz en su discurso inicial.
Denunció la gestión anterior como responsable de la caída económica, la escasez de divisas y combustibles, y la inflación galopante que supera el 23% interanual. La promesa de un "capitalismo para todos" apunta a una apertura económica, reducción de impuestos y créditos accesibles para emprendedores, en clara oposición a las políticas estatistas del MAS.

Pluralidad de perspectivas y tensiones latentes

El cambio político ha generado diversas reacciones. Desde la derecha, figuras como el gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, celebraron el fin de la hegemonía izquierdista. En contraste, sectores sociales tradicionalmente vinculados al MAS expresaron incertidumbre y preocupación por la continuidad de políticas sociales.

El vicepresidente electo, Edmand Lara, exoficial de policía y aliado clave, afirmó: "Los ministros tienen que mostrar el rostro del pueblo, no solo corbatuditos. Nuestra gestión debe ser cercana a la gente humilde".

Sin embargo, la ausencia de mayoría parlamentaria para Paz implica que la gobernabilidad dependerá de acuerdos con fuerzas políticas diversas, incluyendo bloques que no necesariamente comparten su visión económica o social. El analista Daniel Zovatto advierte que sin pactos amplios, Bolivia podría enfrentar inestabilidad institucional.

Contexto histórico y desafíos estructurales

El ascenso de Paz sucede tras un proceso electoral marcado por la inédita segunda vuelta, un mecanismo constitucional vigente desde 2009 pero nunca antes aplicado para la presidencia. Su triunfo refleja un giro hacia el centro político, con un líder que combina un perfil tecnocrático con raíces en la Democracia Cristiana y una trayectoria ligada al departamento de Tarija.

No obstante, el desafío es mayúsculo: reactivar una economía en recesión, superar la escasez de combustibles que ha paralizado actividades básicas y enfrentar una crisis social que ha dejado a amplios sectores en situación de vulnerabilidad.

La sombra de Jeanine Áñez y la reconciliación pendiente

En paralelo, la liberación y aparición pública de la expresidenta interina Jeanine Áñez, tras la anulación de su condena por el llamado caso "golpe de Estado II", añade un matiz político complejo. Áñez deseó "suerte y sabiduría" al nuevo Gobierno, pero su paso por la prisión y el proceso judicial resuenan como un recordatorio de las heridas abiertas en la transición política boliviana.

Constataciones finales

Este cambio de mando es más que un relevo presidencial: simboliza la ruptura de un ciclo político que marcó profundamente a Bolivia. La narrativa oficial de "reparar los errores del pasado" se enfrenta a la dura realidad económica y social que el nuevo Gobierno debe encarar con pragmatismo.

La pluralidad de voces y tensiones evidencian que la Bolivia de Rodrigo Paz está lejos de ser un país reconciliado y estable. La capacidad de su administración para construir consensos y responder a las demandas urgentes será clave para evitar que la esperanza se transforme en frustración. La historia reciente muestra que el país ha transitado por episodios de polarización y crisis institucionales que aún no se han resuelto.

En suma, Bolivia inicia un ciclo político distinto, pero el camino hacia la estabilidad y el desarrollo sostenible está plagado de desafíos que pondrán a prueba la habilidad y voluntad del nuevo Gobierno y sus aliados.